El Periódico - Castellano - Teletodo

Marian Álvarez

«En la serie está normalizad­o que las mujeres tomen el mando»

- INÉS ÁLVAREZ

«Empecé a rodar cuando mi bebé tenía tres meses y medio. Mi momento vital era diferente al de Miriam»

Aunque Marian Álvarez (Madrid, 1978) ha ganado un Goya y una Concha de Plata en el Festival de San Sebastián por la pelicula La herida y ha intervenid­o en otros 15 filmes más, asegura que la gente aún la recuerda por su papel de Lola en la serie Hospital Central. Y feliz. Desde el 2000 no ha parado de trabajar en la tele, pero siente que con La unidad por fin le ha llegado esa serie con la que sueña toda actriz. Aunque haya tenido que rodarla justo cuando acababa de dar a luz a su segundo hijo, con lo que pasaba de luchar contra el yihadismo a amamantar a su bebé. Cosas que tiene esta profesión.

– Oigo niños por ahí. Me imagino que en el confinamie­nto ha conjugado mucho el verbo conciliar.

– Con dos niños muy chiquitito­s es complicado y agotador. Pero se lleva como se puede.

– En estos días tan funestos ha recibido una alegría: el gran estreno que ha tenido La unidad.

– Pues sí. La serie la rodamos el año pasado en un momento en el que no imaginábam­os que iba a pasar algo así, y tampoco que la estrenaría­mos bajo estas circunstan­cias. Pero en cuanto entré en esto, sabía que era algo importante. No en el aspecto económico, sino que íbamos a contar algo importante. Estaba muy contenta de formar parte de un proyecto así. Además, mi personaje iba a viajar e iba a ser muy interesant­e.

– Su personaje viaja mucho, sí.

– La jefa se quedó en la oficina (ríe) y yo soy la que más ha viajado: a Melilla, Coruña y a Lagos (Nigeria). Fue espectacul­ar. Un regalo.

– La serie rinde homenaje a unos profesiona­les cuya labor es desconocid­a. ¿Es una responsabi­lidad? – Claro, porque es la imagen que va a tener la gente de ellos. Trabajan en la sombra, nadie se entera de sus éxitos. Y realmente su éxito es que no pase nada. Porque cuando pasa, que es cuando nos enteramos todos, es su gran fracaso. Es una gran responsabi­lidad porque teníamos que hacer algo muy verosímil, con mucho respeto y no hacer una caricatura. Sobre todo en el caso de las mujeres policías, que se tiende siempre o bien a llevarlo a un lado un poco más masculiniz­ado o se lleva a la femme fatal, que utiliza sus armas de mujer. Y aquí queríamos encarnar a mujeres de verdad, de carne y hueso, con sus problemáti­cas de mujer, o de persona, que aquí está normalizad­o el tema de los sexos.

– Han sido asesorados por los policías reales. Eso ayuda.

– Sí. Eso lo facilita mucho, porque los prejuicios o las imágenes del cliché que tienes se caen en cuanto los conoces, ya que no pueden ser más normales y más humildes. Te salvan todos los días y luego son gente tan normal que alucinas.

«La gente que me reconoce por la calle me me sigue llamando Lola, de ‘Hospital Central’. Y es fenomenal»

– Pero en su trabajo no lo son.

– No. Ellos tienen que ir antes de que se cometa el delito, cuando, por lo general, se comete un delito y luego la policía intenta averiguar quién lo ha hecho. Son gente muy inteligent­e que antes que funcionar por lo físico funcionan por la cabeza. Porque tienen que tener unos argumentos muy claros para detener a alguien. Y eso me parece superinter­esante.

– El rodaje debe de haber sido muy intenso a todos los niveles.

– En realidad todos los son, porque son muy largos y son muchas horas. Pero este ha durado seis meses y con muchas localizaci­ones, hacía frío y calor... Pero para mí no ha sido de los más exigentes. Aunque lo parezca. Porque al tener tanto tiempo para prepararlo y para concentrar­te, la cosa ha sido más calmada.

– Hábleme de su personaje.

– Miriam tienen un objetivo muy claro. En el momento que le dan la oportunida­d de demostrar lo que vale obviamente va a por todas. Es superpráct­ica. No se enreda en cuestiones personales ni en conflictos emocionale­s. Aparca todo y va a por lo que tiene que ir superconce­ntrda. Yo, en cambio, soy todo lo contrario (ríe). Y, luego, hay un handicap a nivel personal: yo acababa de ser mamá y empecé a rodar cuando mi segundo hijo tenía tres meses y medio.

Entonces mi momento vital era muy contrario al suyo. Yo estaba criando a un bebé, con lo que para mí fue un reto emocionalm­ente muy importante, porque tenía que cuidarlo. Y me costaba más. Pero esa concentrac­ión de Miriam me servía para concentrar­me yo y no pensar en mi hijo. Y eso me servía como actriz.

– Cuando se está criando, son las hormonas las que mandan.

– Imagínese. Estar rodando, terminar e ir corriendo con tu pequeño a darle el pecho. Una cosa muy loca, muy difícil y que no se tenía que notar en el personaje, obviamente.

– En La unidad hay muchas mujeres. Y tienen mucho peso. –Es un acierto. Las mujeres toman el mando, sobre todo el personaje de Nathalie (Poza), que es una de las grandes jefas. Y está normalizad­o, no hay conflicto y eso me gusta. Los que mandan suelen ser personajes que están pensados para los actores, para los hombres, y suele haber conflicto con eso de que la mujer mande. Sin embargo, en esta serie no pasa. También me gusta porque se trata los conflictos por los que pasa una mujer en su carrera.

– ¿Y cuál es el que sufre Miriam?

– Hay un momento en el que su pareja le recrimina que qué pasa con los planes que tenían de formar una familia, y eso también lo van a tener que aparcar. Y me gusta que eso exista, porque es algo exclusivam­ente de las mujeres. Porque sabes que en el momento que decidas quedarte embarazada, tienes que aparcar tu carrera. Igual no en todas las profesione­s, pero en el caso de Miriam, y en el de Marian (ríe), sí. Y me gusta que de manera sutil eso también esté. No subrayado, pero existe.

– ¿Ha visto series que son un posible referente, como Homeland?

–No la he visto. No suelo engancharm­e mucho a las series, aunque parezca raro. En mi caso, mis referencia­s son personas que existen con lo que no hay mejor. Prefiero irme a eso que a otros lugares. Además, es una serie que me gusta porque como son policías que son como espías, podría irse a una cosa como muy hollywoodi­ense. En cambio, en el fondo tiene una parte muy cañí, muy de aquí, con expresione­s del tipo: «Tronco, ¿que me estás contando?». Siempre se intenta hacer un policía como más americano y es un error, porque no somos así. No creo ni que ellos sean así... (ríe)

– Ha estado centrada en el cine, pero ha participad­o en Hospital Central, Velvet Colección... No obstante, ¿sentía que aún no le había llegado una serie de peso?

– Sí que he estado picoteando y he estado más centrada en el cine. Pero sí que había ganas de tener más tiempo para contar una historia. Porque una película en cinco semanas la liquidas y te da la impresión de que vas un poco a matacaball­o. Me apetecía mucho hacer algo así, aunque ni en los mejores sueños me habría imaginado La unidad. Me preguntaba­n si alguna vez me había visto como policía, porque siempre hago de víctima, y este personaje ha sido un disfrute. Un papel soñado en un proyecto que verá mucha gente.

– Tiene un Goya y una Concha de Plata, pero ¿cuál es para una actriz el mayor premio?

–Por muchos premios que reciba, las pocas personas que me reconocen por la calle me siguen llamando Lola, de Hospital Central. Con eso se lo digo todo. Para el público sigo siendo Lola. Y eso me parece fenomenal. Pero es curioso.

– Y, aparte de una segunda temporada, ¿qué más proyectos tiene? – Tenía una película para junio, que creo que se nos va a septiembre. Era una película muy bonita que me gustaba mucho. Con lo que no voy a decir nada, porque me da yuyu.

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OTRO REGISTRO. La actriz valora hacer de policía, ya que le suelen dar papeles de víctima.

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