La guerra del PSC
Durante las horas previas a la votación de la declaración de soberanía de Catalunya, el Twitter se convirtió en un cañón apuntando al PSC. Las murallas del no eran la fortaleza a derribar. Al empeño se unieron seguidores nacionalistas, socialistas a favor del sí y no pocos periodistas que han abandonado la corresponsalía de guerra para afiliarse al ejército elegido. Leyendo las bombas que caían sobre el objetivo era imposible no preguntarse si acabarían haciendo mella en el ánimo de los asediados. La onda expansiva de cada proyectil de 140 caracteres era colosal, igual que el ánimo irredento de algunos dirigentes amortizados que vuelcan en la red su necesidad de seguir influyendo en el devenir de los acontecimientos. Como siempre, a la batalla se unieron los bárbaros habituales que han hecho de las redes sociales su retrete particular.
Al fin, el PSC respondió con sus filas divididas. Cinco diputados no votaron y el resto reservaron el sí para su propia propuesta, opción que es lo más parecido a mantenerse en el fortín. Para algunos, los socialistas han elegido la opción del sitiado y les esperan deserciones y escasez de víveres. Para otros, es una decisión coherente que les permitirá prepararse para próximas batallas. Lo único cierto es que Pe
re Navarro no ha logrado convencer a la cuarta parte de sus generales. En esta guerra de la que no puede ni debe abstraerse, el PSC tiene poco que ganar. Y mucho que perder.