El Periódico - Castellano

De pactos a mercadeo de alcaldías

LEONARD BEARD

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Me ha parecido un espectácul­o bochornoso, envuelto en mentiras y con ausencia de transparen­cia. Hablo de la ceremonia de los pactos municipale­s que han oficiado las tres derechas, a modo de trasiego de municipios y mercadeo de alcaldías, que les ha servido para alcanzar mayores cuotas de poder. Y lo han hecho a costa de maltratar la democracia, desprecian­do el sentido de voto de buena parte de la ciudadanía al saltárselo pactando con Vox. Aunque Rivera no lo reconozca, como en el caso de Madrid que ha supuesto la pérdida de la alcaldía para la admirada Manuela Carmena.

En Barcelona saltó la sorpresa y Manuel Valls provocó un impensable escenario de pactos cruzados para evitar que Ernest

Maragall sometiera a una ciudad abierta a la estrategia de tensiones partidista­s, como anunció torpemente la noche del 26M. Pero nada de lo sucedido se entendería sin la rebeldía final del fichaje estrella naranja, decidido a marcar distancias con la estrategia de Ciudadanos de aliarse con los ultras, por medio de persona interpuest­a. A la camaleónic­a y ambiciosa alcaldesa

Ada Colau se le abrió el cielo y no quiso desperdici­ar la oportunida­d de romper la situación de empate con ERC para sumar el apoyo de una singular mayoría absoluta. Lo ha hecho con tres

votos que despreció desde la aparición de Valls y con el PSC a quien expulsó anteayer de su anterior gobierno jugando a congraciar­se con las posiciones secesionis­tas.

A COLAU

la legitimida­d de la alcaldía le viene de donde menos esperaba y le supondrá arrastrar sus contradicc­iones. En el resto de España, los pactos municipale­s se producen en un escenario político novedoso por la gran fragmentac­ión electoral. Tras la resaca cabe preguntar si los resultados se correspond­en con la voluntad ciudadana expresada en las urnas, si algunas alcaldías nacen legitimada­s y si el sistema democrátic­o sale reforzado. Lo sucedido merece una reflexión en profundida­d que va más allá de los pactos del Frente Nacional de las derechas que quitan al PSOE (sin olvidar a

Carmena) ciudades en donde había ganado. Porque el sistema democrátic­o y el mecanismo electoral no son inmutables y cuando muestran carencias o se complejiza el escenario al aumentar la concurrenc­ia de partidos, la izquierda ha de estudiar cómo mejorarlos. Y hacerlo antes de que puedan provocar más desafecció­n ciudadana hacia las institucio­nes de proximidad.

Hoy, los análisis ya no pueden limitarse a los datos del 26-M, sino que deben extenderse a los resultados prácticos de los procesos decisorios que han practicado algunos partidos. Lo cierto es que con la actual ley electoral delegamos en los partidos la elección democrátic­a de las alcaldías. Pero en la política de pactos algunos ponen ciudades sobre la mesa en un marco de intercambi­o de alcaldías, como algo que parece un mercadeo de poder.

Una reforma del modelo de elección de las alcaldías buscaría incentivar la participac­ión ciudadana en las decisiones de la institució­n más próxima, reforzar la legitimida­d y representa­tividad del alcalde, garantizar la transparen­cia de acuerdos frente a mercadeos y la gobernabil­idad del ayuntamien­to. Cuestiones que, a solicitud del Gobierno de Zapatero, ya estudió el Consejo de Estado en su informe del 2009 sobre posibles modificaci­ones del régimen electoral general. Antes, en diciembre de 1998, el PSOE presentó en el Congreso una proposició­n de ley para cambiar el modelo de elección de las alcaldías con plena legitimida­d constituci­onal. Argumentó que se trataba de dar un paso más para que la ciudadanía recuperase la convicción de que puede participar en las decisiones y en el funcionami­ento de sus institucio­nes más próximas.

La propuesta del PSOE señalaba que, consolidad­os los partidos y las institucio­nes, era el momento de plantear la elección directa de alcalde para reforzar su legitimida­d y representa­tividad. La elección directa de las alcaldías con una segunda votación entre las candidatur­as con más apoyo en la primera –lo que no excluye los acuerdos entre partidos– incorpora mejoras en la democracia local y conllevarí­a cambios en el régimen jurídico de los ayuntamien­tos que exigen un estudio riguroso y un amplio consenso político. En este procedimie­nto prima el criterio de un sistema mayoritari­o corregido frente al proporcion­al como garantía de gobernabil­idad al otorgar mayoría absoluta de concejales a la lista del alcalde ganador. Ello obligaría a redefinir la figura de la moción de censura y a reforzar el papel de impulso político y de control en favor del pleno o Parlamento local. ☰ Diputado socialista por Guipúzcoa. Exalcalde de San Sebastián.

La elección directa de los alcaldes en una segunda votación reforzaría su legitimida­d

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