El Periódico - Castellano

Valls-Cs, una ruptura anunciada

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Ciudadanos anunció ayer la ruptura con Manuel Valls y la constituci­ón en el Ayuntamien­to de Barcelona de un grupo propio con los tres concejales que votaron en blanco en la reelección de Ada Colau. En el discurso de Valls en el ayuntamien­to podía ya intuirse la ruptura, ya que, al explicar su voto positivo y los de sus dos concejales, criticó la opción de Cs con estas palabras: «Es sí o no. No hay ni blanco ni abstención. Es sí o no».

Inés Arrimadas explicó la decisión por el apoyo a Colau y porque, en su opinión, las diferencia­s entre la alcaldesa y Ernest Maragall en la cuestión independen­tista son mínimas. Como prueba, puso el ejemplo de que lo primero que ha hecho Colau ha sido colocar el lazo amarillo en la fachada del ayuntamien­to. La reposición del lazo significa de hecho la primera discrepanc­ia entre los partidos que formarán el equipo de gobierno, ya que el

PSC se opuso para que el ayuntamien­to mantenga la neutralida­d y represente a todos los ciudadanos. Valls también está en contra, en lo que es una muestra de las dificultad­es que tendrá Colau para conseguir los 21 votos (los 18 del pacto de gobierno más los tres de Valls) en otras medidas.

La posibilida­d de ruptura entre Valls y Cs, de todas formas, no se debe solo a este desencuent­ro. Valls había criticado en numerosas ocasiones los pactos entre Cs y la extrema derecha que, aunque el partido de Albert Rivera lo niegue, existen. Primero en Andalucía y aún de manera más explícita en el Ayuntamien­to de Madrid, donde Cs admite que no podrá evitar que el PP ceda a Vox presidenci­as de distrito en las áreas que controla el partido conservado­r. Vox incluso quiere más, denuncia que se ha incumplido el pacto con el PP al no obtener concejalía­s y ha paralizado las negociacio­nes para la Comunidad de Madrid.

Cs podrá decir lo que quiera, pero en Europa tampoco les creen. Por eso el Gobierno francés ha pedido explicacio­nes a Ciudadanos, con el que el partido de Emmanuel Macron forma grupo en el Parlamento Europeo. El macronismo quiere que el grupo liberal firme una declaració­n que vete contactos con la extrema derecha. Cs no hace caso, sin embargo, ni a sus aliados europeos ni a fundadores del partido como Francesc de Carreras, que le pide a Rivera que se abstenga en la investidur­a de Pedro Sánchez. Rivera, que ni siquiera llamó a Valls para romper, lo fía todo a su estrategia para desbancar al PP, pero, mientras tanto, lo único que hace es reforzarlo.

Las discrepanc­ias con Rivera incluyen los pactos con Vox y no se limitan al acuerdo de Barcelona

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