Gràcia, la tierra del vinilo
Surco y Disco 100 son las tiendas de discos de primera mano más antiguas de Catalunya aún abiertas Los dueños luchan contra la brecha digital y a favor de la pervivencia del formato físico
La monotonía del banco no le llenaba. Carlos García, propietario de la tienda de discos Surco, actualmente la más antigua de España, cambió el uniforme por las camisetas de sus grupos favoritos. Se olvidó de las hipotecas y se centró en los Beatles, Núria Graham y la música negra de los 70. La tienda abrió sus puertas en 1974, en «una época política difícil, ya que aún existía la dictadura, pero muy potente en música», recuerda. La «botiga de barri», como a él le gusta nombrarla, siempre ha estado en la misma calle. Aunque no es un local muy grande, en Surco se respira música de todas las épocas. Cuando García era adolescente, escuchaba a los Beatles porque lo hacían sentir «libre». Hoy todavía conserva una colección insuperable. Son sus superhéroes que, después de 44 años, aún le dan de comer.
Gràcia es el barrio donde más tiendas de discos especializadas en vinilo ha habido en los últimos 50 años. Las pocas que continúan vivas marcaron un antes y un después en el consumo del formato físico. A unas cuantas calles más arriba, Disco 100 nació de la mano de Jesús y Elisabet. Esta tienda, que no se considera botiga de barri, es una de las más conocidas de Catalunya. Este año cumple 40 años cabalgando entre 123.000 discos y 13.000 vinilos. «Nos diferenciamos del resto porque somos la única con una amplia variedad musical», comenta Dídac, hijo de los propietarios y actualmente gerente de Disco 100. Su forma habitual, y única, de colocar los cedés –solo pone a la vista los libretos, con la portada correspondiente, y los decora con críticas, recomendaciones y noticias que hayan salido– le ha permitido incorporar una gran colección de todos los géneros musicales habidos y por haber.
Los nuevos tiempos también han llevado a la mayoría de las tiendas de discos a incorporar nuevos métodos de marketing, como los conciertos en directo y la venta on line. Así, en los últimos años, Surco y Disco 100 han apostado por los eventos y las presentaciones de grupos.
Como el ave fénix
Solo hicieron falta 10 años para que el vinilo, desaparecido a manos del cedé, retornase a las tiendas de música. A principios de este siglo, el formato de elepé resurgió como el ave fénix. «El vinilo ha vuelto gracias a las casas independientes porque, mien- tras la industria lo daba por muerto, ellas sacaban el disco de sus artistas en este formato», afirma el hijo de García, también llamado Carlos, que desde hace años se encarga de la comunicación de la tienda.
El informe global de la IFPI (Federación Internacional de la Industria Fonográfica) constata que hubo una «llamativa recuperación del vinilo» frente a la bajada de la venta del cedé en el 2017. En España, el vinilo y el cedé generaron 79,2 millones el año pasado. Se vendieron aproximadamente unos 700.000 vinilos, una cifra que supone un incremento del 46% respecto al 2016.
Para Carlos hijo, «la industria musical ha hecho una mala praxis del vinilo». «Están inundando el mercado con estos formatos a precios exorbitados», afirma. Surco mantiene vivos otros tamaños que fueron desapareciendo a lo largo del tiempo, como los maxisingles, con una o dos canciones en cada cara. «Esto permitía que la gente pudiese escuchar, a un coste muy bajo, algunas de las canciones de sus artistas favoritos antes de lanzarse al elepé».
La tienda de Dídac presume de tener clientela de todo el mundo. Cada año, una pareja de Niza pasa por Disco 100 como algo rutinario. «Llevan muchos años viniendo, se quedan horas ojeando los discos». Barrelhouse Chuck, pianista estadounidense de blues, encontró en la tienda toda la discografía de Jimmy Yancey, su profesor de piano y un destacado músico del siglo XX. Solo Dídac tenía la discografía entera. Otro norteamericano le dijo: «¿Se considera la mejor tienda del mundo?». Dídac no supo responder.
Momentos épicos
Las anécdotas de los García en Surco se quedan en casa. Una que recuerdan con cariño: hace unos años, la discográfica de entonces de New Order, Factory Records, les felicitó por correo por ser la tienda que más maxisingles de Blue Monday vendió en España. «El truco está en dar importancia a las cosas que crees potentes, aunque nadie las conozca», confiesan. Así, también fueron la tienda que más discos vendió del primer trabajo de Núria Graham. «Los pequeños detalles, al final, cuentan», resumen.
Ambos establecimientos siguen latiendo como antaño, aunque los propietarios admiten que han perdido una parte de la clientela fiel que iba cada semana a comprar un disco. Una de las razones fue la decadencia del barrio a finales del siglo pasado. La gente se mudaba a «la ciudad». «Aunque Gràcia siempre ha sido centro, nunca nos sentimos de la gran capital». Pero continúan luchando en la trinchera de las grandes multinacionales. Ninguno de los propietarios cree en el cierre absoluto de los formatos físicos. Cada uno busca nuevas formas de remar contra la brecha digital.
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«Ha vuelto gracias a las compañías independientes, porque las demás lo daban por muerto»
«La industria está haciendo una mala praxis. Inunda el mercado a precios desorbitados»