ENTREVISTA A LA CABEZA VISIBLE DE LOS ‘COMUNS’ Colau se planteó dejarlo por la tensión de la investidura
Colau llora, al final de su discurso de investidura, cuando aludió a su familia, el pasado sábado en el Saló de Cent. La alcaldesa se emociona y destaca los ataques sufridos porque Valls la votó «Hice lo que tenía que hacer, y mi partido, también», mani
en esta ciudad. «Me parece una falta de respeto que aparezcan proyectos así, sin haber hablado con los vecinos, con la Generalitat ni con los ayuntamientos. En el siglo XXI, las cosas no se hacen así. El espacio público no puede quedar en manos de la bravuconada de un constructor», señaló Capella. «Afortunadamente se acabó la época de los arquitectos estrella y los proyectos faraónicos, de la arquitectura exhibicionista hecha a espaldas de las necesidades de los ciudadanos», prosiguió.
Capella recordó cómo Catalunya ha dilapidado durante los últimos 40 años su franja costera. «Este es un espacio absolutamente único. Insólito. Virgen. No hay otro terreno igual, tan grande y estratégico. Su transformación se debe hacer con mucho cuidado», analizó el urbanista, quien apostaría «casi por una desurbanización».
«Nos jugamos la oportunidad de plantear un proyecto modélico donde se rebaje la densidad. Los vecinos de esa zona ya han sufrido mucho. Merecen un espacio de disfrute para ellos», concluyó el urbanista. da Colau demostró el pasado sábado durante su investidura que está viviendo estos últimos días con una incomodidad innegable, esencialmente vinculada al hecho de que entre los votos que hicieron posible su reelección tuvo que contar con los tres que le brindaron Manuel Valls, Eva Parera y Celestino Corbacho (si este último hubiera abandonado a Valls el viernes y no ahora, quizá el alcalde sería Ernest Maragall, por cierto).
Un apoyo amargo, según proclamó Colau el mismo sábado y
de una zona única y propone «casi una desurbanización»
según admitió ayer en una entrevista concedida a RAC-1 en la que dijo haber albergado «sentimientos contradictorios» en su investidura: «No fue un día exactamente feliz».
Durante la entrevista prorrumpió en llanto cuando fue interrogada sobre si en el contexto de la tensión de los últimos días había pensado en dejar la política e irse a su casa. «Claro, tengo dos hijos», respondió, antes de quebrarse, lo que dio paso a una pausa en el programa. También aseguró que este podría ser su último mandato, que de hecho es lo que previó cuando ganó las municipales en el 2015 y la duración máxima que contempla Barcelona en Comú, aunque podría aspirar a un tercer mandato si la militancia es consultada y lo aprueba.
El paso tomado por el partido para conservar la alcaldía se ha convertido en una aparente causa de infelicidad para Colau, que contrasta con la tranquilidad y la convicción con las que algunos de sus lugartenientes, y un gran número de personajes públicos próximos a los ‘comuns’,