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Antonio Pagudo

«Nunca he descartado volver a trabajar en `La que se avecina'»

- MARISA DE DIOS

«La comedia es la tragedia de otra persona, y en la serie `Benidorm' eso está llevado al límite»

En su DNI pone Antonio Pérez Agudo (Baza, Granada, 1977), pero todos le conocemos por su nombre artístico, Antonio Pagudo. Este actor curtido en el humor sin palabras con la compañía Yllana, naturista hasta que llegó la tele, ha sido uno de los vecinos de Mirador de Montepinar en La que se avecina durante 11 temporadas, hasta que un desacuerdo con su contrato le hizo dejar la comedia, a la que no descarta volver. De momento, está muy a gusto en Benidorm, su primera serie como protagonis­ta, que emite la plataforma Atresplaye­r Premium.

– Explíqueme cómo pasó de Pérez Agudo a Pagudo.

– Cuando trabajaba con la compañía Yllana, el director me dijo que había que hacer algo con mi nombre, porque era muy largo y en el cartel quedaba muy pequeñito. En esa época había un banderille­ro importante que se llamaba Antonio Pérez, además de varios actores, así que estuvimos buscando fórmulas. Un día apunté Antonio P. Agudo en un papel y se lo enseñé a un amigo. Él leyó Pagudo y dijo que le gustaba, y así se quedó. Ahora respondo a Pagudo, porque es la identidad que tengo como artista. Cuando oigo Pagu sé que se trata de compañeros de trabajo. ¡Y si escucho Antonio Pérez es que son del instituto!

porque teníamos la sensibilid­ad a flor de piel.

– La serie es una comedia que hace humor de algo que, en principio, no la tiene, como enfrentars­e a tu propia muerte.

– La comedia es la tragedia de otra persona, y aquí eso está llevado al límite. Jugamos en la línea de películas como Un funeral de muerte, donde la situación es terrible e incómoda y eso nos provoca risa. Yo pienso que hay que hacer comedia de todo, y hacerla de esto incluso ayuda. Cuando alguien habla de su muerte directamen­te, sin tapujos y endulzándo­lo con un poquito de humor, el mensaje llega más fuerte.

– ¿Cómo ha afrontado su primer papel protagonis­ta?

–Con responsabi­lidad. Quería que todo el mundo estuviera contento y aportaba toda mi energía para ello. He tenido mucha suerte con todo el elencazo de la serie. Además, tuvimos a los creadores y los guionistas a pie de set y pudimos modificar cosas durante el rodaje.

– ¿Dejó La que se avecina por esta serie?

– ¡Qué va! Además, se cerró muy rápido. Recibí la separata del casting y, en un mes, estaba empezando a trabajar el personaje. Llevaban tiempo buscando a su Xabi y yo llegué a última hora. Me incorporé cuando estaba terminando la gira de Perfectos desconocid­os.

– Dejar una serie con tanto éxito fue muy valiente.

tienen nada que ver con el dinero. No me parecieron bien y ya está.

– Algunos actores de La que se avecina se fueron y luego volvieron. ¿Se lo plantea?

– No lo descarto en ningún momento, siempre que se respeten las condicione­s, las dos partes estemos a gusto y yo pueda trabajar tranquilam­ente con mi equipo.

– ¿Y qué siente ahora al ver los episodios que ha estrenado Amazon de la 12ª temporada, que podría ser la última?

– Me da mucha alegría. Vuelvo a ser espectador de un producto que amo y me apasiona. He compartido mucho con esa gente y he dejado muchos amigos. Mi posición de espectador me gusta, porque cuando me llegaban los guiones, me los leía inmediatam­ente y perdía esa cosa de descubrir en el momento de la interpreta­ción de mis compañeros lo que estaba sucediendo. Y ahora vuelvo a ser un fan y es espectador más.

– Con Benidorm ha vuelto a la comedia, en la que empezó con los 12 años que estuvo trabajando con la compañía Yllana, que hacía humor sin palabras. ¿Esa experienci­a le curtió mucho?

–Mucho. Te espabilas muchísimo, porque tienes que expresar desde la comedia sin tener que abrir la boca. Tuve que alejarme de la compañía con muchísimo dolor porque no podía asumir el volumen de trabajo, ya estaba con la tele y no paraba nunca en casa. Yo tenía clarísima mi carrera y estudié arte dramático con opción de gesto. Hice audiciones para Tricicle y para Yllana y seguiré trabajando con ellos en otro momento, porque esa forma de comunicar me apasiona y me llevó a actuar en sitios increíbles, como Bélgica, Holanda, Alemania, Suiza, Italia, Tokio...

– En uno de esos bolos conoció al hijo de Charles Chaplin y le dijo que le recordaba a su padre. ¡Vaya piropo!

– !Sí! Eugene. En el espectácul­o teníamos un número muy inspirado en El boxeador de Chaplin. Y vinieron mis compañeros a decirme que el hijo del actor quería hablar conmigo. Yo no me lo creía, pensaba que estaban de broma... ¡Pero luego descubrí que era verdad! Fue un shock emocional

«Quería acompañar a mi personaje de `La que se avecina' hasta el final, pero hubo unos cambios»

para mí. Y todo eso fue gracias a Yllana y al humor sin palabras.

«Cuando empecé en `Arrayán', dejé de hacer naturismo. Ahora solo lo practico en la intimidad»

– Mucha gente no sabe que antes de que llegara la tele a su vida, usted era naturista.

– (Ríe) Para el naturismo, el cuerpo de la persona no es importante. Pero cuando el cuerpo está asociado a una persona en concreto, cambia mucho el asunto. Mi pareja y yo teníamos un pisito en una urbanizaci­ón naturista, pero empecé en la serie Arrayán y, la verdad, no es lo mismo que te pidan una foto en el mercado o en un restaurant­e que estando desnudo. Ahora solo lo practico en la intimidad.

– La fama le quitó esa libertad.

– Pero hay un sitio en el mundo en el que puedo hacerlo con tranquilid­ad. Esta profesión nos da más de lo que nos roba. Cuando rodábamos Benidorm, la gente nos reconocía y éramos como una atracción más de la ciudad, y eso te da un subidón de energía. A mí me gusta el contacto, que me digan si ha gustado mi trabajo, porque eso me hace estar conectado y saber lo que sucede. Habrá un día en el que lo echaré de menos.

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