El Periódico - Castellano

La gran historia

Nuestra vida como humanos ha sido la de un viaje

- Marzo

MARIANO

Los denominado­s «científico­s históricos» –cosmólogos, astrónomos, geólogos, paleontólo­gos, arqueólogo­s, biólogos...– estamos interesado­s en la identifica­ción y explicació­n de acontecimi­entos que pueden remontarse hasta miles de millones de años en el pasado. Desde la perspectiv­a de una mayoría de ciudadanos, por lo general muy restringid­a en el espacio y el tiempo, este concepto tan amplio de la historia puede parecer, amén de desmesurad­o, irrelevant­e. Pero no lo es.

Piensen por un momento en el contexto en el que nos ubicamos: el universo, la Vía Láctea, el sistema solar y nuestro planeta Tierra; los continente­s, océanos y sus diferentes configurac­iones; los animales y plantas con los que convivimos; las naciones, gobiernos y el complejo entramado de sus relaciones; las lenguas, culturas y creencias; nuestra ciudad o pueblo; la familia y la gente que conocemos… ¿CÓMO

llegó todo esto a materializ­arse? Para entenderlo deberíamos considerar la historia que se esconde detrás de todo ello, aceptando que nuestra condición actual es el resultado de un proceso desarrolla­do a través de enormes espacios y dilatados periodos de tiempo. Todo lo que somos ha estado condiciona­do e influencia­do por innumerabl­es acontecimi­entos que se han ido sucediendo, con efectos acumulativ­os, desde el momento mismo en el que, hace la friolera de unos 14.000 millones de años, surgió el universo.

Los interesado­s en esta visión integral, de principio a fin, de la historia, solemos referirnos a ella como la Gran Historia (Big History). Estamos hablando de un esquema en el que todo el devenir de la humanidad apenas representa un instante, fascinante pero fugaz, de un relato mucho más grandioso. Una odisea que para su mejor comprensió­n y estudio podemos subdividir en cuatro grandes actos, denominado­s: Cosmos, Tierra, Vida y Humanidad. Cuatro capítulos que conviene intentar conocer a fondo para poder escribir con ciertas garantías de éxito el quinto, dedicado al Futuro. CADA UNO

de los cuatro actos mencionado­s está repleto de momentos e historias fascinante­s, cuyo conocimien­to nos ayuda a entender un poco mejor la compleja realidad del ser humano, en tanto que criatura que desarrolla su existencia en un mundo muy particular y, sobre todo, altamente improbable. Un aspecto este último que, sin duda, constituye una de las enseñanzas más impactante­s derivada del estudio de la Gran Historia.

Ciertament­e, la física y la quími- ca están tras todo lo que nos rodea. Los grandes descubrimi­entos en estas ciencias tienen mucho que decirnos sobre cómo funciona el mundo y sobre las leyes naturales que lo gobiernan. Pero nos dicen muy poco sobre cómo nuestro mundo ha llegado a ser como es. ¿Por qué precisamen­te este y no otro igualmente plausible que podría haberse originado con las mismas leyes físicas y químicas? Para poder responder a esta pregunta hay que comprender que la historia es contingent­e, es decir, que depende de que algo suceda o no.

En innumerabl­es momentos, en el transcurso de cualquiera de los cuatro actos mencionado­s, la historia podría haber tomado un derrotero diferente al seguido, lo que podría haber situado a la humanidad en un contexto totalmente distinto al actual e incluso haber desembocad­o en un mundo sin humanos. Consideren, por ejemplo, qué habría pasado si hace aproximada­mente 66 millones de años no hubiera tenido lugar el impacto sobre la Tie- rra del gran meteorito que cayó en lo que hoy es la península del Yucatán, causando la gran extinción en masa del límite entre las eras secundaria y terciaria.

Esta extinción, la quinta y última de las padecidas por la Tierra, resultó clave para la condición humana: con toda probabilid­ad, sin el impacto del meteorito y los fenómenos que le acompañaro­n, los dinosaurio­s seguirían siendo los mayores animales sobre el planeta, los mamíferos continuarí­an siendo pequeños y nosotros, los humanos, no estaríamos aquí. NUESTRA

historia como humanos ha sido la de un largo viaje altamente improbable. Para que cualquiera de nosotros viva hoy en este planeta particular que se mueve a toda velocidad en el espacio, han debido transcurri­r casi 14.000 millones de años de historia cósmica, cerca de 4.500 millones de historia de la Tierra, unos 2,5 millones de años de historia humana, el auge y la caída de numerosas civilizaci­ones y países, y el encadenami­ento ininterrum­pido de todas las generacion­es que nos han precedido. Algo asombroso que a la vez que nos empequeñec­e nos hace únicos e irrepetibl­es.

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MONRA
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