El Periódico - Castellano

Los deberes de la alcaldesa

Nuevo gobierno en la capital catalana Los movimiento­s sociales y vecinales ponen sobre la mesa sus prioridade­s Frenar la contaminac­ión y gestionar la vivienda y el turismo, los grandes retos

- HELENA LÓPEZ

El 15 de junio del 2015 era lunes, primer día laborable de Ada Colau como alcaldesa. Maria Mas, veterana activista vecinal de Ciutat Vella junto a la que hasta hacía nada portavoz de la PAH había compartido un millón de trincheras, entraba por registro en la recién tomada Casa Gran una carta para la ya alcaldesa firmada por la Plataforma contra el Hotel del Rec Comtal. En aquel entonces hacía poco que habían empezado las obras de construcci­ón del macrohotel en una de las puertas de entrada al Casc Antic pese a la firme y persistent­e oposición vecinal, que llegó incluso a los juzgados. En ella, le pedían a la alcadesa que las parara, obvio. Cuatro años más tarde, pese a que el fiscal dio la razón moral a los vecinos confirmand­o las irregulari­dades administra­tivas en la operación urbanístic­a que permitió la construcci­ón, el Rec Barcelona –nombre oficial del hotel de Núñez y Navarro– es una realidad. Un hotel más en Ciutat Vella a pleno rendimient­o, anunciado en su web como «adults only» en la Barcelona que buscaba ser una ciudad para niños.

Este lunes, muy distinto al de hace cuatro años, Colau no encontrará en su despacho ninguna carta de Mas. Sí tendrá, eso sí, una larga lista de reivindica­ciones urgentes y tangibles de los movimiento­s sociales y vecinales de la ciudad, de la emergencia climática a la habitacion­al.

LA VIDA EN EL CENTRO Pese a no haberle escrito, si Mas tuviera hoy la oportunida­d de hablar con la alcaldesa, le pediría una residencia asistida para personas mayores. «No tenemos ninguna pública en toda Ciutat Vella», señala esta activa vecina, quien tiene claro dónde debería levantarse: en los solares de los viejos juzgados, de propiedad municipal.

Además de la no paralizaci­ón de la construcci­ón del hotel, Mas critica de la gestión municipal llevada a cabo durante el anterior mandato la aprobación de la polémica ordenanza de terrazas –mucho menos restrictiv­a de lo que los movimiento­s vecinales pedían–, con el apoyo de todos los grupos a excepción de la CUP, hoy fuera del consistori­o. No parece que el pacto con el PSC lleve a modificar esa normativa (o al menos no en la dirección que querrían estos vecinos).

Si pudiera seguir hablando con Colau, Mas le pediría rescatar el plan para la Rambla, «que quedó en un cajón tras muchas horas de trabajo y muchas reuniones», y «acabar con el tráfico infernal de la Via Laietana, una herida insoportab­le en Ciutat Vella, además de una fuente de contaminac­ión».

EMERGENCIA CLIMÁTICA La contaminac­ión es uno de los tres ejes fundamenta­les que los movimiento­s sociales de la ciudad pusieron sobre la mesa la semana pasada. Lo hicieron en una rueda de prensa en la que presentaro­n sus demandas al nuevo gobierno de Barcelona, en la que pidieron a los grupos políticos, en aquel momento en plenas negociacio­nes, que hablaran sobre eso, sobre los problemas de los habitantes de la ciudad (los grandes ausentes en esas reuniones). En concreto apuntaron como urgencias la emergencia climática y la justicia ambiental; las desigualda­des y la justicia social, y la emergencia habitacion­al, el alquiler y el turismo. La lista clara de demandas, presentada­s en el local de la FAVB, estaban firmadas, además, por Aigua és Vida, Aliança contra la Pobresa Energètica, Assemblea de Barris per a un Turisme Sostenible, la PAH, el Sindicat de Llogateres y la Xarxa per la Sobirania Energètica. Estarán pendientes de que Colau y Collboni tomen buena nota de ello y, sobre todo, se pongan manos a la obra.

Entre las medidas concretas para reducir la contaminac­ión, las entidades proponen la lucha contra los grandes contaminan­tes «limitando al máximo el tráfico de vehículos movidos por energías fósiles, la llegada de cruceros y la generación de energía mediante incineraci­ón».

La FAVB pide que el dinero recaudado con la tasa

turística se destine a levantar vivienda pública de alquiler

Vecinos del Raval ocupan la capilla de la Misericòrd­ia

desde hace meses y la reivindica­n para el nuevo CAP

PISOS PÚBLICOS DE ALQUILER En el eje de la emergencia habitacion­al y el turismo, una de las medidas concretas presentada­s por los movimiento­s sociales es la cesión por parte de la Generalita­t al ayuntamien­to de la gestión del 100% de la recaudació­n de la tasa turística para destinarla por ley a finalidade­s como aumentar el raquítico parque público de alquiler, uno de los retos mayúsculos del mandato (y una de las críticas históricas de los comunes a sus ahora socios socialista­s, a los que siempre han criticado haber vendido durante décadas la vivienda pública de

la ciudad, privatizán­dola).

Otro de los retos en clave de barrio (aunque va mucho más allá) que marcaron las últimas semanas de Gala Pin como concejala de Ciutat Vella y que es una patata caliente que sigue sacando humo es el futuro del CAP Raval Nord. Vecinos y trabajador­es del centro –una piña– siguen ocupando la capilla de la Misericòrd­ia, cedida al Macba. Llevan dentro casi tres meses, convencido­s de que «la salud no tendría que depender del barrio en el que vives» (según un estudio de la Agencia de Salud Pública un vecino de un barrio pobre vive de media 11 años menos que uno de uno rico). «Esta idea debería ser prioritari­a para el nuevo gobierno. Por ese motivo, no aceptamos la ubicación en el cubo [en el terreno alargado pegado al Macba] y continuamo­s reivindica­ndo el CAP en la Misericòrd­ia ya», señalan. Habrá que ver la posición del nuevo equipo de gobierno, ya que las posiciones del PSC y los comunes sobre el asunto eran opuestas.

Literalmen­te cuatro días después de las elecciones, varias entidades de la ciudad presentaba­n a los pies de la torres venecianas de la plaza de España la campaña #LaFiraoLaV­ida. Pedían, piden, al nuevo equipo de gobierno que abra un debate ciudadano sobre el futuro de las 27 hectáreas, 21 manzanas del Eixample, del recinto de congresos aprovechan­do que el contrato de alquiler de los terrenos, de propiedad municipal, vence en el 2025. Los firmantes –de Som Paral·lel a la Barcelonet­a Diu Prou– ven en el inmenso espacio una oportunida­d para cambiar de modelo. Proponen convertir los viejos pabellones en un nuevo barrio, donde cabrían hasta 10.000 pisos públicos de alquiler. Otra vez la vivienda.

En el mismo distrito, Josep Maria Domingo preside el Centro Social de Sants. En el barrio estos días están de fiesta. Nada que ver con lo del sábado en Sant Jaume. Celebran, ellos sí con alegría, el octavo aniversari­o de la conquista de Can Batlló. Entraron al viejo recinto fabril el mismo día que Xavier Trias llegó a la alcaldía, hace ya dos mandatos. Durante las últimas semanas del primero de Colau lograron algo grande: la cesión por 50 años del equipamien­to al vecindario organizado (con la abstención de ERC, incomprens­ible para muchos en el barrio). «Ahora tendrán que afrontar la transforma­ción de la nave central en el súper archivo prometido, lo que supondrá una inversión enorme», destaca Domingo, quien, más allá de Can Batlló, llama al nuevo equipo de gobierno a poner solución a una de las asignatura­s pendientes en el barrio, pero que es una cuestión de ciudad: los entornos estación de Sants. «Llevamos años y años pidiéndolo, pero siguen igual. Es vergonzoso. Seguiremos insistiend­o», subraya.

Los vecinos de Sants recuerdan «la vergonzosa»

situación de los entornos de la estación de tren

En Ciutat Vella denuncian la

herida abierta que supone la autopista urbana que es aún la Via Laietana

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 ??  ?? HERIDA ABIERTA Dignificar la Via Laietana, una asignatura siempre pendiente.
HERIDA ABIERTA Dignificar la Via Laietana, una asignatura siempre pendiente.
 ??  ?? PLAZA MALDITA Los entornos de la estación de Sants.
PLAZA MALDITA Los entornos de la estación de Sants.
 ??  ?? BARCELONET­A Gestionar el espacio público, otro de los retos.
BARCELONET­A Gestionar el espacio público, otro de los retos.
 ??  ?? TURISMO Rec, el hotel que los vecinos no lograron parar.
TURISMO Rec, el hotel que los vecinos no lograron parar.

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