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SU TESTIMONIO FUE ESENCIAL. MANDÓ A LA CÁRCEL A MÁS DE 400 GÁNSTERES
detenido y extraditado a Italia, y pasó los ocho años siguientes en prisiones sicilianas y turinesas antes de escapar de nuevo a Sudamérica. Fue allí donde, ya en los 80, desilusionado después de años de arrestos, huidas, sentencias de cárcel y muertes de varios de sus amigos y familiares –los restos de dos de sus hijos fueron hallados disueltos en ácido–, aceptó cooperar.
En cuanto decidió empezar a cantar, no hubo quien lo detuviera: lo hizo sin parar durante 45 días para dar nombres, relatar crímenes y detallar los mecanismos de un sistema de poder que, a través de la corrupción y el asesinato, había logrado infiltrarse en las altas esferas del poder político en Italia y extender su influencia por todo el mundo.
Su testimonio fue esencial en varios juicios –entre ellos el conocido como
considerado el golpe más contundente contra la mafia en toda su historia– que resultaron en el ingreso en prisión de más de 400 gánsteres y en los procesamientos de quienes fueran primeros ministros italianos Bettino Craxi y Giulio Andreotti; el primero fue condenado in absentia a 10 años de cárcel; el segundo se las arregló para ser absuelto.
La Mafia, claro, no se quedó de brazos cruzados. Dos meses después del atentado mortal contra Falcone, fue asesinado otro juez, Paolo Borsellino, y muchos de sus colegas tuvieron que acostumbrarse a vivir hasta el resto de sus días escoltados, y aterrorizados.
GURÚ DE LA MODA
Después de aquello, decimos, Buscetta se convirtió en una celebridad y hasta en gurú del mundo de la moda. En 1994, la firma Dolce & Gabbana lanzó una colección inspirada en él; incluía trajes negros a rayas, zapatos brillantes y puntiagudos y gigantescas gafas de sol. Mientras tanto, vivió sus últimos años bajo una identidad falsa y férreamente custodiado, llevando una vida tranquila. Pasaba el tiempo cocinando recetas palermitanas para sus familiares y sus guardaespaldas; por Navidad se vestía de Papá Noel para sus hijos. Murió el 2 de abril del 2000, a los 71 años. No lo mató la mafia, sino el cáncer.
Tras conocerse la noticia, la prensa y los agentes de la ley lo describieron como un héroe. Sí, Buscetta había cometido crímenes terribles, y en una ocasión llegó a confesar que matar a tiros a otro hombre le resultaba «liberador»; pero al mismo tiempo él solo hizo más daño al crimen organizado que cualquier cuerpo de policía. En los bajos fondos de Palermo, la palabra buscetta sigue siendo usada a modo de insulto. —