Mugabe desafía al Ejército y a su partido y se resiste a dimitir
El anciano dirigente sorprendió a todo el país, ya que se daba por segura su salida
N uevo golpe de efecto de Robert Mugabe. Cuando todo indicaba que el anciano presidente de Zimbabue, acosado por el Ejército y su propio partido, iba a presentar su dimisión por televisión, acabó reafirmando su decisión de mantenerse en el poder. Durante su alocuación dejó claro que los últimos acontecimientos políticos sucedidos en el país «no suponen una amenaza ni para la Constitución» ni para su «autoridad como jefe del Estado y Comandante en Jefe». Ante la estupefacción y sorpresa de todos, el dirigente más viejo en ejercicio del planeta, de 93 años de edad y 37 en el poder, dijo además que el mes próximo tiene previsto presidir el congreso de su partido, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (Zanu-PF).
El sorprendente anuncio de Mugabe se produjo en una jornada marcada por el ultimátum enviado por su partido para que dimitiera antes de hoy o sería sometido a una moción de censura en el Parlamento. Poco antes de aparecer en televisión, la Zanu-PF lo destituyó como número uno del partido y nombró en su lugar al exvicepresidente Emmerson Mnangagwa, además de nominar a este último como candidato para las presidenciales del 2018. También expulsó del partido a la primera dama, Grace Mugabe, y a varios de sus aliados, incluidos varios ministros.
Los militares tomaron el control de Zimbabue la noche del martes al miércoles y, en un mensaje emitido de madrugada en la tomada televisión nacional, explicaron que no se trataba de un golpe contra el presidente, sino de una operación contra «criminales» de su entorno. Un día antes habían advertido que se tomarían «medidas correctivas» si Mugabe continuaba con la purga de los miembros más veteranos del partido. En el trasfondo de esta declaración se leyó la destitución del hasta la semana pasada vicepresidente, Mnangagwa, al que se había opuesto Grace Mugabe con ataques verbales.
Los zimbabuenses se echaron el sábado a la calle para pedir la dimisión del presidente.