«Miras qué hay más adelante... y no ves nada»
Debe ser una sensación pariente de la de encabezar una avanzadilla formar parte de la primera promoción de un grado único en España; sobre todo cuando la avanzadilla es de 10. Sara Estruch quería estudiar Medicina, pero no le alcanzó la selectividad y acabó formando parte del grupo ínfimo que este año estrenó la carrera de Bioingeniería en la Universitat Internacional de Catalunya (UIC). Una pista de lo que significa: Estruch estudia una carrera cuyo potencial no se puede desarrollar con la tecnología actual.
— ¿Qué significa eso exactamente? ¿Cuál es ese potencial?
— Mire, para que me entienda, la bioingeniería existe para sustituir funciones que el cuerpo ha perdido. Su parte más biológica sería la regeneración de tejidos. En ese sentido, obviamente estamos un poco lejos, pero en algún momento debería ser posible llegar a hacer órganos a medida.
— ¿Órganos a medida? ¿Como un riñón?
— Sí. Llegará el día en que un paciente necesite un corazón y en vez de trasplantarlo de otra persona se pueda hacer un corazón a medida. Para eso nos preparan. Seré medio médica y medio ingeniera.
— Y ese corazón lo hará usted.
— Supongo que lo hará un equipo en el que habrá uno o varios bioingenieros. Pero también médicos, claro.
— Me imagino que habrá gente que confundirá bioingeniería e ingeniería biomédica.
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