Televisión de impacto visual
Desde que la nueva tecnología digital ha entrado en las pantallas de la televisión, resulta altamente agobiante soportar su visualización. En cualquier programación televisiva, ya sea en los telediarios, los magacines, los debates de tertulianos, los concursos o incluso en las películas, el exceso de imágenes digitales, avisos luminosos, textos de las redes sociales, logotipos de la cadena, reclamos de la programación del día siguiente, lucecitas y destellos, fondos de pantalla en movimiento e imágenes repetitivas incesantes hacen que su visión sea algo tremendamente agotador. Y no solo en lo que respecta a la parte visual, que produce una fatiga obvia ante tanto impacto innecesario, sino que también perjudica muy negativamente la atención y la concentración en el contenido verbal, es decir, afecta el entendimiento de las palabras y de las conversaciones.
Un impacto continuado y tan diversificado de imágenes, en contra de lo que se pretende, distrae totalmente la comprensión oral. Cuántas veces he perdido la concentración de una conversación o tertulia por culpa de las repetidas e impactantes reproducciones del fondo (por ejemplo las imágenes de la carga policial del 1-O), o por culpa de los tuits o textos informativos que invaden la totalidad de la pantalla, incluso tapán- dola parcialmente.
Francamente, añoro aquellos fondos neutros de antaño, planos, limpios, sin logotipos ni tampoco avisos luminosos, en los que se podía concentrar la atención en la palabra y en la gesticulación de la persona que hablaba.
Una sugerencia a los programadores, realizadores y diseñadores de televisión: «La simplicidad es la máxima sofisticación», cita de Leonardo da Vinci. El ilustre escritor español José Bergamín, compañero de generación de Unamuno, García Lorca y otros, y hoy intencionadamente olvidado en su país porque no comulgó con la restauración monárquica implantada por los Cuatro jinetes del Apocalipsis, como los llamaba él (Fraga, Suárez, González y Carrillo), decía que había algo peor que una España militarizada, y eso era una España guardiacivilizada. Es lo que estamos sufriendo hoy en día.