Trump y Putin, amigos para siempre
La primera impresión es que ambos líderes salen mucho más reforzados internamente tras la cita de Helsinki
Pero estos dos magos de la escena han conseguido darle la vuelta a la tortilla, al menos de cara a la galería. Lo bueno de tener bajas expectativas es que todo es susceptible de mejorar. Según sus respuestas durante la rueda de prensa, no evitaron ningún tema, ni la injerencia rusa en las elecciones americanas, ni la guerra de Siria, ni la proliferación nuclear, Ucrania, energía...
Trump defendió enfáticamente la sinceridad que percibió en Putin cuando este le aseguró que nunca ordenó interferir en la campaña americana; y tras un amago de neutralidad, volvió a atacar al FBI y al Partido Demócrata por ineptos. Sobre los otros temas, dijeron querer buscar puntos de encuentro.
La primera impresión es que los dos líderes han salido reforzados cara a sus respectivas audiencias. Se vuelve así a la casilla de salida, a la campaña de Trump y a sus constantes flirteos con el líder ruso. Sí puede haber cierta coherencia en las decisiones exteriores de Trump –el predominio de lo económico, los recelos contra las instituciones multilaterales, la admiración por los hombres fuertes–, lo cual no quiere decir que eso sea bueno ni para su país ni para el resto del orden internacional. Putin, por su parte, siempre ha tenido claro que su objetivo era devolver a Rusia el estatus de potencia global. Nadie ha puesto sobre la mesa, sin embargo, cómo piensan continuar dicha relación, ni hacia dónde querrían llevar al mundo, aunque pasa a ser el detalle más importante.
Pero ahí no están solos. Mientras la atención estaba en Helsinki, en Pekín el presidente chino, el de la Comisión Europea y el del Consejo Europeo defendieron el sistema multilateral y una revisión de la Organización Mundial del Comercio, al tiempo que llamaron a evitar la guerra comercial. Y los líderes de la UE se van ahora a Tokio. La guerra fría, con su división de dos bloques, es cosa del pasado. El orden internacional es hoy más complejo e interconectado, y es cosa de más de dos.
Trump se lleva de Helsinki un balón oficial del Mundial de fútbol de Rusia, para que vaya practicando de cara al del 2026 que se celebrará en Norteamérica. Puede que Xi Jinping siga siendo presidente de China para entonces. Ciertamente, Trump no será ya el de Estados Unidos.
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