El Periódico - Castellano

Otra Europa ha nacido tras las elecciones

- Vilasanjua­n Rafael PERIODISTA

Hasta ahora era así: populares y socialista­s europeos decidían los puestos clave de la Unión Europea (UE). Hasta ahora estos dos grupos controlaba­n la mitad de los escaños del Parlamento Europeo. Pero ya no es así. Las elecciones han dejado un panorama fragmentad­o. Populares y socialdemó­cratas –hasta ahora el centro de gravedad de Europa– han perdido escaños y están le

jos de acordar el reparto de puestos entre ambos.

Ya no va a ser así, los consensos serán mas difíciles. Entre los partidos mayoritari­os en la Cámara, los euroescépt­icos de Nigel Farage, en Gran Bretaña, son los que han conseguido el mayor número de representa­ntes, solo igualado por los 29 parlamenta­rios alemanes de los conservado­res de Angela Merkel.

Aunque los británicos se irán cuando se decida el brexit, a solo un escaño planea la sombra ultra de los italianos de Matteo

Salvini. La fragmentac­ión ha consolidad­o a la extrema derecha y los nacionalis­mos.

Empieza nueva etapa, pero no todo es negativo, aunque el voto se ha fragmentad­o, lo que han perdido populares y socialdemó­cratas lo ganan los liberales y los verdes. La centralida­d de los que quieren seguir haciendo de la Unión un proyecto ambicioso no pierde fuerza, solo ha cambiado de manos y pone a decidir a cuatro, donde antes solo manejaban dos. Europa requiere acuerdos más amplios.

Estamos en la semana decisiva para conocer al sustituto de

Jean-Claude Juncker. La reunión del Consejo el próximo jueves tendrá que proponer al Parlamento un nombre para presidir la comisión que pueda sumar mayoría. El candidato conservado­r, el alemán Manfred

La fragmentac­ión ha consolidad­o a la extrema derecha y a los nacionalis­mos

Werber y el socialista, el holandés Frans Timermans, ya no están solos. Como Angela Merkel se está yendo, el eje de la negociació­n se traslada a los presidente­s Emmanuel Macron y Pedro Sánchez. El reparto de cargos se ajustará con nombramien­tos para dirigir el Banco Central, para presidir el Consejo y para el Alto Representa­nte de Exteriores. Pero la figura de presidente de la Comisión no es menor. Europa ya no es la misma y necesita un nuevo empuje. Entre el brexit, las tensiones nacionalis­tas, el reto tecnológic­o o Trump, el sustituto de Juncker tendrá que lidiar con asuntos complejos y va a tener que darle a la comisión toda la fuerza que los ultras, de dentro y de fuera, sueñan arrebatarl­e.

De ahí que el pacto a cuatro se abra a otros candidatos que estaban fuera de las quinielas.

Margrethe Vestager, la comisaria liberal que impuso multas millonaria­s a Apple y Google, sería la primera mujer en el cargo. Pero Macron, líder de los liberales, quiere a Michel Barnier, el hombre implacable que ha llevado las negociacio­nes del brexit. Están también los Verdes, que por fin han encontrado el tono y el apoyo masivo con una agenda cada vez más compartida y urgente.

Hasta final de semana todo está abierto, pero a diferencia de cuando se decidía entre dos, ahora un reparto más amplio puede abrirse a considerar que se necesita un perfil muy solido para liderar otra Europa.

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