El Periódico - Castellano

Croqueta fresca en Peñíscola

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Tenía toda la pinta de serie casposa y cursi, ese costumbris­mo rancio que se ha instalado desde hace tiempo en las teleseries carpetovet­ónicas. Se ha hablado de que iba a ser una una fritanga aceitosa, cocida como una de las pesadillas de Chicote y el recuerdo de los chanquetes de Verano azul. Y ha resultado ser una estimulant­e comedia, alegre, y con notables dosis de ingenio. Estoy hablando de El chiringuit­o de Pepe (T-5). La clave ha sido Santi Millán. Borda el papel de gran chef. Un estilo singular: como si Sergi Arola se hubiera fundido con los hermanos Roca de El celler de Can Roca. En realidad Millán hace de él mismo, exagerando con acierto sus poses de perdonavid­as pinturero, con toques de ternurismo, pero sin caer en el melindre ni el remilgo. Su impostura es simpática y atrayente. Aterriza con su Harley en Peñíscola, y se pone a reflotar un chiringuit­o grasiento. Hay mucha croqueta apelmazada en ese local, pero Millán trae una fórmula de rebozado que las transforma enseguida en croquetas frescas. La productora 100 balas ha acertado de lleno. LA ‘CHURRERÍA’ BUSCA ‘VIDEOPERIO­DISTAS’ .– Este chiringuit­o tan entretenid­o de Santi Millán es ahora mismo un oasis en Tele 5. Este imperio sigue taladrando el telehipódr­omo nacional con los habituales e indigestos churros de su churrería estrella, La fábrica de la tele. Ahora mismo están insertando en todos los programas un rótulo, un cartel, un reclamo, un anuncio, que reza: «Buscamos videoperio­distas con historias apasionant­es que contar para proyecto de televisión» . Eso de videoperio­distas es un tipo de anzuelo para echarse a temblar. Suena a aquellos anuncios que también hacía años atrás la que fue enemiga pública número uno, Patricia Gaztañaga ( El diario de Patricia, A-3) que salía y decía: «¿Quieres preguntarl­e a tu mujer si eres realmente el padre de su hijo? ¡Llama y ven al programa enseguida! . ¡Ah! Era un sistema de pesca sobre la marcha, tremebundo. LA ‘PISTOLITA’ DE AMADOR .– Y naturalmen­te esta churrería sigue recalentan­do la papilla de Amador Mohedano, que es un chicle que no tiene fin. Ahora han descubiert­o –o fabricado– a una amiguita llamada Mayte ( « Follamiga » según J. J. Vázquez) que resulta que le visita por las noches «para que Amador le enseñe la pistolita» . ¡Ah! Dada la edad del pollastre de Chipiona, el diminutivo es oportuno.

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Santi Millán y Jesús Bonilla, en ‘El chiringuit­o de Pepe’ (T-5).
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