Pequeño Messi palestino
Muy lejos del Mundial, un niño de Jerusalén que también juega a fútbol es el doble del astro azulgrana.
Cuando Ahmad Salaymh camina por las estrechas calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde vive desde que nació hace nueve años, sus vecinos le saludan: «Hola Messi, buenos días,
Messi» . Ahmad es el vivo retrato del jugador azulgrana, sobre todo
de cuando el crack era pequeño y ya despuntaba en los campos de fútbol de su Argentina natal.
«En la Ciudad Vieja, muchos lo conocen y todos le llaman Messi, y en otras zonas de Jerusalén a veces le paran y le dicen: ‘Oye, te pareces mucho a Messi’» , explica a Más Periódico Mahmoud, el padre del pequeño Messi palestino. «Un día estábamos en un centro comercial de la parte oeste de Jerusalén [zona israelí] y le gritaban: ‘Messi, Messi’» , comenta orgulloso del parecido de su retoño con la estrella del Barça.
A Ahmad, que siempre va vestido con el uniforme azulgrana, ya nadie le llama por su nombre, «excepto los maestros en la escuela» , apunta Mahmoud. Hasta en su casa es Messi. La pared principal del dormitorio que comparte con su hermano mayor, Abed, de 12 años, está decorada con un enorme póster de Leo Messi y su cama siempre luce sábanas del Barça. La de Abed tiene puestas unas del Real Madrid. Y es que en la familia Salaymh todos son merengues excepto Ahmad.
«Cuando se juega el clásico hay pelea», bromea Mahmoud, que trabaja como vigilante en la sede del
periódico Al-Quds, en Jerusalén este, la zona de la ciudad que los palestinos aspiran a convertir en la capital de su futuro Estado y que está ocupada por Israel desde 1967. Ahmad dice que prefiere al Barça «porque es el mejor equipo y está Messi»,
aunque opina que el crack azulgrana «no ha estado muy bien» en la última temporada y «el equipo, en general, tampoco» . La madre de Ahmad, Sumaya, asegura que cuando el Barça pierde su hijo «llora y no quiere comer ni ir al colegio».
«El Real Madrid y el Atlético han
merecido más ganar» , apunta Ahmad en voz baja, en parte porque le cuesta confesarlo ante su familia madridista y también porque es tímido, aunque tiene bastante desparpajo posando ante la cámara. Como el de verdad, el Messi palestino habla poco, pero sonríe mucho. Su sonrisa es a veces vergonzosa y a veces traviesa, igual que la de su hermano pequeño, Amir, de 5 años, que contempla a su Messi particular con admiración.
El mismo corte de pelo
Cuando Ahmad tenía solo 4 años, la familia y los vecinos vieron que se parecía al famoso jugador y empezaron a llamarle Messi. El niño pidió llevar el mismo corte de pelo que su ídolo y se fue fijando en él hasta captar todos sus gestos, los que hace cuando habla y cuando juega, especialmente cuando celebra un gol. Ahmad también es jugador de fútbol e intenta ser fiel al estilo de Messi y reproducir sus pases y sus tiros. Es centrocampista y entrena en la Palestine Talent Football Academy, la academia de promesas del fútbol en la que juegan decenas de niños y niñas palestinos de entre 7 y 15 años.
Ahmad es un buen jugador y sueña con convertirse en profesional. Si alguien le interroga sobre sus aficiones contesta: «Solo me gusta el
fútbol» . Cuando le preguntan qué quiere ser de mayor responde: «Futbolista . Muchos niños palestinos tienen el mismo deseo. Pero en Pa-
El pequeño, de 9 años, siempre va vestido del Barça y su parecido con el argentino es asombroso
lestina, las familias no suelen tener recursos para que sus hijos entrenen en un equipo, las instituciones públicas tampoco y las instalaciones deportivas son escasas.
Además, los futbolistas palestinos, aficionados y profesionales, y cualquier otro atleta topan con las restricciones de Israel, que prohibe construir edificios –incluidos los deportivos– en la zona C de Cisjordania (territorio palestino), área controlada por los israelís donde se sitúan las colonias judías. Las restricciones afectan a la libertad de movimientos de los jugadores, especialmente a los de Gaza, a los que a menudo Israel deniega la autorización para entrar en Cisjordania.
Ahmad tuvo la suerte de poder desplazarse, en agosto del 2013, hasta la localidad de Dura (Cisjordania) para asistir como público al entrenamiento que el Barça llevó a cabo con un grupo de pequeños futbolistas palestinos. Vio a Messi de lejos, pero su sueño es conocerlo en persona. Ahmad se pregunta si al ser este diario de la ciudad del Barça, su ídolo leerá estas líneas y sabrá que en Palestina tiene un pequeño doble y un gran fan.