De nuevo, poeta nacional
El acto de apertura del Any Espriu acaba con Mas aclamado con gritos de «independència»
En el décimo aniversario de la muerte de Salvador Espriu, en 1995, el propósito fue redescubrir al escritor, aplastado por los pesados ropajes de poeta nacional y rápidamente olvidado. Pero su centenario, el Any Espriu, y aun más el acto de apertura, ayer, con el president Mas recibido a gritos de «independència» (y un solitario «guapo» ) y aún afónico tras la proclamación parlamentaria de la soberanía, han caído en momentos propicios para volver a poner los laureles sobre el busto de Espriu.
El Espriu que defendía en una carta al abad de Montserrat «la aspiración del pueblo a la independencia y la libertad». «El poeta del pueblo; de los más inequívocamente patrio
tas» , cuyo legado «es aún vigente en los complejos momentos de la Catalunya actual» para el conseller Mas
carell. «Poeta nacional, como Verdaguer», para el alcalde Trias. « Ahora que Catalunya sale de viaje, que zarpa, se tendrá que proveer de una guía de viaje. Y una de las mejores que hay es Espriu», proclamó Mas poco antes de que cerrara el acto el
Va pensiero, el canto de los judíos que gimen por liberarse del yugo del faraón. Con liturgia, mucha liturgia.
¿Y el Espriu de los ponts del diàleg con Sepharad? Para Mas, los puentes están volados, hundidos, superados, han quedado atrás, aunque algunos, recordó, incluso ayer mismo sigan apostando por ellos. Y parece
que el fiasco será a fi de bé. Porque, aunque este intento fracase, «el fracaso es la semilla del éxito, y el error es el germen del acierto».
En un acto de indiscutible justicia biográfica, Miquel de Palol, el joven airado que primero mató al padre y luego escuchó de forma casi filial sus consejos, fue el seleccionado para glosar a Espriu. Y replicó a quienes hablan de elevarlo a la categoría de poeta nacional: «Se trata de que la nación que aspira a serlo, se eleve a la categoría de Espriu». En mo
mentos de «acceso al pleno dominio de la tierra» , Palol no dudó cuál sería hoy la postura de Espriu. Y abogó por «retornar el papel de padre de la patria» al poeta, en lugar de que los ocupen «cocineros, entrenadores de fútbol o payasos».
Más allá de puentes rotos, el Any Espriu tiene un trabajón por delante. Que se vuelva a leer a Espriu.
La prueba, lo que le pasó ayer a Jordi Boixaderes. Los diez actores de primera fila que recitaron a Espriu se encontraron ante un auténtico reto. Cómo decir sus versos sin quedar abducidos por las versiones musica- das por Raimon pero sin la melodía, que es lo que le sucedió a Pere Arquillué. Una solución, la solemnidad litúrgica de Josep Maria Pou y Carme Sansa. Otra, la salida en plan Es
priu on vas? de Chantal Aimée para el poema zíngaro L’ós Nicolau. Otra, la dramatización de Enric Majó, Mercè Arànega, Jordi Boixaderes... Ay.
Cuando Boixaderes hizo una larga pausa en su Assaig de càntic en el tem
ple, cuando aún faltaba siete versos para el canto final de amor a la bruta,
trista, dissortada pàtria, medio Palau lanzó un aplauso despistado, no apoteósico sino de ¿se ha acabado ya, no?, mientras otro medio Palau mandaba parar. No pasó con cualquier poema. Con el Assaig. O sea, que lo del olvido de Espriu, será que sí.
Quizá, como dice el título del poema que recitó Mercè Arànega, Amb
música ho escoltaries potser millor. Cierto que en verano vendrán más de un espectáculo con adaptaciones musicales de Espriu. Pero ayer se queda-
Miquel de Palol llama a recuperar para el escritor «el papel de padre de la patria»
ron cortos los dos lied y el momento que, aparte de la entrada de Mas, recogió el otro gran aplauso de la noche, la versión de Toti Soler y Sílvia Pérez Cruz del He mirat aquesta terra musicado por Raimon.
¿Y Raimon, el principal divulgador popular de la obra de Espriu? En la sexta fila de la platea, tras haber descartado hacer una simple aparición fugaz y con guitarra en algún acto como el de ayer. No, en todo el Any Espriu no está prevista su participación. No ha recibido, dice, ninguna propuesta para hacer lo que cree que correspondería, un recital con un conjunto detrás, como en sus recitales dedicados a Espriu en el Lliure y el Auditori en el 2004. «Si me lo dicen, bien, y si no, también».
«I cridi la veu del poble, amen».