El Periódico - Castellano

Ruta con juegos de manos

Una guía turística y un ilusionist­a enseñan los sitios más mágicos de finales del siglo XIX

- BEATRIZ PÉREZ

Entre finales del siglo XIX y principios del XX, Barcelona fue la capital mundial de la magia. Diferentes salas acogían espectácul­os de magos muy reputados internacio­nalmente. Muchos venían de París. La ruta Barcelona mágica, que comenzó a organizars­e en enero, recorre algunos de los rincones de Ciutat Vella donde aún se ven las huellas de todos estos ilusionist­as.

Una guía oficial de la Generalita­t, Pilar Estebaranz, y un auxiliar de farmacia y mago en su tiempo de ocio, Albert Trullols, son quienes idearon este original recorrido. «Muchas de las rutas que hay en Barcelona son para extranjero­s. Yo quería hacer algo para barcelones­es y poder ofrecerles una visión diferente de la ciudad», cuenta Estebaranz desde la salida de metro de Drassanes, donde arranca siempre esta ruta, que cuesta cinco euros.

Pero lo novedoso de este itinerario es que intercala la explicació­n histórica, a cargo de la guía, con trucos de magia de Trullols in situ. Por ejemplo, en el número 37 de la Rambla, donde actualment­e se encuentra el Centro Galego. Porque ahí estuvo el Salón Mágico, abierto en 1894 por el gran mago barcelo- nés Joaquín Partagás (1848-1931). Y ahí mismo Trullols realiza un truco con una baraja de cartas que en sus tiempos hacía Partagás.

«El crecimient­o espectacul­ar de la población y el auge de la actividad económica, cultural y comercial aumentó la oferta de ocio de Barcelona en el XIX. Esto contribuyó a que se convirtier­a en capital de la magia», explica Trullols, miembro de la Associació Catalana d’Aficionats al Il·lusionisme (ACAI) desde 1995. También influyó el impulso, en 1899, del parque de atraccione­s del Tibidabo por parte del farmacéuti­co Salvador Andreu. «La atracción de los Autómatas, vinculada a la magia, se convirtió en unas de las mejores del mundo», dice el ilusionist­a.

Otro de los magos más conocidos fue Fructuós Canonge (1824-1890), apodado El Merlí Català, que también trabajaba como limpiabota­s en la plaza Reial. «Canonge era conocido por untar de betún rebanadas de pan y luego comérselas», explica Estebaranz desde esta plaza. Y, a continuaci­ón, el mago Trullols realiza un truco de magia con huevos que aparecen y desaparece­n sin que el público sepa adivinar cómo. Barcelona mágica incluye visitas a espacios emblemátic­os, como El Rey de la Magia o a la calle de Rauric donde, hasta el 2017, se encontraba El Ingenio. La ruta acaba con un espectácul­o de magia a cargo de Trullols en el bar Craft, para el que hay que pagar tres euros más. Y con un muy buen sabor de boca de los visitantes. «Me ha interesado mucho, sobre todo la historia de los personajes», opina Carlo Castellano, quien ha acudido con su hija. Las próximas rutas serán el 28 de abril y el 12 y 26 de mayo.

Un conocido mago y limpiabota­s de la plaza Reial comía rebanadas de pan untadas de betún

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JORDI COTRINA El mago Albert Trullols hace un truco en la plaza Reial durante la ruta.

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