Siesta sobre el asfalto
Márquez y Pedrosa baten el récord de inclinación al tumbarse hasta 63 grados en la quinta curva del Circuit, que trazan a 87 km/h
«Todos tumbamos más o menos igual. Todos nos acostamos sobre el asfalto, pero es verdad que ver a Marc impresiona, pues su cuerpo está totalmente fuera de la moto. Es muy divertido y espectacular verle en la pista. Otros, como yo, al tener más envergadura, brazos más largos, no tenemos la necesidad de descolgarnos tanto, pues podemos hacer palanca con los brazos» .
Valentino Rossi, siempre dispuesto a mostrar su admiración por su discípulo preferido ( «lo que no quiere decir que no tenga ganas de derrotar a ese piccolo bastardo, ¡muchas!» ), expresó su sorpresa al saber que ayer tanto Márquez como Dani Pedrosa, cuyo pilotaje parece menos espectacular que el del campeón de Cervera, establecieron ayer un nuevo récord de inclinación al trazar la curva 5 del Circuit (ver su ubicación en el gráfico), una horquilla de izquierdas, a 87 km/h con un grado de inclinación del 63%.
«Montmeló es un circuito ideal para ese tipo de trazada, pues las curvas son largas, anchas y te permiten jugar con tu cuerpo» , reconoció Márquez al conocer el dato. «Aquí, en el Circuit, vas mucho rato tumbado, casi acostado sobre el asfalto y a gran velocidad» . Cuando le preguntas si nota cuándo roza el asfalto con la rodilla, el codo o, incluso, su culo, Márquez muestra su sorpresa por la cuestión. «¡Por supuesto que lo notas! No solo lo notas, sino que lo haces expresamente. Tú usas el suelo, la pista, el asfalto como referencia. Controlas la trazada con el tacto, notas apoyo. Bueno, más aún, ¡te apoyas! Claro que te apoyas , sentencia el muchacho que, hasta este momento, ha ganado los seis grandes premios que se han disputado esta temporada.
Tumbarse sobre el asfalto, hacer la siesta sobre la pista, fue, cuentan, un descubrimiento del francés Jean-Philippe Ruggia a mediados de los 90 cuando compartía equipo de 250cc en Yamaha con el italiano Max Biaggi, que trató de imitarle y nunca pudo. «Me hice unas protecciones especiales para el codo, pero nunca rocé, nunca , reconoció Supermax a sus amigos de entonces. Ruggia fue el primero que, además de rozar la pista con la rodilla, utilizaba sus codos para apoyarse.
Luego vino el espectacular y simpático Toni Elías, que se salía de la moto en cada curva. «Cuando veo a Marc me parece maravilloso» , explicó el joven manresano, ahora en el equipo Aprilia de Superbikes. «Yo tocaba con el codo, ¡pero Marc se apoya hasta con el culo! Un día (Assen-2007), de tanto inclinar, acabé tumbado sobre el asfalto y perdí el control de mi moto a 250 km/h. En aquella caída me rompí el fémur izquierdo» . Elías, otro gran admirador de Márquez de visita ayer en el Circuit, está convencido (entre risas) que «un día de estos, Marc será capaz de rozar el asfalto con la oreja» .