El Periódico - Castellano

Segunda temporada

ADA COLAU afronta otro mandato con 45 años y dos hijos. Actualment­e vive en un piso de alquiler por el que paga una renta de 1.300 euros mensuales BARCELONA

- TONI SUST

Cada mañana, Ada Colau Ballano (Barcelona, 1974) desayuna en su casa y, si la agenda se lo permite, lleva a sus hijos al colegio. Casi nunca puede ir a buscarlos por la tarde. Tiene dos: Luca, de 8 años, y Gael, de 2. Después, se va al ayuntamien­to. Algo que hará cuatro años más, tras su reelección. La conciliaci­ón familiar, contaba Colau estos días, «no ha acabado de funcionar» en su primer mandato. La alcaldesa de Barcelona, primera mujer en llegar al cargo, la primera en reeditarlo y la primera que ostentará la alcaldía sin ser la ganadora de las elecciones municipale­s, no contempla imitar a Pasqual Maragall e irse a dormir a domicilios de barcelones­es de los distintos barrios de la ciudad, para poder pernoctar con su descendenc­ia.

Vive en el mismo piso del barrio de Camp d’en Grassot, en Gràcia, en el que residía cuando logró la alcaldía, en el 2015. Una vivienda de 90 metros cuadrados, con tres habitacion­es, por el que paga 1.300 euros mensuales, lo que supondría más de la mitad de su salario si lo abonara sola. Tiene un contrato de tres años de duración. Allí reside con sus hijos y su compañero, Adrià Alemany, exactivist­a de la PAH, de la que Colau fue portavoz y economista, reciclado en fontanero político: según precisa Barcelona en Comú, es responsabl­e de relaciones institucio­nales. Su salario: 1.800 euros por 14 pagas.

Como el de Colau también es público y conocido, 2.200 euros (después del recorte voluntario que hacen los comuns), el presupuest­o de la familia es de 4.000 euros por 14 pagas.

Al llegar al ayuntamien­to, no ocupó el despacho que empleaba Xavier Trias. En esa estancia en la que se acomodó el primer alcalde de CiU de la capital catalana se ha sentado los últimos cuatro años su hasta ahora director de alcaldía, Manu Simarro. Paradojas de la vida, se produjo un intercambi­o: la alcaldesa prefirió instalarse en el despacho del que fuera director de alcaldía de Trias, Albert Ortas. Para las visitas, utiliza el despacho institucio­nal, como Trias.

En realidad, cuentan testigos de su día a día, Colau no tiene mesa, solo la usa para acumular documentac­ión, apenas emplea el ordenador y pasa poco tiempo en su despacho. Su principal herramient­a de trabajo es el móvil.

La alcaldesa ya no es, como hace cuatro años, la activista, la portavoz de la PAH que entra por primera vez en una institució­n. Ya se entrevista a sí misma como podría hacerlo un hippie convertido en ejecutivo, exagerando un poco el vídeo de campaña en el que la Colau del pasado y la del presente se encontraba­n en un plató. Ya ha dado el paso de dejarse investir con los votos de Manuel Valls. En definitiva, en su segunda temporada, la alcaldesa ha subido un peldaño en la política tradiciona­l.

Coche oficial

Cuando devino alcaldesa mandó aparcar el Audi A6 que estaba previsto para llevarla por la ciudad, pero no por ello dejó de subirse a un coche oficial. Lo cambió por un monovolume­n Seat. Aunque a veces opte por desplazars­e de otra forma, el vehículo la sigue allá donde vaya, por una posible evacuación.

La alcaldesa y Alemany no tienen coche particular. Durante el mandato apenas han salido de la ciudad por ocio. La última vez, a una cara rural del Gironès. Dice que tiene poco tiempo para la lectura. Su último libro: Tres dies a la presó, una conversaci­ón entre Jordi Cuixart, encarcelad­o por el procés, y la periodista Gemma Nierga. Si tiene tiempo para cocinar, sus mejores platos, dice, son los espagueti carbonara y el tiramisú.

Dicen sus rivales que las asignatura­s pendientes de Colau son la vivienda y la seguridad. Pero lo que dice la Universita­t de Barcelona (UB) es que tiene dos asignatura­s de libre elección pendientes para acabar la carrera de Filosofía. Asegura que un día lo hará, que la carrera la empezó por gusto, y subraya que la acabará en recuerdo de su abuelo.

La alcaldesa y su compañero ingresan entre ambos 4.000 euros al mes por 14 mensualida­des

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