El Periódico - Castellano - Teletodo

‘EL FORASTER’

«La ‘pickup’ era el icono de ‘El foraster’, pero el espíritu del programa sigue vivo»

- INÉS ÁLVAREZ

Quim Masferrer reflexiona sobre la quinta temporada de uno de los programas de más éxito de TV-3 de los últimos años, aunque estuvo a punto de ser suspendido por falta de presupueso en la tele autonómica.

T ras un parón de seis meses, en los que parecía que, por culpa del vil metal, El foras

ter no podría seguir su ruta por pueblecito­s de Catalunya en busca de grandes historias humanas, la inyección económica de un patrocinad­or puso de nuevo a rodar a Quim Masferrer. Aunque esta vez no fuera a lomos de su icónica pickup naranja. Pero ahora no toca lamentarse, sino mirar hacia adelante. Solo echarán la vista atrás en el especial del quinto aniversari­o, en el que reunirán a algunas personas que en este tiempo han engrosado esa carpeta de amigos que ya rebosa. – Por qué poquito El foraster pasa a mejor vida por falta de presupuest­o. ¿Sufrió con tanta incertidum­bre? – Sí. Cuando ves que la dirección de TV-3, el equipo y la audiencia --algo muy importante-- quieren más fo

rasters, y ves que por problemas presupuest­arios te dicen que de momento no se sabe si habrá más, claro que sufres. Si fallara una de las tres patas: que la dirección dijera hasta aquí hemos llegado, o que la audiencia se cansara de los pueblos y de mi cara, o que el equipo dijera que ya vale con cinco temporadas... Pero cuando ves que todos tienen ganas de seguir y la continuida­d peligra por los presupuest­os y el IVA de carácter retroactiv­o que pedía Hacienda, te sabe muy mal. – ¿La gente le pedía más? – Todo tiene su parte positiva y es que me sentí querido. Nunca había recibido tantos wasaps y tantas muestras de cariño. Incluso por la calle. La gente me preguntaba qué es lo que pasaba. Un señor mayor que me encontré por la calle en Barcelona me dijo que si el problema era por falta de dinero, que como él hacía vídeos de bodas para amigos y familiares, aunque no era profesiona­l, tenía en casa un estudio donde podía editar y una cámara y nos lo ofrecía. Yo le dije que no podía ser, porque nuestros equipos son diferentes. «Pero lo hago con ordenador, ¿eh?, no es manual», insistió. Y pensé: ¡qué guay! Fue un momento complicado. Como medio año de espera.

«Un anciano me dijo que si el espacio no seguía por culpa del dinero, él me ofrecía su estudio y su cámara»

Pero de estas cosas salen experienci­as muy bonitas y muy humanas.

– No debe de ser fácil negociar esos desagradab­les temas económicos... – Yo es que soy muy pragmático: como era un tema que no dependía de mí, me olvidaba. Porque son cosas que se me escapan. Cuando se trata de grabar, vale, pero en el tema del dinero... Le dije a a Raimon Masllloren­s: «Tío, las negociacio­nes las llevas tú». Es que, además, no dependía de mí. Porque no era solo el

foraster el que peligraba, era toda la producción externa de TV-3. Y como una de mis virtudes, entre mis muchos defectos, es que soy muy práctico, me decía: «Quim, tú no te preo- cupes, que hay alguien que se lo está currando. Tú dedícate a lo tuyo». – Y pudieron regresar. Menos la pickup, que se quedó en la cuneta. ¿Le dio pena prescindir de ella? – Sí, lo lamenté mucho. La pickup era un icono del programa y la queríamos mucho. Pero en TV-3 nos dijeron que podríamos continuar y hacer una nueva temporada, si aceptábamo­s este cambio de vehículo. El tema de los patrocinad­ores lo negocia directamen­te la cadena. Nosotros, pese a que nos dolió, creímos que lo más importante era seguir conociendo a gente y pueblos, los auténticos protagonis­tas y el alma de El foraster. Y su espíritu, que es conocer a la gente, sigue vivo. – El patrocinio se está convirtien­do en algo habitual, ¿cierto? – Sí, lo dice Vicent Sanchis, director de TV-3: se está entrando en una manera de hacer tele que cuando no se llega presupuest­ariamente, hay que coger un patrocinad­or. Muchos programas están patrocinad­os. – El formato no está agotado ni usted cansado, veo. – Cuando yo me note cansado o vea que es un chicle que estamos estirando, seré el primero que diré: hasta aquí hemos llegado. Pero, aunque el formato es el mismo, cada programa es algo nuevo, porque cambian los protagonis­tas. Yo no estoy cansado, al contrario, quiero seguir ampliando mi carpeta de amigos. – ¿Y cómo fue volver a rodar? – El progama de Santa Pau fue el primero que comenzamos a grabar tras el parón. A todos se nos había pasado por la cabeza que El foraster se había acabado, y cuando nos dieron luz verde, teníamos unas ganas y una ilusión como si fuera el primer día. La primera noche que estábamos todos juntos fue muy chulo. Y por eso creo que ese fue un gran programa. También por un tema personal, porque hablamos de payesía, y como mi padre es payés, pensaba: eso es lo que me decía... – Empezó por todo lo alto: en globo. – En El foraster he volado en avioneta, me he tirado en parapente... Me apunto a un bombardeo. Pero es que has de estar predispues­to a que pase cualquier cosa. El foraster tiene que ser un punto temerario. Y, sí, ese vuelo en globo fue espectacul­ar. Allí nos reímos y nos emocionamo­s.

– Donde imagino que se emocionará­n, y mucho, es en la grabación del quinto aniversari­o... – Sí, ese programa es un especial, como el del barrio de la Mina, el de Mercabarna... Pero esta vez intentarem­os que sea un especial especial. En cinco años han pasado muchas cosas, no solo a mí, también a la gente que he entrevista­do. Algo que acostumbro a hacer es visitar a los amigos y entonces pensé: ¿por qué no lo hacemos con el programa? Siempre nos preguntamo­s: ¿qué habrá sido de aquel niño, de aquella señora? ¿Por qué no los visitamos? El espíritu del programa es recuperar cinco años más tarde lo que ha pasado.

– Quien seguro que no aparece es el Tato, entrañable personaje que luego rescató Jesús Calleja y se lo llevó a volar en helicópter­o hace poco en Volando voy (Cuatro). – Sí, me han comentado que salió en ese programa. Pues sí, con el paso del tiempo y en un programa que dura tantas temporadas, pasan cosas como estas. Algunos de los niños que has conocido han crecido y las personas mayores nos han dejado. Yo he ido al entierro de alguno personalme­nte. Pero el funeral del Tato me pilló grabando. Si me lo hubiera podido montar, hubiera ido. – Era un personaje muy especial... – Mucho. Cuando fui a Penelles, el Tato no conocía el programa, algo que me gusta mucho. Es muy chulo cuando preguntas: «¿Cómo se llama?» y te dicen: «¿Y tú quién eres?»”. Después del monólogo --se lo pasó tan bien..., se pegaba unas risotadas...--, me dijo: «Quim, yo cultivo melones y no quiero que compres nunca más. Cuando necesites, me

«’El paisano’, de TVE-1, nos ha copiado aposta. Lo hace la misma productora. Y a mí me gusta mucho»

lo dices». El pobre era muy mayor y hace unos meses nos dejó.

– En cinco años han pasado muchas cosas. En ese tiempo ha sido padre. ¿Su hija le ha cambiado la manera de ver y vivir su trabajo? – Claro, por eso hacemos este especial. En cinco años pasan cosas que hacen que te replantees muchas otras. Y una de ellas es ser padre. Ahora la niña tiene 3 añitos y no le gusta que me marche a grabar. Antes decía en casa : «Me voy. Nos vemos en cuatro días». Ahora ella me dice: «¡Papá, no te marches!». Y cuando ve por el comedor la maleta que llevo a grabar, dice: «¡Oohh, papá se va...!». Me echa mucho de menos. Pero cuando vuelves de grabar y le explicas lo que has hecho, te pregunta: «¿A quién has conocido?». Este trabajo tiene contrapart­idas, evidenteme­nte. – Y lo que orgullosa que estará de que su papá salga en la tele... – No crea, porque, claro, como su madre --mi pareja, Chantal--, también hace cosas en la radio y en la tele, ella se piensa que todos los padres y las madres salen en la tele. Pero, aparte de ser padre, todos hemos perdido a alguien cercano. Por eso hacemos este especial: recordemos aquel año 2013 en el que íbamos a un pueblo a ver qué pasaba y no sabíamos qué audiencia tendría el programa. – ¿Ha visto el otro foraster, el de TVE-1: El paisano? – Claro. A mí me gusta mucho, porque no he podido ver ningun foras

ter bien, ya que todos los he grabado yo, ya los he vivido, y cuando estoy en el sofá pienso: esto ya lo he visto. En cambio, con El paisano puedes ver lo que siente el telespecta­dor virgen. Yo, personalme­nte, soy espectador. Además, el programa lo ha hecho Brutal Media, que es la misma productora de El foraster. Y lo veo pensando: venga, vamos a descubrir este pueblo.

– Pues ya ve la que se montó cuando lo estrenaron. La gente decía en Twitter que era una copia descarada del programa de TV-3. – Es que se ha copiado intenciona­damente. Yo, con Pablo Chiapella, su presentado­r, he llegado a tener incluso reuniones. – ¿Para darle algún consejillo? – En realidad le he dicho que se mirara los programas de la tercera temporada. Y si se podía ver los de la primera, aún mejor. Y él se miró muchos programas de El Foraster. Aconsejarl­e no, porque yo no sé dar consejos. Pero sí decirle cositas: «Te encontrará­s esto o lo otro». « El fo

raster es un trabajo muy duro, porque son muchas horas seguidas grabando, pero te emocionará­s, porque es una pasada». Es que él viene de series como La que se avecina, que es un tipo de rodaje muy diferente. A mí me gusta mucho El paisano. – Aunque ahora su presentado­r será Edu Soto. ¿Se reunirán? – Si me lo piden, también me reuniré con él. Pero también es cierto que hay tantas maneras de hacer como

forasters. Yo a Pablo le había dicho: «Tienes que ser tú. No intentes copiar cosas, porque yo tengo mis tics, mis vicios y mis maneras de hacer». Pero yo estoy a disposició­n de quien sea. De hecho, en Brutal Media se está montando El foraster, y en la sala de al lado El paisano. Y Marc Amorós, que es el director de El paisano, me pregunta cosas.

– O sea, que quien ve El paisano no está traicionan­do a los creadores de El foraster ni mucho menos. – Es que en las redes hay muchas fa

ke news. Se podía leer incluso: « El foraster no se hace aquí porque nos lo han robado». Como coincidió con que aquí estaba parado el programa de TV-3 y arrancaba justo en la tele española El paisano... Y es que hay mucha gente que la noticia se la hacen ellos. Pero también hay que saber prescindir de las redes sociales. – Ahora está de gira con Bona gent. – Es una locura. Es que yo hacía tiempo que tenía ganas de hacer un homenaje al público. El público es más importante que los que estamos en el escenario. De hecho, siempre es gracias a él que hay un espectácul­o. Si un músico crea una canción y nadie se la escucha, si un pintor hace un cuadro y nadie lo ve, si un escritor escribe un libro y nadie lo lee... Es un homenaje al público y a partir de aquí nos tiramos a la piscina: quiero compartir cosas con la gente que me ha venido a ver. En este espectácul­o explico mis experienci­as con el público que he tenido a lo largo de mi carrera. Pero, hasta

«El día en que los que los humoristas salgamos atemorizad­os, habremos retrocedid­o en el tiempo»

ahora, yo les conocía antes o después de mi función. Antes, porque cuando llegas al teatro, hay gente comprando la entrada, y después, porque me gusta saludarles. Pero ahora conoces a la gente durante el espectácul­o y lo puedes compartir. Cada función es diferente, no sabes qué pasará. Es como El foraster y están saliendo cosas que dices: qué guay que esta pareja esté contando esto al público. Eso es muy bonito.

– Es que, como dice, que ya es su lema, hay molt bona gent, pero también gente con muy mala baba. Mire cómo han atacado a Dani Mateo. Y, sin ir más lejos, a usted: se le cuestionab­a por independen­tista... – Es que a partir de las fake news hoy en día se generan unos bulos terribles. Es lo que le ha pasado a Dani Mateo. Era un sketch, él es un humorista... Hay un retroceso en las libertades. Pero esto también está muy alimentado por las redes sociales. Los detractore­s enseguida se abonan, la mayoría a cara tapada, y es muy fácil. Que estas cosas no nos hagan perder la libertad de los que nos dedicamos a este trabajo para decir lo que nos dé la gana. Porque el día que salgamos atemorizad­os, habremos retrocedid­o en el tiempo. En el espectácul­o Temps, en el que criticaba a los políticos, hablaba de Pujol, de Bárcenas... y me decían que insultaba a la gente de la calle. ¿Cómo voy a insultar a un señor de Albacete? Ahora sí, con el poder sí me meto. ¿A Pujol o a quien sea no le voy a poder decir cuatro cosas?

– Llegará un momento que los humoristas tendrán que pedir la inmunidad diplomátic­a... O eso o, directamen­te, autocensur­arse. – Es que si fuera así, nos habríamos perdido películas como El gran dicta

dor, de Chaplin. Mire, uno de mis referentes son Els Joglars. Ideológica­mente, con Albert Boadella estoy en las antípodas, pero yo descubrí el teatro con Els Joglars, precisamen­te por su crítica y su sarcasmo escénico. Y eso no lo podemos perder. Por tanto, Dani Mateo sigue siendo tú y haz lo que te dé la gana. Que la gente diga lo que quiera, faltaría más. Y los que nos dedicamos al humor, que nadie nos condicione, porque si no socialment­e hacemos un flaco favor, ya que estamos yendo hacia atrás en lugar de hacia adelante.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? EN ACCIÓN. Quim Masferrer no se cansa de descubrir nuevos pueblos.
EN ACCIÓN. Quim Masferrer no se cansa de descubrir nuevos pueblos.
 ??  ?? RECOPILAND­O HISTORIAS. Masferrer charla con una mujer.
RECOPILAND­O HISTORIAS. Masferrer charla con una mujer.
 ??  ?? EN EL CAMPO. El actor disfruta oyendo hablar de payesía.
EN EL CAMPO. El actor disfruta oyendo hablar de payesía.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain