Era la rara por ser de esta etnia. En el barrio, la rara por ir al instituto», relata
apunta Campos, cuyo objetivo ahora es romper ese círculo, no solo por él o por sus hijos, sino por toda la comunidad. En septiembre empezará a estudiar Magisterio.
Hasta llegar aquí, Campos ha recorrido un camino largo y no precisamente sencillo. Mientras trabajaba de barrendero, un día vio pasar a un vecino del Bon Pastor con una mochila a la espalda. Le preguntó a dónde iba y
señala. Aquí es la sede de la Conselleria de Treball, Afers Socials i Famílies, donde han estudiado para los exámenes y donde hace unos días se celebró una recepción para las 14 personas que los han aprobado y en septiembre empezarán en la universidad.
Otra de esas 14 personas es Isaac Heredia. Tiene 25 años y, como Campos, es también hijo del Bon Pastor. En su caso, aún vecino. También ha apostado por estudiar Magisterio. A diferencia de su amigo, Heredia tenía
Un ejemplo más: Amparo Santiago Luque, a quien todos conocen como Nona. A sus 29 años conoce muy bien eso del efecto Pigmalión. A esta badalonesa, vecina de Sant Roc y madre de un niño de 11 años, le gustó siempre estudiar. Terminó primero de bachillerato, algo que, para una niña gitana como ella, fue una victoria.
cuenta Martínez Cortés, quien está convencido de que
Ha convencido a su hermana y a su primo para que cuando cumplan los 25 se apunten.
Su historia no dista mucho de sus compañeros de promoción. Se casó joven, se convirtió en padre y trabajó de todo. Hizo mercadillos, de camarero y estuvo de cajero en un cash converter.
En unos años, tiene claro dónde podrán encontrarle. Pasando consulta. Seguro.