El Periódico - Castellano - On Barcelona
¡NO COMPRES!
Desde que Greta Thunberg se negó a volar y atravesó medio mundo sin despegar, descubrimos el concepto sueco flygskam. Es decir, la vergüenza de volar por lo contaminante que es. Ahora, cada vez que subas la típica story en Instagram del ala de un avión con el pie de foto «con altura», no dudes, tus seguidores la verán con un «ok boomer» dibujado en su cara.
Pero este boicot no ha hecho más que aterrizar. Ya no solo da vergüenza que te vean cogiendo un avión. Ahora hasta ir de compras hace que los más jóvenes acaben en una esquina soplando dentro de una bolsa de papel para aliviar la ansiedad ambiental, esa que les produce saber que cada vez que consumes o vas de compras la Tierra se muere un poco más. Es fruto del köpskam, una de las tendencias de este año, la vergüenza de comprar, en sueco.
Porque no: ya no queremos tener cosas nuevas. Ahora queremos reparar, intercambiar o reutilizar las viejas. Como dice el eslogan: No hay planeta B, y por eso, si no queremos acabar viviendo una distopía climática como las de Black mirror, toca cambiar de hábitos. Por suerte, en Barcelona todo es posible.
Alquila tu ropa ‘FASHION SHARING’
¿Todavía citas a Paris Hilton –«shopping es mi único deporte»– cuando te echan en cara tu vida sedentaria? Pues el köpskam te acaba de arruinar el chiste: la principal industria a la que ataca la vergüenza de comprar es la contaminante fast fashion. Ahora, para los millennials y centennials, que te vean cargando unas bolsas del Primark por la calle es peor que cruzarte con alguien haciendo un walk of shame con el flequillo lleno de la gomina de Algo pasa con Mary.
Eso no se traduce en un prohibido
estrenar ropa. Al contrario, hay una opción no consumista que te permitirá lucir nuevos modelitos: alquilarla.
En Rental Mode (Sant Pere Més Alt, 1, 4º 1ª, rentalmode.com) te guían entre todo su catálogo y te prestan el look que más se asemeje a tu estilo. Como explica Joana, la propietaria, «no queremos que la gente compre para guardar, ya que la empresa de la moda es una de las que más contaminan del mundo». Escoge look, pétalo en las fotos y devuélvelo. Sostenible y, encima, nunca te verán repetir modelito.
Rental Mode está exclusivamente dedicado al público femenino. Para la ropa masculina, existe La Trajería (Balmes, 441, www.trajeria.es) y su servicio de alquiler de trajes, esmóquines y chaqués que te sacará de más de un apuro. Se acabó pagar por ropa de fiesta y dejarlo abandonado en el armario, algo que hacemos todos y es tremendamente insostenible.
Otra opción son las tiendas online que te traen a tu casa el fashion sharing, como define Raúl su negocio Ecodicta. (www.ecodicta.com). El funcionamiento es simple, hacen un test de estilo y te envían a casa entre dos y cinco prendas. Las usas durante un mes, las devuelves, las lavan «con productos sostenibles» y las envían a otra usuaria. También está Ouh Lo Lá (ouhlola.com), que presenta un sistema similar de alquiler: préstamo mensual, envíos a casa y looks escogidos por un estilista.
Los precios de cada una de las empresas suelen oscilar, pero están entre los 30 y los 100 €, dependiendo de los packs y los servicios. Y si no eres de ir estrenando moda mes a mes, siempre tienes las opciones de mercadillos de segunda mano. El más barato, el Two Market (www.marketsbarcelona.com), con todo a 1 €, que este domingo, 8, celebra una nueva edición en L’ovella Negra, (Zamora, 78).
Repara NO TIRES
Citando el famosísimo proverbio chino que ha inspirado tantas frases motivacionales de Mr. Wonderful: «Enseña a un hombre a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida». En Millor que nou (www.millorquenou.cat), una iniciativa del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), se lo han tomado al pie de la le
LAS RESTART PARTY SON ENCUENTROS EN LOS QUE APRENDES A REPARAR TUS OBJETOS MORIBUNDOS
tra, y por eso organiza talleres para que aprendas a reparar todos esos productos que con un par de arreglos se pueden seguir utilizando.
«La AMB vio que a los basureros llegaban cosas que se podían reparar. Ha- bía muchos residuos que se podían haber ahorrado, así que puso en marcha esta iniciativa», explica el departamen- to de comunicación. Así, ofrecen cursos que van desde aprender a coser los agujeros de tu jersey hasta reparar juguetes, pequeños objetos de tecnología e incluso bicicletas. Después de pasar por sus talleres, ni el Inspector Gadget te hará sombra.
Otra forma de unirte al mundillo de la reparación son las Restart Party. Organizadas por Restarters Barcelona (restartersbcn.info), consisten en tres horas de aprendizaje donde saldrás con las habilidades técnicas necesarias para que tus objetos moribundos no acaben en el contenedor. La próxima se celebra el sábado, 14, en Espai 30 (Honduras, 30), a las 10.30 horas.
Pero si no tienes tiempo o tu capacidad de aprendizaje es peor que la de Nobita, el niño de Doraemon, puedes recurrir a las tiendas de reparación de toda la vida. «El objetivo de nuestros talleres no es hacer competencia a las tiendas de barrio que ya ofrecen este servicio, así que tenemos un mapa pa
que puedas consultar qué tiendas reparan cerca de tu casa», explica Millor que nou. Por ejemplo, si se te rompe la nevera, puedes ir a Atosa Olsa (Comte Borrell, 229). O si se te descose tu jersey favorito, a Arreglos Andrea (Camí Vell de Sarrià, 23). Incluso si a tus hijos se les rompen los juguetes, L’hospital de les Joguines (Virtut, 14) los arregla por ti.
Pídeselo a tus vecinos ENCUÉNTRALO EN LA PUERTA DE AL LADO
Estás en casa, tumbado en el sofá. Miras a la otra punta del comedor y ves ese cuadro que compraste y todavía no colgaste. «Es que necesito una taladradora y no tengo» (lo más común en cualquier piso millennial compartido). ¿Qué haces? La respuesta unánime será «pues abro Wallapop». Y aunque no tiene impacto medioambiental (¡es lo bueno de la segunda mano!), sigue costando dinero. Pero hay alternativas que no.
Lendi (lendiapp.com), Nextdoor (es.nextdoor.com) y ¿Tienes sal? (tienessal.es) son tres aplicaciones que promueven la ayuda mutua entre vecinos. ¿Que necesitas esa taladradora y no quieres comprarla porque no volverás a usarla? Pídesela a la del tercero B a través de tu móvil. ¿Que viene toda la familia y no tienes una sartén gigante? Pues, oye, el del quinto A, sí. Estas apps, además de solucionarte la vida puntualmente, te permitirán forjar relaciones con tus vecinos, una costumbre que se está perdiendo. Todo ventajas.
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UNA BIBLIOTECA SIN LIBROS
Pero ¿y si tus vecinos no tienen el objeto que necesitas? O, peor, ¿y si hiciste un marie kondo en tu casa y lo único que tienes para el mercadillo de trueque es un Satisfyer usado? Sea cual sea la causa, hay una opción más para ti: la Biblioteca de les coses (Josep Pla, 174, www.bibliodecoses.cat). Su nombre ya lo dice todo, es una biblioteca pero que presta a sus socios cualquier cosa que puedan necesitar.
Abre martes y jueves, de 17.00 a 21.00 horas, y su catálogo es como la deep web: sea lo que sea lo que necesites, lo tienen. Por ejemplo, un tester eléctrico para cuando se te vaya la luz y tengas que cambiar la lámpara. O un carretón por si tienes que hacer una mudanza. E, incluso, unas copas de cava elegantes por si tienes que fingir que eres una persona de etiqueta, pero no quieres gastarte 100 € en cristalería.
SE PUEDEN COMPRAR LIBROS A CAMBIO DE LLEVAR A TUS ABUELOS AL CINE O HACERTE DONANTE
Compra con acciones positivas
PRECIO: BESA A TUS PADRES
A veces lo que necesitamos no es una taladradora. O una escalera. O un vestido de gala. O unas botas de montaña. Quizá lo que necesitamos es que nos monten una estantería. O nos ayuden a pintar. O nos lleven a un sitio que no conocemos. En lugar de gastarte la pasta contratando un servicio, paga con horas. Quid pro quo: un favor por un favor. Es lo que proponen los Banc del temps, una iniciativa solidaria con una decena de locales por toda Barcelona que te ofrece servicios de voluntarios a cambio de que tú también ayudes a alguien, como en la película Cadena de favores. «Aquí la
moneda es el tiempo que dedicas a los demás», explican en su web.
No son los únicos con una plataforma similar. 1010 Ways To Buy Without Money (1.010 maneras de comprar sin dinero) es una asociación sin ánimo de lucro que vende libros sin euros de por medio. Tú pagas con acciones que tengan un cambio positivo en tu entorno: abraza a un desconocido, dona la ropa que no uses, pon flores en tu balcón, hazte donante de órganos, haz sonreír a diez viandantes o ve con tus abuelos al cine son algunos de los precios que tienes que pagar para llevarte un libro y, de paso, hacer el mundo un poquito mejor.
Intercambia TRUCO O TRUEQUE
Si tienes algo en casa echando polvo, puedes acudir a la sede de Millor que nou y cambiarlo por puntos, los cuales canjearás por cualquier objeto que necesites, sea una batidora, una escalera o unas tijeras para podar. Y así, te llevas a casa una herramienta que alguien ya no necesita y te evitas producir residuos evitables.
No son los únicos que se han rendido al arte del trueque. El Ateneu Rosa de foc (Robí, 5, rosadefoc.info) y la Xarxa d’intercanvis de Gràcia (intercanvis.net/xaingra) llevan más de 15 años organizando un mercadillo al más puro estilo monasterio medieval: intercambiando productos por otros bienes y servicios. «Puedes traer ropa, muebles, libros, discos, electrodomésticos y hasta comida o favores y cambiarlos por lo que necesites en ese momento», explican los coordinadores.
Los mercadillos se suelen organizar cada seis meses en la plaza de la Virreina de Gràcia. El último fue a principios de otoño, así que la nueva entrega (sin fecha todavía) ya está al caer. Sin embargo, acudiendo al Ateneu Rosa de foc puedes apuntarte en sus listas de vecinos, que están en contacto el resto del año para intercambiar productos.
La Xarxa d’intercanvis de Sants (intercanvis.sants.org) celebra su equivalente en el Poble Sec, en la plaza del Sortidor. Es el famoso Trocasec, que, valga la obviedad, no permite intercambios económicos. El último mercadillo fue hace dos semanas, así que tocará esperar unos meses para la nueva edición (que anunciarán en su web y redes).
Come sostenible ECOLOGÍA A MORDISCOS
Son cientos las organizaciones que lo denuncian, desde Justicia Alimentaria hasta Extinction Rebellion: nuestra dieta se está cargando el planeta. Cada vez que te sientas a comer le sale muy caro a la Tierra. ¿La solución por la que apuestan muchas personas con ansiedad climática? Comer vegano, local y sostenible. Pero, claro, viviendo en Barcelona es difícil no acabar consumiendo en los mismos supermercados y grandes cadenas de siempre. Incluso si vas al verdulero de tu barrio, probablemente sus productos tengan poco de local. Por eso, toca ir a buscar la comida allí de donde sale: el huerto.
Y no, no hace falta tragarse dos horas de coche para llegar a una masía payesa en medio de la Catalunya central. Al contrario, hay muchísimas opciones en Barcelona: están, por ejemplo, los centros comunitarios y autogestionados como Can Pujades (canpujades.com), en Vallvidrera, o Da
te una Huerta (Joaquim Valls, 79), en La Prosperitat, que facilitan verduras y frutas cultivadas en sus huertos para los vecinos. En la Barceloneta está la iniciativa Huertos in the sky (www.instagram.com/huertosinthesky), que fue cofinanciada en un proyecto de mecenazgo, y que ha recuperado una azotea vacía para llenarla de cultivos. Más allá de estos, hay más proyectos horticulturales en más barrios. En el mapa de la web Ruralitzem.cat puedes ver cuál te pilla más cerca de casa.
Otra forma para comer sostenible, si no tienes demasiado tiempo para ponerte a cocinar, es bajarte la app Too Good To Go (toogoodtogo.es). «Tiramos un tercio de la comida que se produce. Además, no solo desperdiciamos comida, también recursos, energía y procesos. Nada saludable para el planeta», asegura su web. Para evitarlo, nació esta app, que vende a sus usuarios los excedentes de los restaurantes que, aunque están en buen estado, al final del día habrían acabado en la basura. Una forma de resolver rápidamente tu cena y ayudar a salvar el planeta.
Ocio anticonsumista DE FIESTA SIN HUELLA ECOLÓGICA
Plan de sábado tarde. Vas al cine, te compras palomitas, bebida, ya se te van más de 10 € en una producción hollywoodiense. O quedas para tomar un café, 2,50 € en un local cuqui de una zona gentrificadísima. O incluso se hace de noche, salís, y acabáis en las mismas discotecas de 15 € la entrada y cubata a 10. En resumen, el ocio barcelonés es consumismo, consumismo y más consumismo.
¿O no? Si te alejas de este ocio en cadena verás que hay muchísimos locales que ofrecen ocio gratis o a precios populares y simbólicos para seguir financiando sus actividades. Por ejemplo, en la Fabra i Coats está el Ateneu L’harmonia (Sant Adrià, 20), «un equipamiento cultural y popular por el bien común de la población», explica Emma, encargada de la comunicación. Con ese objetivo, ofrecen charlas, conciertos y proyecciones gratuitas para todos los públicos e intereses. Otras opciones con la misma misión: la Cinètika (Rambla de Fabra i Puig, 28) o Can Batlló (Constitució, 25).
Y si lo que quieres es salir de fiesta, Can Ricart (Emilia Coranty, 5) y, de nuevo, Can Batlló, organizan fiestas para jóvenes alejadas del modelo de negocio capitalista. Así que sí, es posible salir de fiesta sin que tu cuenta bancaria se ponga a llorar porque tu yo borracho no calculó que esos cubatas de más no solo te iban a provocar vómito: también un vacío de 30 € al final de la noche. —