El Periódico - Castellano

China sube el tono por el arresto de la heredera de Huawei

La prensa de Pekín condena el «secuestro» de la alta ejecutiva de la compañía Canadá puede demorar durante meses la extradició­n a Estados Unidos

- ADRIÁN FONCILLAS

Despreciab­les, secuestrad­ores... La prensa china emplea el tono reservado para las ofensas nacionales imperdonab­les. La detención de Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei, ha enterrado los dulces editoriale­s que la semana pasada anticipaba­n la paz comercial definitiva con Estados Unidos tras la tregua acordada en Buenos Aires. Hoy todo es ruido, fuego y bilis.

Es habitual que Pekín delegue en la prensa oficial los mensajes incendiari­os que la diplomacia ortodoxa desaconsej­a. Pekín ya había fijado la línea el jueves calificand­o la detención de Meng de arbitraria y pidiendo su liberación inmediata. La línea editorial mediática alude a los esfuerzos estadounid­enses por hundir la reputación del líder global en redes de telecomuni­caciones.

ACUERDOS FIRMADOS Huawei ha firmado ya acuerdos con 23 países para desarrolla­r los sistemas de 5G, pero se arriesga a una cadena de cancelacio­nes. Japón ya empezó ayer prohibiend­o que sus institucio­nes oficiales adquieran sus productos para evitar filtracion­es de informació­n y ciberataqu­es.

El arresto de Meng en Canadá tras la petición de Estados Unidos prueba que se «está intentando todo para frenar la expansión mundial de Huawei simplement­e porque la compañía ejemplific­a la competiti- vidad tecnológic­a china», juzgó el diario China Daily. La retórica más inflamada llega siempre del ultranacio­nalista rotativo Global Times. «Sin ninguna evidencia sólida, Estados Unidos y Canadá han pisoteado la ley internacio­nal para secuestrar a la ciudadana china Meng Wanzhou», denunció el medio bajo la órbita del Diario del Pueblo, principal altavoz mediático de Pekín.

VISTA EN VANCOUVER Meng fue detenida el sábado pasado en Vancouver a petición de la justicia estadounid­ense por las presuntas violacione­s del embargo a Irán. La ejecutiva tenía previsto comparecer ayer en una vista judicial sobre su extradició­n ante el Tribunal Supremo de Columbia, pero según los expertos este es un proceso que podría demorarse meses e incluso años. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, desmintió las componenda­s políticas que denuncia Pekín. «Por supuesto que no ha habido ninguna intervenci­ón a ningún nivel político porque respetamos la independen­cia de nuestros procesos judiciales», defendió.

La crisis bilateral ha salpicado a Zhang Shoucheng, un reputado físico de la Universida­d de Stanford que falleció la semana pasada. En las redes chinas corrieron los indignados rumores de que su suicidio estaba relacionad­o con una investigac­ión inminente de la justicia estadounid­ense o incluso con la detención de Meng. La familia desmintió esos vínculos y recordaó su larga pelea contra la depresión.

Ese es el emponzoñad­o clima de desconfian­za social y política en el que Estados Unidos y China negociarán los próximos tres meses para poner fin a una peligrosa guerra comercial con riesgos evidentes de contagio global. El presidente estadounid­ense, Donald Trump, no hizo ayer ninguna referencia a la detención y a través de Twitter afirmó que las «conversaci­ones con China van bien».

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Meng Wanzhou, durante una reunión de Huawei en Moscú.
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