El Periódico - Castellano

Valverde sigue la senda

El entrenador alarga la hegemonía del Barça en la última década con un cuarto doblete que está a solo un punto Alba responsabi­liza al equipo del desastre europeo y exculpa al técnico, que sí es señalado por la directiva

- JOAN DOMÈNECH

Ernesto Valverde pondrá nombre al octavo doblete de la historia del Barça en cuanto se consume la conquista de la Liga en uno de «los cinco match balls» de que dispone el equipo en la Liga, en palabras del propio entrenador. En realidad, está a solo un punto, tras el tropiezo de ayer del Atlético en casa ante el Betis (0-0). Si el Barça lo suma el domingo en Riazor, Txingurri se unirá ya al selecto al club que inauguró Fernando Daucik (1951-52 y 52-53) y al que se apuntaron luego Helenio Herrera (58-59), Louis van Gaal (96-97), Pep Guardiola (08-09) y Luis Enrique (14-15 y 15-16).

Valverde sigue la senda triunfador­a de esos ilustres predecesor­es. Por el éxito y por la forma de conseguirl­o. El triunfo del Wanda Metropolit­ano remitió a las mejores noches del Barça de la última década, cuando convirtió la voluntad de preservar el estilo en un camino hacia la gloria. La goleada sobre el Sevilla encuentra poquísimos precedente­s tratándose de la final. La catarata de goles fue posterior al caudal de fútbol que desparramó el equipo cuando Andrés Iniesta abrió el grifo.

Guardiola y Luis Enrique (14-15) distorsion­an la dificultad de lo que encierra conseguir un doblete, que sería el cuarto de la última década porque ellos, en su primera campaña, lo que hicieron fue ligar sendos tripletes, algo único, acompañand­o la Liga y la Copa con la Champions.

DESMESURAD­O LISTÓN Ese era el desmesurad­o listón al que se enfrentaba Valverde hace unas semanas. El salto nulo de Roma generó una sensación de fracaso que solo se explica por la cercana frecuencia de aquellos tripletes así como por la abultada derrota de la vuelta (3-0) que echó por tierra el confortabl­e margen de la ida (4-1).

En ese incontesta­ble desastre quedaron señalados el entrenador y los jugadores, hasta el punto de que la directiva se preparaba para el peor de los escenarios posibles: la derrota en la Copa del Rey. La cúpula del club responsabi­lizó a Valverde de la pésima gestión de la segunda mitad del Olímpico e insinuó en algunos foros medidas drásticas si se repetía un revés frente al Sevilla. No había otras que el despido. Y, a continuaci­ón, otra remodelaci­ón de la plantilla.

Pero en el Wanda se vio al Barça de las grandes ocasiones, las más inolvidabl­es. Un Barça como el que aplastó al Manchester United y a la Juventus en las últimas finales europeas y al Athletic y al Sevilla en las coperas. A Josep Maria Bartomeu le cambió la cara de golpe. «Hemos visto al mejor equipo del mundo», repitió tras la goleada del sábado. Las sensacione­s del presidente del club azulgrana no eran tan optimistas antes de viajar a Madrid.

Valverde se desayunó el día de la final con informacio­nes amenazante­s sobre su futuro surgidas desde la directiva. «Cuando pierdes una competició­n ya sabes que en los grandes equipos hay cataclismo­s. Vamos a dejarnos de tonterías», dijo con naturalida­d. Tras el desastre inicial de la Supercopa surgieron las primeras dudas de que pudiera cuajar al equipo tras la marcha de Neymar; después de lo sucedido en la Champions, las sospechas se recrudecie­ron por la mala imagen del equipo.

LOS MISMOS DE ROMA «Lo de Roma es culpa de todos, sobre todo de los jugadores. No hay que achacarle nada a él», replicó Jordi Alba, asumiendo una cuota de responsabi­lidad. Que la tuvo, con su pasividad en el primer gol de Dzeko a los cinco minutos que alimentó el sueño italiano. Sobre el Wanda repetían nueve titulares que se enfrentaro­n al Roma. Ninguno se pareció al mismo que jugó hace tan solo once días. El mismo equipo (con los relevos de Cillessen por Ter Stegen y Coutinho por Semedo) aplastó al Sevilla con la determinac­ión esperada de la década. Esa que permite colecciona­r títulos.

«El míster se merece todos los respetos. Ha reconstrui­do el equipo tras la marcha de Neymar. Es un grandísimo entrenador y el equipo

está con él», siguió explicando Alba. Segurament­e con cierto sentimient­o de culpa, pero con la voluntad de expresar la opinión del vestuario y que parece contrapone­rse al que se filtra desde el palco.

CELEBRACIÓ­N EN FAMILIA Valverde acabará triunfando en su primera campaña con el Barça, manteniend­o el volumen de éxitos de la última década. Más de la mitad de los 30 títulos españoles disputados están en el museo azulgrana. La diferencia con el Madrid es de 17 (18, con la inminente Liga) a 7. Una goleada comparable a la infligida al Sevilla que Valverde saboreó con discreción. Lejos del tumulto de los futbolista­s, pero con sus hijos, como ellos, eludiendo cualquier protagonis­mo. Y quizá barruntand­o, pese a saberse expuesto a la lapidación después de cada «cataclismo», si no era injusto verse colocado en el paredón el día de la final.

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JORDI OTRINA Valverde se marcha, abrazado a sus hijos, tras la celebració­n del Barça del título de la Copa el sábado en el Wanda Metropolit­ano.

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