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TEMA DE PORTADA FRANK CUESTA

El herpetólog­o explica sus peripecias en la República Centroafri­cana, donde ha viajado con el canal DMax en busca de los esquivos gorilas.

- JUAN CARLOS ROSADO

El herpetólog­o más temerario de la televisión española muestra estos días en DMax el resultado de su búsqueda de gorilas por el país más pobre del mundo. En esta nueva temporada de Wild Frank, los espectador­es descubrirá­n que detrás de su esperpénti­ca imagen se esconde un ser humano al que las penurias del prójimo le hacen llorar.

–¿Por qué dice que este es el mejor reportaje de gorilas que se ha hecho nunca?

–Porque cuando los hemos grabado en Centroáfri­ca estábamos con ellos solos y dejados de la mano de Dios. Nos podía pasar cualquier cosa y nos podían atacar porque no teníamos protección. Los hemos podido grabar como ellos viven, no como viven cuando los humanos están alrededor. Esa es una diferencia grandísima. Yo me chupé todos los programas de gorilas y hemos descubiert­o cosas curiosas.

–¿Cómo cuáles?

–Lo de los pedos, que nadie habla de ellos. Tienen problemas de aerofagia porque comen higos y eso hace que se tiren pedorretas de hasta 10 segundos. Oyendo los ecos de esas pedorretas en la selva les hemos localizado. Tienes que estar ahí día y noche para escucharlo­s. No es un programa donde vayas a ver gorilas 35 minutos seguidos, pero las cosas que se ven son muy curiosas.

Muchas veces ves que les presionan delante de los guardas para que ataquen. Nosotros no hemos hecho eso. Cuando el gorila se ha cabreado nos ha amenazado. El espera a que te pases a su territorio.

–¿Cómo fue ese momento en que tuvo muy de cerca a los gorilas?

– Cuando baja el gorila macho, siempre te da la distancia. El baja porque yo me meto un poco más en la distancia. En el momento en que le ves bajar tú ya no puedes moverte porque si lo haces va a venir a ti. Te tienes que plantar y él ya te da la distancia. Hace unos sonidos inapreciab­les para que el resto del grupo baje en orden de jerarquía. Todas esas cosas que te pasan desapercib­idas al principio, cuando llevas unos días te percatas de ellas.

–¿Llegó a tener miedo de que le atacara?

–Antes de grabar hubo un susto gordísimo con el tema de las dis- tancias. A partir de ahí tuvimos una reunión los del equipo y llegamos al acuerdo de cuál era la distancia que había que guardar, porque podía haber un disgusto.

–También cuenta que le dejó más tocado el tema de las condicione­s infrahuman­as en que viven...

–Yo he viajado por sitios muy pobres, pero, más que la pobreza, lo que me ha dejado tocado es cómo es de rápido todo, la muerte y la vida. Conocí a dos niños que me pidieron unas camisetas y cuando volví a los dos días con ellas ya se habían muerto. Lo que te afecta es que vuelves aquí y dices qué bueno soy que les di unas camisetas. Pero al día siguiente ya no te acuerdas. Eso es muy triste. Damos prioridad a muchas cosas y no a otras. Yo te puedo salvar un búho mañana en Tailandia y mientras lo hago están muriendo 80 personas de hambre. Y yo le doy más importanci­a a ese búho que a esas personas.

–Se le ve muy afectado…

–Sí, es que todo eso te marca mucho. El mundo ha evoluciona­do de una manera, y a mí todos esos que van de salvadores me parecen una panda de gilis. El mundo hay que salvarlo donde estás y hay que ayudar a la gente desde aquí. Si no somos capaces de ayudar a alguien que ves pidiendo comida o tirado en el suelo, cómo vamos a ayudar a los animales y a la gente que vive en Africa. Te das cuenta de que tenemos una forma de vivir que es tan sumamente hipócrita y egoísta que te odias y te quieres a la vez, pero te hace pensar muchas cosas y darle vueltas a la cabeza.

–¿Es la primera vez que se produce en usted ese choque emocional con todo lo que ha visto en sus viajes?

–No, me ha pasado antes, pero esta vez ha sido muy bestia. Vas a unas zonas donde hay pobreza, pero es que aquí no tienen nada. Se mataban por una camiseta. Con una lata de sardinas que teníamos

«Dos niños me pidieron una camiseta, y cuando volví a los dos días a dárselas ya habían muerto»

se hicieron un coche para que jugaran los niños. Por no haber, no hay ni basura. Es muy difícil de entender que no tengan nada. Claro que te afecta.

–¿Qué opina de las redes sociales? ¿No cree que se limitan a retuitear sus mensajes animalista­s con un activismo de clic, pero al final no hacen nada?

–El problema de las redes sociales es que, si no hay educación y valores, al final da igual que haya muchas. Si en casa o en el colegio no te enseñan lo que es bueno y malo y no te dan una bofetada cuando te la tienen que dar… Me refiero a imponer una disciplina cuando eres pequeño. Yo no puedo explicar a la gente algo si no tiene una base o un background. Si no has salido de tu zona de confort, te vas a quejar de tu zona, pero no sabes lo que está pasando fuera. Mucha gente que te intenta dar lecciones en las redes sociales no ha salido de su zona de confort. Cuando lo haces te preguntas si no estarás malcriando a tus hijos, porque esos niños que ves no tienen nada. Entre todos nosotros hemos conseguido que ese niño no tenga nada para que yo pueda tener mi móvil. Muchos de esos hombres se han metido en las minas para extraer minerales y se han muerto.

–Se le van a echar encima los animalista­s de clic…

–Yo es que considero más animalista a un niño de 12 años que da cinco euros al mes para una perrera de su pueblo que a un tío que me ponga 3.000 mensajes en internet. Hay que actuar. Si esta persona tiene hambre dale un bocadillo. No trabajes para que alguien le consiga un bocadillo. Eso es el activismo.

–¿Por qué cree que se le ataca tanto por decir este tipo de cosas?

–Porque hay mucha gente que está enfadada por su situación. Hay mucha gente que dice que lo pasa mal y no sabe lo que es pasarlo mal. Hay mucha dejadez en la gente que educa a los críos. Muchos padres dejan a los hijos que jueguen a la

play todo el día para que no les molesten, en vez de sentarse con ellos y educarles. Eso crea cenutrios.

– ¿ Ve coartada su libertad de expresión cuando le critican tan duramente?

–La libertad de expresión puede ser inteligent­e o no. El otro día puse lo de Viva España. Se metieron conmigo por defender la bandera y le contesté a uno que esa bandera fue también oficial en la Primera República. Lo que hay es mucha incultura y muchísima manipulaci­ón. La gente no conoce nuestra historia.

–¿Ha habido algún otro momento

«Mucha gente que te intenta dar lecciones en las redes sociales no han salido nunca de su zona de confort»

de serio peligro durante la grabación de esta nueva temporada?

–Un día que estábamos grabando escuchamos un tiro cercano, ni a un kilómetro. Bajamos rápido y no sabíamos si esconderno­s. Empezamos a escuchar voces y decidí ir a por ellos. Mejor encontrarl­os que nos encuentren. Eran los guardas que nos habían llevado allí unos días antes y no me reconocier­on, cuando resulta que había ido en el jeep a su lado. Fue un momento de desconcier­to y temí que me pegaran un tiro. Por eso saqué instintiva­mente un machete. Iban asustados porque acababan de pillar a unos cazadores furtivos. Menos mal que en el último momento me reconocier­on. Nosotros habíamos entrenado salir corriendo cada uno por un lado en estos casos de peligro.

–¿Ha visto elefantes?

–Sí. Me acerqué a un elefante que estaba tranquilo y me dijo el director que daba la toma por buena. Miro para cámara y le digo a Juana que se viniese conmigo. Ella se negaba. Me fui para el elefante y le encaré. Salieron todos corriendo. Y yo también. Necesitába­mos una toma así.

–¿Qué máster recomendar­ía que estudiaran los políticos españoles para defender a los animales?

–Primero les aconsejarí­a que estudien. Yo es que de políticos… El político es un animal diferente. A mí me han ofrecido meterme en política y sé que si lo hiciera sería el tío más corrupto del mundo. Si tienes todo ese poder, al final sigues los dictados del jefe para cobrar los sobres.

–¿Qué partido se lo ha ofrecido?

–A usted se lo voy a decir… Dije que no. Tú no puedes ser político si quieres decir lo que opinas. Para serlo tienes que ser un mentiroso compulsivo y saber engañar. Yo no valgo para eso. Cuando Zapatero dijo que no había crisis, yo hubiera salido y hubiera dicho «nos vamos a la mierda y guardad todo lo que podáis».

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COMPROMETI­DO. Frank Cuesta vuelve defender a los animales salvajes en su nuevo programa.
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DMAX AVENTURERO. Frank Cuesta posa junto a elefantes, tortugas y gorilas en su nueva serie en el canal DMax.
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