Òmnium afirma que no fija hojas de ruta y pide que se piense en el 80% favorable al derecho a decidir
diputados del Parlament, o a evitar jugarse una condena penal convocando el pleno de investidura de Carles Puigdemont como candidato a ‘president’ a distancia, en enero del pasado año.
Este mismo pactismo es el que ha ejercido el Govern a la hora de volver a activar las leyes suspendidas o anuladas por el Constitucional a instancias del Gobierno del PP. Mientras Torra amenazaba a Pedro Sánchez con volver a aprobar las leyes en el Parlament, los expertos del Govern se rompían y se siguen rompiendo las cejas para adecuar los artículos no constitucionales, reinterpretándolos con el Estado o reeescribiéndolos. El mismo pactismo que generó conversaciones muy discretas, antes de las elecciones generales, para lograr la sentencia más favorable posible.
Por otra parte, el camino de los indultos no parece el más adecuado. Se trata de una medida que no puede aplicarse en grupo, de tal forma que generaría un agravio evidente entre los procesados por el juzgado de instrucción 13 de Barcelona, en relación a los que esperan la sentencia del Tribunal Supremo.
El soberanismo se esfuerza en invocarla, como ocurrió en la inauguración el miércoles de un nuevo ciclo de movilizaciones con motivo de la clausura del juicio del procés, pero a partidos y entidades les cuesta postrarse. El impasse decretado por las contiendas electorales acrecentó los desencuentros entre formaciones y apaciguó la agitación de la ANC y Òmnium en las calles para mantenerse al margen de la disputa. Todos tratan ahora de reorientarse en el escenario posreferéndum, marcado inevitablemente por una vista que se resolverá pronto y que se augura con una sentencia condenatoria severa.
La entidad liderada por Elisenda Paluzie sufre el desencanto en las urnas de las listas que alentó, las Primàries, y padece el no haber logrado aunar a los partidos en una candidatura que se pretendía idealmente unitaria. Fuentes de la Assemblea diagnostican que corre la preocupación por los pactos poselectorales, especialmente por que el independentismo facilite la investidura de Pedro Sánchez, una maniobra que frustraría objetivo república,
es decir, por la sentencia por el 1-O y los presos.
Por su lado, la entidad presidida por Jordi Cuixart empleó el paréntesis en diseñar una nueva campaña con un lema contundente que emula una reedición del 1-O: tomado prestado por el ‘president’ en la última sesión de control. Precisamente, Quim Torra les dio un pase prioritario, junto a la ANC, en el Palau de la Generalitat para empezar a coser la
que se le ha encargado. El vicepresidente Òmnium Cultural, Marcel Mauri, reiteró que no confeccionan hojas de ruta y se limitó a indicar que se sumarán a lo que rebose más consenso para responder al fallo. Eso sí, su petición fue que se pensara en el
que está por el derecho a la autodeterminación, y no solo en los independentistas.
como respuesta ante la posible condena del 1-O
En el turno de Paluzie, Torra recogió una copia de lo acordado por la ANC en su asamblea general. Una hoja de ruta que vuelve a insistir en la unilateralidad y que da por que se convoquen elecciones autonómicas, por lo que ya avanzan que tratarán de envolverlas como si el independentismo supera el 50%, debe proclamarse la independencia. Pero lo cierto es que la presidenta, según explicó ante los periodistas, no exigió esa convocatoria en el encuentro. Y es que, según fuentes de la entidad, la ANC ya no se atreve a poner sobre la mesa un ultimátum para no volver a ser desoída.
En el fondo, Torra recibió el mismo encargo de las dos entidades:
resumían. Òmnium Cultural no se mete en el cómo
al tiempo que la ANC trata de guiar el camino después de revisar los del otoño del 2017. Veremos qué propone Torra para congratularles.