El Periódico - Castellano

Pérez de Rozas

PERIODISTA FIFA y Qatar, tan pobres que solo tienen dinero Platini, en su época en la Juventus. EEUU, Australia, Japón o Corea del Sur deberían organizar ¡ya! el Mundial del 2022. Se lo merecen

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Con la misma facilidad que hacen desaparece­r y destrozan con una sierra eléctrica a un opositor, compran eventos y hasta un Mundial de fútbol. No hay nada como tener dinero. O mucho dinero. O muchísimo dinero. O, tal vez, solo tener dinero. No hablemos de conciencia, ni de democracia, ni de honradez. Qatar, que cautiva, no solo a los grandes organizado­res de los grandes eventos, que posee grandes clubs de fútbol donde a sus profesiona­les (todos) poco les importa el color del dinero o si esos billetes gotean sangre, fruto de decenas de obreros muertos construyen­do sus estadios, está ahora en cuestión por algo que todo el mundo sospecha que viene funcionand­o desde hace muchos años. Desde que pasaron del camello al Lamborghin­i Aventador, desde que descubrier­on que bajo el desierto había petróleo y, mejor aún, gas.

Es evidente que lo que estamos viviendo estos días en España con protagonis­tas señalados como

y/o varios jugado- res del Valladolid es un juego de niños, una broma, un chiste. La pregunta en estos casos es muy recurrente y, tal vez, tendría respuestas muy repartidas pero, personalme­nte, me sigue pareciendo mucho más grave quien acepta el soborno, quien cobra por cambiar su voto (o dejarse meter un gol o lanzar el balón a córner 12 veces en 45 minutos) que el poderoso país que, para colocarse en el mundo y hacer ver que es alguien (no importa que no tenga tradición, casi ni habitantes, ni campos de fútbol y haga un calor insoportab­le), quiere comprarse el último capricho. Uno más.

Todo lo que está ocurriendo alrededor de esa concesión, que arrancó con una votación, el 3 de diciembre del 2010, en la que dos de los 24 miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA ya no pudieron votar por haber sido apartados por sospechas de corrupción, tiene solo un culpable: la FIFA. Como les llama, ahora,

«payasos que no me dejaban trabajar (…), jueces de pacotilla, ellos y los del TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo), que me han tendido una trampa». Eso dice quien, en el 2015, no supo explicar por qué

expresiden­te de la FIFA, vaya, le dio 2 millones de francos suizos. «Eran atrasos», dijo el que fue uno de los mejores futbolista­s del mundo.

Alguien por encima de la FIFA, ¿quién?, debería tomar cartas en el asunto y decidir ¡ya! cambiar de sede esa Copa del Mundo. Total, aunque Qatar haya tardado un montón de años en construir sus estadios (porque solo tenía uno), los otros cuatro candidatos que perdieron la votación, los cuatro (Estados Unidos, Australia, Japón y Corea del Sur), serían capaces de tener todo a punto en cinco meses. O menos. Todo.

Pero, amigos, volvemos al dinero. «Es tan pobre, que solo tiene dinero», decía mi padre. FIFA, Qatar, tal para cual.

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