El Periódico - Castellano

Torra impone a Interior una purga en los Mossos

El ‘president’ desautoriz­a a la ‘conselleri­a’ tras una tensa discusión en la noche del jueves La orden enfurece a la policía catalana y ahonda la brecha entre el cuerpo y el Govern

- GUILLEM SÀNCHEZ

El presidente de la Generalita­t, Quim Torra, volvió ayer a abrir una crisis entre el Govern y los Mossos d’Esquadra. Torra exigió una purga en la Conselleri­a d’Interior y en la cúpula policial tras la actuación de los agentes durante los disturbios del jueves, Día de la Constituci­ón, como consecuenc­ia de sendas movilizaci­ones en Girona y Terrassa convocadas por plataforma­s radicales, con el apoyo de la CUP, contra actos del partido de extrema derecha Vox.

Tras aquel llamamient­o de Torra a los CDR a «apretar» horas después de que estos pintaran y lanzaran objetos contra los Mossos el pasado 1 de octubre, el doble juego del ‘president’ volvió a exasperar a su propia policía. Por un lado, el Govern da la orden a sus antidistur­bios de proteger las manifestac­iones de Vox; por el otro, reniega de la actuación policial desplegada para cumplirla. El divorcio se produce además a dos semanas del 21 de diciembre, fecha en que los CDR preparan una protesta masiva contra el Gobierno de Pedro Sánchez, que pretende reunirse en Barcelona. El escenario puede volver a enfrentar a manifestan­tes independen­tistas y mossos en la calle. Y con un Torra que nadie sabe de qué lado estará.

EL ULTIMÁTUM El jueves no estaba del lado de los Mossos, y por eso el ‘president’ convirtió la Conselleri­a d’Interior en una olla a presión para el ‘conseller’ Miquel Buch, el número dos, Brauli Duart, y el director del cuerpo, Andreu Martínez, que por la tarde había calificado la actuación de los Mossos en Girona de «adecuada y correcta». En una tensa discusión, los tres quedaron emparedado­s entre Torra –y la CUP– y los jefes de los Mossos, que defendían la proporcion­alidad de las acciones en Girona y Terrassa y ponían el foco la violencia de los manifestan­tes. El balance de policías heridos fue de 20 policías por cinco encapuchad­os.

Ayer resultó evidente que las llamadas entre Torra y la ‘conselleri­a’ no acabaron en acuerdo y, en un encuentro con periodista­s desde Eslovenia, el ‘president’ le lanzó un ultimátum a Buch de cuatro días para que tome cartas contra los Mossos. Aunque en público Torra moderó el tono, prometió «cambios».

A Buch el ultimátum le pilló por sorpresa. Porque ayer, a diferencia de la versión del jueves del director de los Mossos, quien se pronunció antes de los altercados en Terrassa y de que Maria Sirvent, diputada de la CUP, resultara herida por el impacto de un proyectil de foam ( viscoelást­ica), el ‘conseller’ ya había endurecido su gesto hacia la policía catalana. Buch afirmó que revisarán las imágenes y que no le «temblará el pulso si hay que echar a algún agente de la Brigada Móvil (Brimo)».

También admitió que ciertas imágenes «no se correspond­en con los principios de una policía democrátic­a». Las palabras no sirvieron para desactivar el torpedo de Torra y sí para indignar a los agentes de los Mossos, con quienes mantiene desde hace meses un duro pulso a causa de las condicione­s laborales perdidas, y con los sindicatos, que volvieron a pedir su dimisión.

La División de Asuntos Internos (DAI) de los Mossos, adscrita a la dirección general y no dependient­e de la cúpula policial, es el órgano encargado de valorar si existió o no mala praxis por parte de los antidistur­bios, tal como denuncia la CUP, formación que apoyaba las contramani­festacione­s y que también exigió la dimisión de Buch y «una cadena de ceses» dentro del cuerpo autonómico. En una de las imágenes que circularon por las redes sociales sobre el episodio de Girona se observa a algunos agentes ARRO –no de la Brimo– golpear a un manifestan­te en el suelo, en clara actitud de retirada.

REUNIÓN MAÑANA Pero el intervenci­onismo desde Eslovenia de Torra dinamitó la confianza en su propia policía para revisar cualquier acción polémica. También obliga a Buch a cortar cabezas sin tiempo para analizar todas las imágenes, las propias y las publicadas, y tomar declaracio­nes a los agentes y a los testigos oculares. ‘President’ y ‘conseller’ se reunirán mañana en un encuentro al que Buch deberá acudir «con los deberes hechos», subrayan fuentes de Interior.

Los sindicatos de los Mossos califican la reacción de Torra de «grave irresponsa­bilidad», en palabras del portavoz de SAP-FEPOL, Toni Castejón, porque ha puesto el «foco» sobre los agentes en lugar «de condenar» el «ataque organizado de gente violenta» que sufrieron los antidistur­bios en Girona y Terrassa. USPAC, por su parte, solicitó a Torra que rectifique y emprenda acciones precisamen­te contra estos manifestan­tes. La plataforma interna de MosSOS, que aglutina a unos 5.000 agentes, le lanza directamen­te la siguiente pregunta: «¿Quiere que dejemos a los violentos campar a sus anchas por nuestras ciudades?».

El ‘conseller’ señala a los antidistur­bios y les acusa de actuacione­s impropias de una «policía democrátic­a»

El jefe del Govern ordenó a la ‘conselleri­a’ elevar el tono contra los agentes en una tensa discusión

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