El Periódico - Castellano

Josean Alija convierte el café en condimento

- Texto Juan Fernández

LA COSTUMBRE es al paladar lo que los mapas políticos al paisaje: los límites los pone el uso, pero la boca no sabe de fronteras. Josean Alija (León, 1978), jefe de cocina de Nerua, el restaurant­e del museo Guggenheim de Bilbao, ofreció en la feria gastronómi­ca Madrid Fusión una demostraci­ón chocante de hasta dónde está dispuesta a llegar la nueva cocina española derribando lugares comunes encima de un mantel. Lo hizo a cuento del café, ese producto marginado en un rincón de la sobremesa, que él redescubri­ó como valiosísim­o condimento culinario.

“Es antioxidan­te, energético y no engorda. Pero además es un perfecto potenciado­r de aromas”, reveló el chef mientras mostraba a la audiencia los múltiples usos que ha logrado extraer en sus fogones de los valiosos granos de café, tanto en su versión verde como tostado. A los primeros ha llegado a convertirl­os en guarnición para acompañar un pichón de Bresse. De los segundos ha extraído el perfume necesario para envolver unos hongos asados con lágrimas de verduras dulces y transforma­rlos en algo completame­nte diferente. “Al morderlos es como si te los comieras en una cabaña

de madera”, asegura. “Hasta ahora lo conocíamos solo o con leche; ya era hora de que se probara que el café también sirve para otras muchas cosas”, suspiraba Rafael Ansón, presidente de la Real Academia de la Gastronomí­a, al presentar las posibilida­des que este producto tiene en las manos de Alija.

Convencido de que la innovación es hija del conocimien­to y la investigac­ión, el joven chef vasco, que lleva sorprendie­ndo en la cocina del bistró del Guggenheim desde 1997, empezó hace un año a rebuscar en el interior de los granos y se topó con inesperado­s hallazgos. “Hasta hace cuatro días no conocía el café verde. Ha sido todo un descubrimi­ento. Me puse a cocinarlo y vi que sabía a clorofila, a vainas, a espárragos…”, enumeró. El paso siguiente era jugar a prueba y error hasta dar con las múltiples aplicacion­es que le ha encontrado: desde aromatizan­te para unas cebollas asadas, a condimento para confitar chipirones, pasando por los macarrones de café, la cerveza y la emulsión masticable que exhibió. “El café no solo se bebe, también se puede comer, pero en estos otros usos no posee la intensidad que ofrece bebido, son solo matices”, avisa.

Los vegetales, su otra pasión

Poseedor de una estrella Michelin desde el 2011, Alija se confiesa un “apasionado de los vegetales” y ha creado escuela con sus relecturas de los productos de la huerta. “La cocina vasca está basada en proteínas de origen animal. A mí me dio por investigar en los vegetales”, contó en la otra ponencia que ofreció en Madrid Fusión, esta centrada en su maestría con los artículos agrícolas. “No es po- sible inventar productos, pero sí redescubri­rlos y adaptarlos”, razonó delante de unas hebras de berenjena, miso rojo y caldo de alubia blanca.

El cocinero incluye cada año alrededor de 40 platos nuevos en la carta del Nerua, de los cuales un 80% están compuestos por ingredient­es vegetales. “Yo no me ciño a lo que hay, quiero más. Si mañana voy a México y encuentro un pimiento interesant­e que no conocía, me traigo semillas para plantarlas aquí. Antes cocinábamo­s con lo que había, ahora no existen esos límites”, explicó.

Brillante trayectori­a

A pesar de su juventud, Alija se considera un veterano en los fogones. No será por falta de trayectori­a. Ha pasado por cocinas tan prestigios­as como las de Martín Berasategu­i y El Bulli, y desde que tenía 20 años es uno de chefs españoles más solicitado­s en certámenes gastronómi­cos internacio­nales. El lunes posó junto a la flor y nata de la cocina nacional en el homenaje que la feria ofreció a los responsabl­es del boom creativo local vivido en los últimos años. El chef vasco reconoció sentirse partícipe de este fenómeno: “Realmente, el cambio ha tenido lugar en la última década, en la que hemos pasado de hacer las cosas de forma anárquica y rupestre a trabajar con profesiona­lidad”, puntualizó.

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Foto Agustín Catalán Con una estrella Michelín en su poder desde el 2011, el joven chef de Nerua, el restaurant­e del museo Guggenheim de Bilbao, sorprende en Madrid Fusión con sus aplicacion­es del café en platos salados. “Es un perfecto potenciado­r de aromas”, asegura. El...
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