China sube el tono por el arresto de la heredera de Huawei
La prensa de Pekín condena el «secuestro» de la alta ejecutiva de la compañía Canadá puede demorar durante meses la extradición a Estados Unidos
Despreciables, secuestradores... La prensa china emplea el tono reservado para las ofensas nacionales imperdonables. La detención de Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei, ha enterrado los dulces editoriales que la semana pasada anticipaban la paz comercial definitiva con Estados Unidos tras la tregua acordada en Buenos Aires. Hoy todo es ruido, fuego y bilis.
Es habitual que Pekín delegue en la prensa oficial los mensajes incendiarios que la diplomacia ortodoxa desaconseja. Pekín ya había fijado la línea el jueves calificando la detención de Meng de arbitraria y pidiendo su liberación inmediata. La línea editorial mediática alude a los esfuerzos estadounidenses por hundir la reputación del líder global en redes de telecomunicaciones.
ACUERDOS FIRMADOS Huawei ha firmado ya acuerdos con 23 países para desarrollar los sistemas de 5G, pero se arriesga a una cadena de cancelaciones. Japón ya empezó ayer prohibiendo que sus instituciones oficiales adquieran sus productos para evitar filtraciones de información y ciberataques.
El arresto de Meng en Canadá tras la petición de Estados Unidos prueba que se «está intentando todo para frenar la expansión mundial de Huawei simplemente porque la compañía ejemplifica la competiti- vidad tecnológica china», juzgó el diario China Daily. La retórica más inflamada llega siempre del ultranacionalista rotativo Global Times. «Sin ninguna evidencia sólida, Estados Unidos y Canadá han pisoteado la ley internacional para secuestrar a la ciudadana china Meng Wanzhou», denunció el medio bajo la órbita del Diario del Pueblo, principal altavoz mediático de Pekín.
VISTA EN VANCOUVER Meng fue detenida el sábado pasado en Vancouver a petición de la justicia estadounidense por las presuntas violaciones del embargo a Irán. La ejecutiva tenía previsto comparecer ayer en una vista judicial sobre su extradición ante el Tribunal Supremo de Columbia, pero según los expertos este es un proceso que podría demorarse meses e incluso años. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, desmintió las componendas políticas que denuncia Pekín. «Por supuesto que no ha habido ninguna intervención a ningún nivel político porque respetamos la independencia de nuestros procesos judiciales», defendió.
La crisis bilateral ha salpicado a Zhang Shoucheng, un reputado físico de la Universidad de Stanford que falleció la semana pasada. En las redes chinas corrieron los indignados rumores de que su suicidio estaba relacionado con una investigación inminente de la justicia estadounidense o incluso con la detención de Meng. La familia desmintió esos vínculos y recordaó su larga pelea contra la depresión.
Ese es el emponzoñado clima de desconfianza social y política en el que Estados Unidos y China negociarán los próximos tres meses para poner fin a una peligrosa guerra comercial con riesgos evidentes de contagio global. El presidente estadounidense, Donald Trump, no hizo ayer ninguna referencia a la detención y a través de Twitter afirmó que las «conversaciones con China van bien».
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