Bru de Sala
Primero, un dato: el 27% de catalanes están de acuerdo con el encarcelamiento preventivo de los líderes independentistas. Son muchos menos que el porcentaje de votos de los partidos favorables al 155, 43% si agregamos Ciudadanos, PSC y PP. En el conjunto de España, los partidarios de la represión incondicional son más del doble.
Segundo: lástima que no dispongamos de ninguna encuesta que oriente sobre la preferencia electoral de los más de dos millones de votantes independentistas. Sin embargo, partimos del supuesto, constatado en diversos círculos, de que la opción de formar Govern es ampliamente mayoritaria en este colectivo cada vez más heterogéneo. El argumento compartido: hay mucho que perder y poco que ganar.
Tercero: que la exitosa manifestación del domingo no llamara a la independencia sino a la libertad de los presos políticos, indica que se ha producido un cambio de rasante. No de objetivos. Se constata del fracaso y la necesidad de otros planteamientos.
Y cuarto: el interesantísimo libro de Josep Martí Blanch Cómo ganamos el Proceso y perdimos la República concluye con una grave constatación. El independentismo fracasó porque se impusieron los antiprocessistes, los partidarios de la intransigencia, las prisas, las fantasías y las falsedades, los que querían la República a toda costa, sin tener en cuenta de entrada