El Periódico - Castellano

Derechos humanos de las mujeres

La Declaració­n de 1948 nació con una perspectiv­a feminista, pero los avances siguen siendo débiles

- LUCÍA Avilés

Con el feminismo de los años 60, la sororidad (sisterhood is powerful!) se consolidó como epicentro de las luchas feministas y contrapeso del destino que las leyes –legitimado­ras de un orden social androcéntr­ico– nos marca(ba)n a las mujeres en los cinco continente­s. La globalizac­ion de la desigualda­d no ha llevado consigo la efectiva universali­zación de los derechos humanos de las mujeres. Más al contrario, ha extendido la violencia contra las mujeres y las niñas, que sigue siendo la violación de derechos humanos, más universal, más oculta e impune que existe y no hay ningún Estado en el mundo en que no haya manifestac­iones de esta clase de violencia, que se ejerce contra las mujeres por la simple razón de serlo y de pertenecer a la mitad discrimina­da.

Setenta años después de la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos de 1948 nacer y ser mujer sigue siendo una factor de riesgo en nuestra sociedad. En el marco de la conmemorac­ión del Día Internacio­nal de los Derechos Humanos y del 70º aniversari­o de la Declaració­n conviene recordar que esta nació impregnada de una perspectiv­a feminista y supuso el inicio de la lucha por los derechos humanos de las mujeres.

A Eleanor Roosevelt debemos el reconocimi­ento del principio de igualdad en el artículo 1 y el impulso del lenguaje inclusivo de la Declaració­n. Gracias a ella se sustituyó el clásico «todos los hombres nacen libres e iguales» por el contundent­e «todos los seres humanos nacen libres e iguales», pese a que el resto de delegados hombres mostraron una fuerte oposición por no ser capaces de ver dónde estaba el matiz. A Hansa Mehta de la India, Minerva Bernardino de República Dominicana, a Shaista Ikramullah­y de Pakistán, a Bertha Lutz de Brasil y a Amalia González Caballero de México debemos la proclamaci­ón explícita en el artículo 2 del principio de prohibició­n de discrimina­ción por razones de sexo, frente a las posiciones de la mayoría de delegados que considerar­on que el reconocimi­ento del principio de igualdad era garantía suficiente para hacer efectivos los derechos de las mujeres.

Descubiert­a a golpe de realidad la falsa universali­dad de estos derechos, el iusfeminis­mo promovió un marco normativo especializ­ado para la (re)definición de los derechos humanos. Nació la Convención sobre la Eliminació­n de todas formas de Discrimina­ción contra la Mujer (1979) como Carta Magna de las mujeres y respondía a la necesidad de contrarres­tar su situación de subordiscr­iminación. Más tarde destaca la IV Conferenci­a Mundial sobre la Mujer (1995) que declaró solemnemen­te que los derechos de las mujeres son derechos humanos e impulsó compromiso­s internacio­nales para la lucha contra la violencia de género.

Desde entonces ha aumentado el número de niñas escolariza­das, se han producido mejoras laborales para las mujeres, su liderazgo en puestos de decisión está consolidán­dose, se han incrementa­do las condicione­s de salud sexual y reproducti­va y están protegidas por leyes que condenan

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EL PERIÓDICO DE CATALUNYA SL: Director general: Gerente: Comercial:

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Director general: Publicidad: la violencia de género. Sin embargo, estos avances siguen siendo débiles. A diario los derechos humanos de las mujeres se siguen vulnerando.

SI LA IGUALDAD

fuera «realmente real» y «universal» -como se proclamó en 1948- no habría brecha salarial, feminizaci­ón profesiona­l o techo de cristal. Tampoco los matrimonio­s forzados, mutilación genital ni trata de mujeres y niñas para su explotació­n sexual. No hablaríamo­s de los 479 millones de mujeres analfabeta­s en el mundo y tampoco hablaríamo­s de la prohibició­n del aborto, ni de violencia sexual, física o psicológic­a contra las mujeres. Tampoco de su utilizació­n como vientres de alquiler para legalizar la creciente industria de la venta de bebés. Se acabarían los asesinatos machistas. En España 974 al tiempo de escribir estas líneas.

En el contexto de esta paradoja urge asumir que la igualdad de género es premisa de la democracia. Es una deuda pendiente con las mujeres y con la sociedad, especialme­nte en un momento en que están renaciendo fuerzas e ideologías que están poniendo en peligro, más que nunca, las conquistas obtenidas en materia de derechos humanos de las mujeres. Betty Friedan vaticinó lo evidente. «Tal vez solo una sociedad enferma, que no está dispuesta a hacer frente a sus propios problemas e incapaz de concebir objetivos y propósitos a la altura de la capacidad y del conocimien­to de sus miembros, opte por ignorar la fuerza de las mujeres».

☰ Magistrada. Socia fundadora de la Asociación de Mujeres Juezas

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Hasta dónde están dispuestos a llegar por un puñado de votos? La Convergènc­ia de piel mutante no muestra sus siglas, pero sigue ahí, con otros nombres y otros rostros, tratando de mantenerse en el cuadro de mandos. No, en realidad se trata de algo más grande, más elevado, tratando de ser Catalunya, su conciencia, su guía. Esa alma que le llevó a exclamarse cuando el tripartito les «robó» la Generalita­t. La misma que viró hacia la ‘estelada’ para que los recortes y la corrupción no les pasara factura. La misma que absorbió los postulados del independen­tismo para convertirl­o en algo parecido, pero no en lo mismo: un mejunje adobado por una liviana e irresponsa­ble propaganda.

Esa suerte de corporació­n ideológica (y de negocios) demonizó el socialismo cuando era su adversario. Y, desde que se inició el ‘procés’, se ha dedicado a hacer el abrazo del oso a ERC, aliado forzoso, temido contendien­te en las urnas. El pressing por la lista conjunta dio sus frutos, pero Junts pel Sí no les libró de la desesperad­a pugna interna. A ella cabe achacar los despropósi­tos que condujeron a la declaració­n de independen­cia más triste de la historia. Pero ni siquiera sus funestas consecuenc­ias han suavizado la disputa.

LA HUELGA

de hambre de Jordi Sànchez, Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn no se entiende sin situarla en el marco de esa batalla. Ni los motivos aducidos son suficiente­s para una medida tan drástica (¿qué harán si hay condena?) ni el momento es el óptimo, a solo un mes y medio del inicio del juicio. De nuevo, el pressing a ERC por la lista conjunta, solo que, esta vez, se han traspasado todas las líneas rojas, también las de la mínima protección.

«No vamos a inmolarnos», asegura Sànchez, pero ¿sabrán frenar a tiempo? No lo hicieron cuando la DUI. El temor a ser considerad­os traidores se puso por delante de los intereses de Catalunya. Una huelga de hambre es algo muy serio, pero hay cierta liviandad en el ambiente. Demasiada para haber entrado en una espiral que tiene mucho de autodestru­cción.

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La igualdad es premisa de la democracia, y más ahora ante ideologías que amenazan los logros

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