Italia impone su experiencia al entusiasmo de Inglaterra
La mala puntería y las paradas de Sirigu frustran el primer empate
Los dos equipos con más empates en la historia de los Mundiales renunciaron a perpetuar su fama y estrenar el feo casillero del torneo. El entusiasmo de Inglaterra y la animada Italia de Cesare Prandelli, más que todas sus predecesoras, reprimieron la tentación de especular y brindaron un encuentro mejor de las expectativas que habían generado mientras se acercaban a Brasil. Italia no puede con nadie en los amistosos, pero cuando huele competición vuelve a dar lo mejor de sí misma.
Se lo exigió Inglaterra, renovada y fresca con una colección de talentos que le darán tarde o temprano un nuevo y necesario impulso para no quedarse atrás respecto a la elite. Merecieron los británicos por igual el triunfo, pero su puntería fue muy deficiente y, en último término, sus intentos se vieron frustrados por Sirigu, el sustituto de Buffon. Los ingleses quisieron tantear si estaba nervioso al inicio y le bombardearon también en la segunda mitad tratando de hurgar en sus debilidades. No mostró ni una. UN PORTERO A PRUEBA Los desvergonzados debutantes Sterling (19 años) y Henderson (23) atacaron a Sirigu (27) muy pronto. El meta respondió con aplomo al segundo tiro y a los sucesivos que llegaron. Ante el gol nada pudo hacer por el excelente centro en carrera con la izquierda de Rooney, desplazado a la banda como si estuviera en el ocaso de su carrera. El desparpajo de sus compañeros le acabará desplazando más allá de la línea de banda. Hasta el banquillo.
Tampoco ocupó un espacio central, posicionalmente, Pirlo, pero su papel fue capital por Italia porque le dieron el manejo de todas las pelotas. Intervino, cómo no, en la ejecución del gol. Maravilloso en la idea puesta en práctica. Una acción estratégica de un córner que sacó raso y en corto Candreva a Verratti, quien la prolongó hacia Pirlo y este la dejó pasar, engañando al marcador para que De Rossi en la vertical del área, controlara y chutara. Pirlo cerró el duelo con un disparo al larguero que engañó a Hart como si hubiera sido un penalti. BALOTELLI, MÁS TARDE Más tarde que la muchachada inglesa apareció Balotelli, que acertó a la segunda oportunidad. Solo en la punta de ataque, intenta aprovechar cada balón que recibe, y se lo juega como si fuera el último. El primero lo chutó sin pensárselo ni mirar a nadie; el segundo lo cabeceó a la red. Él cumplió su misión; el resto del trabajo quedaba en manos de defensas y centrocampistas porque a partir de entonces, esta Italia más festiva midió sus salidas.
Faena suficiente tenía, por el cansancio y el sopor amazónico de Manaos, para contener el entusiasmo de Inglaterra, que también ha cambiado: ya no es el equipo del balón largo y el juego directo, aquél que busca el choque y el cabezazo. La nueva generación –Hodgson siguió metiendo jóvenes en aras de la añorada puntería–busca la combinación y el disparo de fuera del área, algunas veces con precipitación, siempre con valentía.