Jair Bolsonaro
Presidente de Brasil ★★★★
Aunque demasiado tarde, los brasileños están descubriendo las vergüenzas del su presidente, cuya popularidad ya ha caído al 34% entre escándalos judiciales y protestas por su reforma de las pensiones.
Jair Bolsonaro no pudo contener la bronca acumulada durante una semana de desaciertos y pidió a los brasileños que hagan pagar a los senadores que revocaron un decreto del presidente que busca aliviar las leyes que restringen la posesión de armas. Bolsonaro cree en la salvación personal a través del uso de las pistolas en un país con 70.000 homicidios al año, la mitad de ellos provocados por disparos. Pero el malestar del excapitán del Ejército excede este debate. Bolsonaro ha tenido esta semana los peores días desde que comenzara su mandato, hace seis meses. La semana comenzó con el Morogate, como se conocen las filtraciones de la causa que llevó a prisión a Luiz Inacio Lula da Silva, y concluyó el viernes con la primera huelga general.
La protesta contra la reforma de las pensiones se hizo sentir especialmente en Río de Janeiro y Sao Paulo. La capital paulista, el motor económico de Brasil, se vio el viernes sacudida por una multitudinaria manifestación pocas horas antes de que comience a escasos kilómetros la Copa América de fútbol. El movimiento obrero ha prometido mayores acciones para frenar una iniciativa que tienes sus propios problemas para avanzar en el Congreso. La reforma de las pensiones calca el modelo puesto en marcha en Chile a finales de los años 70 por la dictadura
del general Augusto Pinochet. Mientras, la popularidad de Bolsonaro cae de manera inexorable. En enero era del 60% pero ahora se ubica en el 34%.
DERIVA Otra prueba de la deriva del bolsonarismo se hizo patente con la destitución del general Carlos Alberto dos Santos Cruz al frente de la Secretaría de Gobierno. Se trata del tercer ministro caído en desgracia en medio año. No faltan los analistas que se preguntan si Sergio Moro, el actual ministro de Seguridad, deberá salir del Gobierno tras conocerse las conversaciones del entonces magistrado con el fiscal Deltan Dallagnol, en el marco de la causa que buscó demoler la figura de Lula en beneficio de Bolsonaro.