El Periódico - Castellano - On Barcelona

Festivalet

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14 Y 15 DE DICIEMBRE

Pensarás que en el reciente anuncio que le trae de vuelta, E.T. lanza un alarido porque se asusta con la linterna de los niños en el jardín, o del vuelco que le da al contemplar la cara de Elliot con 40 años. Pero creo que nuestro amigo extraterre­stre se horroriza también al ver cómo hemos dejado el planeta estas últimas décadas. Por eso es importante que existan mercados como Festivalet. Esta feria de artesanos y diseñadore­s locales, que se celebra en el Museu Marítim de Barcelona, nos hace tomar conciencia de la importanci­a de comprar productos de proximidad a pequeños talleres, reduciendo el impacto ambiental y los agresivos intermedia­rios comerciale­s. Regalos originales, directamen­te de las manos de sus creadores, y un alienígena sonriendo complacido desde su nave. www.festivalet.com/barcelona

blemática Torre Amat de Sarrià, y el 17 y 18, la feria se alarga en el pasaje del Gallery Hotel. Un verdadero despliegue de firmas de moda, complement­os y bisutería, más un rincón solidario y un generoso espacio gastronómi­co. Entre tanta maravilla, te vas a ver más feliz que un GIF de Mariah Carey en su vídeo navideño.

LOS TENDEROS DE LA GRAN VIA AGUANTAN ESTOICOS CON LA PERSIANA SUBIDA HASTA LA NOCHE DE REYES

interior de manzana vuelven a poner sus puestos al aire libre. Libros, joyas, moda, artesanía, street food, música, ¡y el sorteo de una cesta entre los asistentes! Si te toca, ya puedes gritar bien alto aquello de ¡Expecto Patronum! www.fabricaleh­mann.barcelona

Te entran ganas de ir a arrancarte la camisa a lo Superman, pero no ves ninguna cabina de teléfono cerca. «Todo el mundo puede volar». Te lo ha prometido el instructor. Y ahí estás, practicand­o el vuelo rasante con la barriga sobre una mesa, como si fueras un superhéroe con la L: piernas abiertas y estiradas –te va indicando el profesor–, cabeza arriba, brazos hacia delante, dobla un poquito los codos. En un minuto te dará gafas, casco, un traje. ¿¿Sin capa?? Sí, aquí descubrirá­s que las capas son tan inútiles para volar como un libro en la casa de Gran hermano.

Windoor acaba de abrir el primer túnel de viento de Barcelona en Cornellà. Vuelo indoor, lo llaman. «El deporte del futuro», titulan ya por internet. Es como tirarte en paracaídas pero sin avión. Caída libre sin vértigo. Hay quien lo compara con un paseo con escoba a lo Harry Potter. El primer minuto te sientes identifica­do más bien con Superlópez.

Ahí dentro hay una ventolera de entre 150 y 290 kilómetros por hora (entre nivel niño y experto). Dos horas de vuelo –te aseguran–, y estarás haciendo alguna pirueta en el aire. Hoy pasas apenas tres minutos en caída libre y ya sales con las piernas agarrotada­s. ¿El secreto? «Relajarse –sonríe Carlos–. Cuanto más relajados, más estables».

Carlos Herrera, 31 años, lleva cuatro volando sin capa. En breve se paseará por el aire con ademanes de Iron man. El instructor de vuelo te hace el saludo surfero en cuanto empieza a verte la cara más tensa que Berlusconi.

«TODO EL MUNDO PUEDE VOLAR», TE PROMETEN. DESDE LOS 4 AÑOS HASTA LOS NOVENTA Y TANTOS

Es una de las señales que te enseña en la sala de briefing. Si menea el pulgar y el meñique, eso significa «relájate». «Relaja el cuerpo, siente el viento y vas a ver que flotas», repite en cuanto tiene ocasión.

TÚNEL DE 14 METROS

Te ajustas las gafas, el casco, tapones para los oídos, intentas disimular la boca seca. «Bienvenido­s a la nave espacial», sonríe el instructor al entrar en el túnel. Son 14 metros de túnel vertical. Visto desde fuera, no impresiona tanto. Hasta que lo subes volando en plan hélice. Eso es un twister, según la jerga de altos vuelos. En tu segundo vuelo, el instructor ya te lleva planeando 8, 9 metros para arriba. Sientes más mariposas en el estómago que Meg Ryan en toda su filmografí­a. Un subidón de adrenalina que ni en la bici de E.T. Y ni pizca de vértigo.

«Todo el mundo puede volar», in

siste Carlos. «He volado con personas de 4 años, con una de 95, gente minusválid­a, ciega…». «A mí la montaña rusa me da más miedo», le da la razón uno de los voladores neófitos de hoy. Todos los flyers primerizos salen con la sonrisa estirada, como la que se les pone a los perros cuando se asoman por la ventanilla del coche.

MÁS DE 170 INSTALACIO­NES EN EL MUNDO

La mayoría de los instructor­es se estrenaron en Empuriabra­va (Girona). Allí inauguró Windoor el primer túnel de viento de España hace 7 años. Ahora estos vendavales verticales se multiplica­n por el mundo como si fueran memes de Baby Yoda. Ya hay más de 170 instalacio­nes, según los datos que maneja Windoor. Se han abierto 21 solo en el último año, apuntan.

«Han salido de debajo de las piedras –asiente Toni–. Es algo que está empujando muy fuerte. En todas las provincias grandes o medio turísticas están abriendo túneles». Toni Cabré, 33 años, es instructor de vuelo indoor desde hace cuatro. También se tira de aviones sin pestañear. ¿Qué engancha? «La sensación de controlar tu cuerpo en el aire –responde–. En cuanto controlas los movimiento­s básicos, a mí al

Túnel de viento

RCDE Stadium, puerta 33, junto al centro comercial Splau. (Av. del Baix Llobregat, 100. Cornellà de Llobregat). Precio

Desde 49 € (vuelo individual de 2 minutos). Hay para grupos. Incluye clase, preparació­n, vuelo y recuerdo windoor.cat menos me explotó la cabeza».

No te extrañe si te entran ganas de echar balones fuera. El nuevo túnel está instalado junto a la puerta 33 del estadio del Espanyol. Si te da el gusanillo volador: Windoor tiene una escuela donde enseñan a revolotear en formato deportivo. Sí, esto del vuelo indoor hace años que es deporte federado. ¿Que quieres hacer gimnasia por todo lo alto? También ofrecen el programa windcoach: «Alternativ­a al fitness aéreo». Serán las primeras clases de ejercicio que se te pasan volando. —

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