La felicidad es amarilla
Tal vez haya notado estos días que se siente mejor que el resto del año, que tiene más energía, ilusión renovada. No es extraño. Ocurre en todo el hemisferio norte por estas fechas. Los expertos, tan amigos de nombrarlo todo, le han puesto nombre: Yellow Day. El Yellow Day, o día amarillo, es el 20 de junio. Psicólogos, meteorólogos y expertos en saber qué adivinaciones establecieron esta fecha porque corresponde al día más largo del año y porque, además, la temperatura nos es propicia. Luz y temperatura son dos elementos fundamentales en nuestro bienestar. De modo que el Yellow Day viene a ser algo así como el reverso del Blue Monday, que sufrimos el tercer lunes de cada mes de enero, según muchos el día más triste del año.
Las razones por las que somos felices en el Yellow Day se deben en parte a la situación que el planeta Tierra ocupa con respecto al Sol. Es decir, son razones de lo más primitivas, que podrían compartir con nosotros muchas otras especies: las muchas horas de luz activan la secreción de ciertas hormonas que nos levantan el ánimo. La temperatura de 21 o 22 grados, alternada con periodos de lluvias que refrescan el ambiente, nos hacen sentirnos en un estado físico óptimo. El sol nos proporciona sosiego y bienestar,
incluso ahora que mantenemos con él una relación tan conflictiva. Nos gusta tumbarnos bajo su calor, como les gusta a los gatos y a las lagartijas, incluso ahora que sabemos las cosas horribles que sus nocivos rayos ultravioleta pueden provocarnos. De modo que nos protegemos tanto de él que la carencia de vitamina D se ha convertido en una epidemia mundial.