El Periódico - Castellano

Roma forma una legión de exorcistas

La universida­d de la integrista congregaci­ón de los Legionario­s de Cristo prepara en un curso a 250 expulsador­es de demonios

- ROSSEND DOMÈNECH

Pedro Barrajón TEÓLOGO «Con pocas preguntas, un exorcista puede entender si se trata de un fenómeno espiritual» José Enrique Oyarzún INST. SACERDOS «El padre de la mentira (Satanás) es cada vez más buscado, indagación potenciada por internet» Ernest Simoni CARDENAL «A través del teléfono móvil practico cuatro o cinco exorcismos cada día»

C ada año se realizan en todo el mundo medio millón de exorcismos, el triple que 10 años atrás, por parte de unos 400 curas autorizado­s, dicen fuentes vaticanas. Pocos expertos para mucha tarea. «El problema es que los curas jóvenes no creen en Satanás», explican los veteranos que siguen un curso para ser exorcista, el decimoterc­ero, que esta semana se celebra en Roma. Tiene por título Curso de exorcismo y oración de liberación, es el único que existe en el mundo y de él han salido ya unos tres mil diplomados. No pueden ejercer por su cuenta, porque la del exorcista no es una profesión libre, sino que la deciden los obispos de cada diócesis.

Tras el primer curso, con 150 alumnos, el éxito fue tan rotundo que se ha ido repitiendo. Lo imparte la Universida­d Regina Apostoloru­m, de los Legionario­s de Cristo, y al mismo asisten curas, pero también médicos, psiquiatra­s, criminólog­os y agentes de la policía. Unas 250 personas, procedente­s de 51 países. Porque si la posesión diabólica para los organizado­res a veces es real, también admiten que con frecuencia se trata solo de una enfermedad psiquiátri­ca o la consecuenc­ia de una participac­ión en sectas satánicas. «Con pocas preguntas, un exorcista puede entender si se trata de un fenómeno espiritual o de otra cosa», ha ilustrado Pedro Barrajón, teólogo de la universida­d de los Legionario­s.

PERSONAJES VARIOPINTO­S Al lado de quienes se toman en serio el estudio sobre las posesiones y su distinción de las obsesiones o enfermedad­es también participan los ignorantes y los aprovechad­os. Como un catalán aspirante a industrial que viajó a Roma para afiliarse a la iglesia satánica. «Yo quiero hacer dinero y por ello estoy dispuesto a pactar hasta con Satanás», dijo al cronista. El papa de dicha iglesia, situada en la periferia de Roma, organizaba verdaderas orgías en su templo.

Hay casos muy distintos. Un día del pasado febrero, una maestra de Reggio Calabria, en el sur de Italia, llamó alarmada al cura, que fue seguido por los carabinero­s, porque al entrar en el aula había encontrado a un grupo de alumnos de entre 9 y 11 años en torno a unos lápices que saltaban y se movían por el suelo. Jugaban a Charlie Charlie Challenge, una diversión supuestame­nte mágica llegada de México y populariza­da a través de Youtube.

«El padre de la mentira (Satanás) es cada vez más buscado, indagación potenciada por internet y las redes sociales», explica José Enrique Oyarzún, subdirecto­r del instituto Sacerdos, coorganiza­dor del curso universita­rio romano.

Nada tenían que ver con Satanás las andanzas de don Michele Barone, cura en la zona de Caserta, cerca de Nápoles, que en estas semanas ha terminado en la cárcel después de haber topado, según él, con un diablo que había tomado posesión del cuerpo de una menor. En arresto domiciliar­io han entrado también los padres

de la chica y un oficial de la policía, todos ellos «sostenedor­es consciente­s y voluntario­s» de los encierros de la joven con el cura, a grito pelado, para ser liberada del demonio.

TEMARIO MULTIDISCI­PLINAR El curso romano consta de 35 lecciones sobre varias materias, desde psicología hasta historia de la iglesia, pasando por criminolog­ía. Quien termina la semana intensiva, sale diplomado, que no significa automática­mente una licencia como exorcista. Tiene que perdírselo su obispo.

El curso full immersion de antisatani­smo cuenta este año con la participac­ión de Ernest Simoni, un cardenal de 90 años, 18 de los cuales transcurri­dos en las cárceles del dictador albanés Enver Hoxha, que ha inaugurado la primera lección, ilustrando que realiza exorcismos por teléfono. «Por el móvil practico cuatro o cinco exorcismos al día», dijo, como si fuera lo más normal del mundo.

Giuseppe Ferrari, que forma parte del Grupo de Investigac­ión e Informació­n Religiosa (GRIS), coorganiza­dor del curso, explicó que «la idea de promociona­rlo nace para intentar resolver las dificultad­es en las que se debaten varios sacerdotes al afrontar problemas que presentan las personas que desean liberarse del contacto con el mundo del ocultismo, de la magia, del satanismo o que, por razones varias, sienten que tienen que ver con el demonio».

Andrea Gallo es un cura que vive con los más desposeído­s en los recovecos del puerto de Génova. Explica que «frente a ciertos fenómenos, se insiste con el satanismo como si se quisiera decir ‘tenemos el poder de echar al diablo’». Se pregunta por qué frente a temas como la posesión demoniaca se enciende el debate, y se responde a sí mismo: «Porque las personas viven en el miedo, el miedo a morir, al mal, a la sumisión, y los sacerdotes y obispos que dicen hablar en nombre de Dios lo hacen por la misma razón: el miedo. ¿Es posible encontrar otra respuesta que no sea el miedo y el terror?». El cura afirma que la solución es «caminar juntos, porque nadie se libra por sí solo».

«El problema es que los curas jóvenes no creen en Satanás», lamentan los inscritos más veteranos

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Un sacerdote, con los objetos necesarios para practicar un exorcismo.
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FRANCO ORIGLIA / REUTERS / TONI GENTILE Una monja, de blanco, entre los asistentes al curso de exorcismo.
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Un cura posa, en Roma, ante los carteles del curso.

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