Las «brigadas de limpieza»
Grupos de españolistas arrancan de noche lazos amarillos y ‘estelades’ por toda Catalunya
Una sorda pelea por el espacio público se libra cada jornada en Catalunya. De día, en vallas, árboles y farolas, activistas independentistas colocan lazos amarillos, estelades y pasquines en pro de la excarcelación de los políticos presos. De noche, activistas españolistas arrancan esa propaganda y la arrojan a contenedores de basura. Estos últimos se autodenominan «brigadas de limpieza» y ya están en todas las comarcas catalanas. Salen de madrugada, por calles vacías, en grupos que no suelen superar las 12 personas embozadas con capucha y pertrechadas de alicates, espátulas, pértigas y escaleras.
Los grupos se comunican por Whatsapp y Telegram, y usan la app de geolocalización Engrapp, con la que un simpatizante señala dónde hay lazos; de noche, el grupo pasará por ahí. Su presencia en redes so- ciales crece con la difusión de los vídeos que graban, bajo nombres como #LIBERAGERONA, Groc Enlloc, Brigada 155, Aixeca’t o Segadors del Maresme. Es en esa comarca y en el área metropolitana de Barcelona donde su actividad es más intensa. Y también donde más crece el riesgo de que el fenómeno se transforme en problema de orden público, pues menudean los choques entre estos grupos y vecinos independentistas que los increpan.
En los medios solo ha trascendido alguno de esos sucesos, como el de Carmen G., jubilada barcelonesa de 66 años, miembro de Groc Enlloc, a la que el 14 de abril, cuando arrancaba lazos en Trinitat Vella, un hombre zarandeó y arrojó al suelo hiriéndola en la cara, un brazo y una rodilla. Ocurría un mes después de que, también en Barcelona, una pareja gay e independentista fuera agredida por individuos que les reprochaban los lazos amarillos que lucían.
«Que cada uno ponga en su balcón lo que quiera, pero no pueden invadir el espacio de todos. Yo respeto a todo el mundo, y pido que me respeten a mí», dice.
La mayoría de estos roces no han pasado de gritos y algún empujón, pero «cualquier día puede haber violencia», admite José Casado, vigilante privado de 40 años y portavoz de Segadors del Maresme. «Esta es una actividad de riesgo porque el independentismo pierde fuerza y se endurece en la calle», añade.
Casado, según relata, ha recibido llamadas amenazantes, y a tres de sus compañeros les han hecho