La primavera independentista
La crisis de los partidos o el autogol de Montoro favorecen al secesionismo Unas nuevas elecciones en Catalunya aproximarían al país al caos institucional
permiso de Kafka (Península)– «era un político gris, mediocre como diputado y como alcalde». Los que le encumbraron, según el historiador de Olot, «pensaron que era la opción ideal en aquel momento: manipulable e influenciable (...)». Sin embargo, «no contaron con que Puigdemont podía superarlos a todos en radicalidad, terquedad, temeridad y vocación martirial». Efectivamente: el expresidente de la Generalitat se está descubriendo como lo define Canal y en estos últimos días, a propósito de su éxito provisional ante el tribunal territorial de SchleswigHolstein, se ha venido arriba y disfruta de los iniciales éxitos de la estación más amable del año.
TRANSVERSALIDAD La manifestación del pasado domingo –300.000 personas– para protestar por los llamados impropiamente «presos políticos» fue, además de un éxito de participación, otro cualitativo: a la concentración se incorporaron las federaciones sindicales de UGT y CCOO, proyectando así una sensación de transversalidad inédita en la presión a la justicia española. Las centrales sindicales quedan atrapadas en el relato del procés y vinculadas a la causa emocional de la lucha por los políticos presos. Ese mismo día, Puigdemont fue entrevistado en TV3 desde su refugio en Berlín, obteniendo una cuota de pantalla del
MADRID