La palabra ‘libertad’, échela a la basura
Como era de esperar, tenían controlada la megafonía, Por la tele, por TVE-1, pusieron el himno a toda mecha y tapó los silbidos. Pero lo divertido ocurrió concluido el encuentro, cuando el rey Felipe VI comenzó a marcharse. TVE-1 lo enfocó, y decían los speakers: «El Rey se está despidiendo de las personalidades del palco». Fue entonces cuando se escuchó nítidamente una pitada ensordecedora. ¡Ah! Esa les pilló desprevenidos. Reaccionaron enchufando a todo trapo lo que tenían a mano en ese momento, que no era el himno, sino el We are the champions, pero ya había pasado un ratito con el Rey bien enfocado despidiéndose entre pitos. Es tremendo. En TVE han llegado al punto tragicómico y obsesivo de empeñarse en tapar e intentar silenciar lo que no les gusta que ocurra. Pero su gran drama es que ocurre. Más perverso ha sido cómo han maquillado la acción policial de requisar todo lo que era amarillo. En el Telediario de las tres de la tarde del domingo crearon un relato pervertido. Nos decían, para sugestionarnos dibujando un clima de alta peligrosidad: «¡Alerta terrorista 4! ¡Entradas falsas! ¡Amenaza de drones! ¡Controles de la policía! ¡No
se podía dejar nada al azar! A los aficionados del Barça se les requisaron camisetas amarillas que llevaran mensajes políticos, y a los seguidores del Sevilla, bufandas del grupo
ultra Los Biris». Patético discurso. Un totum revolutum intentando justificar el secuestro de un color (el amarillo), de un instrumento (el silbato), y de una palabra (Llibertat).
Donde más claramente nos mostraron esta paranoia –que en TVE pretendían transformar en cordura– fue en La Sexta noche. Xavier Sardà, que no es precisamente un comulgante independentista, se presentó con una camiseta amarilla anudada al cuello. Se desgañitaba explicando que no se puede criminalizar un color. Y el instante más nítido: cuando el reportero Marco Aracama entrevistó a un señor de Galicia, y culé, Isidoro. Indignado al ver cómo obligaban a echar a la basura la palabra libertad, dijo: «Es una de las palabras más hermosas que existen. No quiero esta democracia para mi país». ¡Ah! Se ha llegado a un punto de locura que yo creo que en Europa, en lugar de extraditar a alguien, lo que harán será mandarnos equipos de psiquiatras, y el manual de los principios democráticos de las Naciones Unidas.