MÁS PRESIÓN A CASADO Y RIVERA
de ERC», matiza alguno de los interpelados por este diario. Y eso, añade, sin pensar en que la contestación a la sentencia puede ser de «mayor voltaje».
Mientras los participantes en las citadas conversaciones hacen esas reflexiones, los socialistas elaboran borradores en los que se imaginan opciones y límites de una convivencia con los morados, incluyendo medidas socioeconómicas de supuesto interés común, y se entra con los regionalistas cántabros en detalles y letra pequeña que en el futuro deberá ser bendecida por el Consejo de Ministros.
Se sondea si algunos de los vetos declarados como definitivos para la investidura –como el de Coalición Canaria en caso de que haya alianza con Podemos o el del PNV si hay acercamiento a UPN– pueden evaporarse cuando Sánchez ya sea presidente y, de ese modo, se abra la puerta a la aprobación de presupuestos y una serie de reformas legales de calado en meses venideros. Se coloca en ese paquete básico la financiación autonómica (clave para lograr el apoyo de Compromís); la reforma del sistema de pensiones o la legislación laboral, además de un puñado de leyes de interés social susceptibles de atraer «voto transversal».
Los negociadores socialistas solo
con ERC a cambio de su abstención
Buena parte de los consultados concluye de la primera ronda de reuniones y posteriores conversaciones cruzadas entre partidos que PP y Cs colaborarán «a su manera» en esa gobernabilidad sin independentistas, restando cierto protagonismo a Podemos, en aquellos temas que puedan encuadrar ante sus votantes y seguidores como «pactos de Estado».
Catalunya, la política exterior o medidas urgentes si fuesen necesarias de carácter económico (el riesgo de un empeoramiento generalizado de la economía
El PSOE elabora borradores con
que alineen a todos los socios potenciales
J J ca coalición. También subrayan que la permanente reestructuración de Unidas Podemos, con cargos depurados por Iglesias, se acabase transformando en una crisis de Gobierno. «No debería siquiera atreverse a pedir la coalición con esos resultados», afirman fuentes gubernamentales.
Iglesias también ha analizado pros y contras. Quiere rentabilizar al máximo sus malos resultados, amparado en el «con Rivera no» de las bases socialistas. La cúpula morada ve indispensable la coalición. Según su análisis, apoyar al Gobierno de Sánchez les va a causar cierta erosión cuando tengan que asumir crisis en teglobal y española ha ocupado minutos en los tú a tú con Pedro Sánchez, así como el reparto de poder en Europa) podrían incluirse en ese saco. El líder del PSOE, si pasa el trámite de la investidura en julio o en septiembre, tendrá en su mano decidir después a quién unge simbólicamente como líder de la oposición, si a Casado o a Rivera, aunque oficialmente el puesto le corresponda al popular.
Sabe que hay una batalla feroz entre ambos por alcanzar ese trono, así como el del jefe del centroderecha, y tendrá la posibilidad de sacar rédito a esa rivalidad. Seguramente, de la postura que adopten los naranjas, a los que se presiona sin descanso desde diferentes ámbitos nacionales e internacionales para que viren hacia una abstención, dependerá de a quién le dé Sánchez más posibilidad de exhibición, bien sea en el acuerdo o en desacuerdo. mas sociales. Para contrarrestar ese desgaste, sostienen, necesitan ministerios desde donde se puedan apuntar victorias que se asocien a la marca morada. Si no consiguen esos triunfos, admiten, el PSOE les puede «barrer en cuatro años».
No es baladí tampoco la organización interna. Las elecciones dejaron a Podemos en los huesos en cuanto a cargos y subvenciones. Ocupar carteras ministeriales implica no solo proyección pública y exhibición de éxito, sino también una arquitectura de recursos. En Podemos se da por hecho que si Iglesias no logra ministerios emprenderá su retirada para dejar el partido a su número dos, Irene Montero.