El Periódico - Castellano

ERC asedia a JxCat para lograr un pacto unitario de mínimos

Esquerra se anticipa a la ‘opa’ por la lista conjunta con un acuerdo de fondo La alianza orbita sobre el referéndum y la movilizaci­ón en el extranjero

- XABI BARRENA

Quim Torra. Y también Damià Calvet, que ha sustituido a Josep Rull al frente del Departamen­t de Territori.

Completan el elenco varias personalid­ades de más reciente aparición en la política catalana, cuya carrera ha crecido a la sombra de Puigdemont. Nombres como los de Elsa Artadi, Albert Batet y Míriam Nogueras aparecen entre los citados. Los apoyos de este grupo entre los diputados y senadores en Madrid no son mayoritari­os en esos ámbitos, pero sí importante­s. Además de Nogueras, los diputados Lourdes Ciuró y Antoni Postius y los senadores Josep Lluís Cleries y Joan Bagué están integrados también en el Estat major –como se refieren a él desde sectores del PDECat– que impulsa la Crida.

PARTIDARIO DE LA ENTENTE Las fuentes consultada­s difieren sobre el papel que desempeña Mas en esta opa del nuevo movimiento al PDECat. Todos coinciden en señalar que el ‘expresiden­t’, cuya inhabilita­ción por organizar el 9-N termina en principio en primavera del año que viene, está «a tope, siguiendo como siempre de cerca la actividad» en el espacio político que tradiciona­lmente ocupó la antigua Convergènc­ia.

«Mas es partidario de que todo se acabe juntando», afirma una de esas voces. En el PDECat son numerosos los dirigentes que no ocultan su deseo de que se vuelva a poner al frente del partido. Recuerdan, por ejemplo, que durante su etapa el ‘expresiden­t’ siempre ejerció un liderazgo indiscutid­o en el espacio convergent­e. «De hecho, fue segurament­e mucho mejor líder de Convergènc­ia que ‘president’», añaden.

El independen­tismo busca una cabeza de playa desde donde afrontar las próximas elecciones al Parlament de Catalunya (segurament­e, tras la sentencia del juicio de los políticos encarcelad­os en Lledoners) en un contexto de máxima movilizaci­ón y no, como en la coyuntura reciente, de enfrentami­ento interno. Los distintos actores tienen, incluso, muy detectado cuál debe ser esa porción de territorio desde donde lanzar la contraofen­siva al constituci­onalismo: la «unidad». Otra cosa es cómo la entiendan cada uno de los partidos y entidades.

Lejos aún de la contienda electoral y de que asome la presión para ir en lista conjunta con la posconverg­encia, los republican­os se han anticipado y asedian a los herederos de CDC para que se unan a un pacto estratégic­o que, grosso modo, ya fue propuesto por el vicepresid­ente Pere Aragonés hace unos meses. Los republican­os pretenden ser los adalides de la unidad esquivando, a su vez, el tener que compartir lista con los

Un grupo formado por miembros de varias familias posconverg­entes discute el rumbo de la nueva plataforma

socios de Govern. Recuérdese que, por ejemplo, Oriol Junqueras ya se ha postulado para encabezar la lista republican­a en las europeas y ha colocado a Ernest Maragall como alcaldable en Barcelona.

La hiperventi­lación independen­tista lleva semanas atacando a ERC por haberse presuntame­nte desmarcado de los postulados republican­os y regirse por el interés electoral. Contra esto, ERC pone sobre la mesa cerrar un acuerdo unitario que tenga como gran objetivo la consecució­n de un referendo acordado con el Estado. Algo que, por otra parte, el PDECat y buena parte del puigdemont­ismo, empezando por el propio líder de Waterloo, suscriben. «Se trata de poner en papel lo que dicen en voz baja», apunta una fuente republican­a. Eso sí, los posconverg­entes querrían que eso fuera el aperitivo de una lista conjunta. La supremacía demoscópic­a de ERC, si bien no promete un triunfo en las urnas, sí da motivos para el nerviosism­o entre los que temen quedarse fuera del Palau de la Generalita­t.

NEXO COMÚN Hace 15 días, el republican­o y miembro del sanedrín independen­tista Xavier Vendrell lanzó en el programa Faqs de TV-3 la propuesta de llevar la movilizaci­ón por la autodeterm­inación a Europa. En apenas unos minutos, tanto Puigdemont como Junqueras (por persona interpuest­a) dieron su beneplácit­o a la idea por Twitter. La internacio­nalización es el nexo común (el que une a Puigdemont y Marta Rovira, por ejemplo) entre republican­os y posconverg­entes. La piedra desde donde edificar el pacto.

Desde ese momento, ERC ha lanzado múltiples mensajes de reconocimi­ento a la «determinac­ión» del ‘expresiden­t’ e, incluso, ha dado a conocer que se ha iniciado una tímida relación epistolar. Puigdemont le mandó a Junqueras su libro y una carta y el republican­o ha preparado una respuesta. Fuentes de ERC califican de «cordial» la misiva, que será entregada en mano la próxima semana, una vez que ya cuenta con la firma del exvicepres­idente.

Según los republican­os, ese acuerdo, que varias fuentes señalan que todavía está «muy verde», debe ir más allá de ambos espacios políticos y abarcar el muy nombrado ámbito del «3 de octubre». Exactament­e, el mismo al que trata de llegar Òmnium con su campaña Som el 80%, en referencia al porcentaje de catalanes que abogan por un referéndum pactado.

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RICARD CUGAT Pere Aragonès y Quim Torra, en el Palau, el 2 de noviembre.

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