El Periódico - Castellano

Colas a la puerta de la cárcel

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Una de las cosas que más gusto daba el domingo pasado a las puertas de la Modelo era ver a tanta gente dándole la espalda al escenario principal –el que se había montado en el cruce de las calles de Entença y de Rosselló–, encarando el escenario secundario –el de Entença/Provença–, siguiendo atentament­e la actuación de toda una lista de poetas que iban subiendo a recitar.

La poesía tenía que estar presente en este festival porque la poesía es grito y allí de lo que se trataba era de gritar. Qué gran acierto tuvo quien fuera que decidió incluirla en primera instancia en la programaci­ón de los actos que a lo largo de toda la semana pasada se fueron celebrando ahí mismo: en la cárcel, dentro y fuera, como parte del programa de un festival imprescind­ible y fulminante.

El #NoCallarem ha sido un festival tan necesario y justo como solo puede serlo algo que implique ponerle amplificac­ión a lo que apareció en primera instancia como clamor popular. Necesario y justo como solo pueden serlo la cultura y la poesía, vaya. Es imposible que pinchen las cosas cuando se hacen de esta manera, siguiendo este orden. Cuando el Ayuntamien­to de Barcelona hace una superilla en un sitio donde nadie la había pedido, lo más normal es que se levanten voces que pregunten qué necesidad había de esto, cuando en cambio lo que se hace es abrir las calles para aquellos que hace tiempo que gritan que son suyas, y encima se abren para que no callen, para que lo puedan gritar más fuerte, las voces que se levantarán irán, seguro, acompañada­s de aplausos. HACE CUATRO

años que la librería donde trabajo funciona y más de una vez, y de dos y de tres, cuando hemos programado poesía, me he sorprendid­o mirando con plena satisfacci­ón y con un poco de sorpresa también, cómo se formaba una cola a la puerta del lavabo, una vez terminado el recital. El domingo y toda la semana pasada, esta misma sensación de satisfacci­ón la he ido experiment­ando ampliada al comprobar cómo cada día, la poesía, la música, el teatro y el arte hacían que se formaran colas para entrar en la cárcel.

Sí: colas para entrar en la Pensadlo. cárcel.

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