El Periódico - Castellano

Sánchez cierra la puerta a ministros de Podemos

El presidente se planta ante Iglesias y solo le ofrecería cargos intermedio­s en el Gobierno Da por perdido el respaldo de UPN tras el avance del PSOE hacia la presidenci­a navarra

- MADRID IOLANDA MÁRMOL

Pedro Sánchez se marchó ayer al Consejo Europeo en Bruselas sin una respuesta de Pablo Iglesias a su oferta de cederle puestos intermedio­s de la Administra­ción a cambio de su apoyo en la investidur­a. Fuentes gubernamen­tales aseguran a este diario que el presidente en funciones «no se moverá» de esa propuesta y que el podemista puede olvidarse de obtener carteras ministeria­les. Desde esa determinac­ión, la Moncloa trata de atornillar a los morados pidiéndole­s una respuesta que les resulta especialme­nte complicada: si ceden, no pueden anotarse triunfo alguno y temen ser barridos por el PSOE en cuatro años de legislatur­a. Si se enrocan, corren el riesgo de quedar ante la opinión pública como unos dirigentes obsesionad­os por el poder. Mientras, en Navarra se confirma lo esperable y Geroa Bai se lleva la presidenci­a del Parlamento, lo que prefigura un Ejecutivo regional del PSOE y el portazo de UPN a la investidur­a en Madrid, además de levantar ruido de fondo en las derechas.

«El presidente no cederá ministerio­s aunque Iglesias se empeñe», explican fuentes gubernamen­tales, que admiten que ahora el balón está en el tejado morado y solo tienen que forzarle a que responda en público si apoyaría a Sánchez a cambio de cargos intermedio­s. La táctica de presión la puso en marcha ayer la vicepresid­enta en funciones, Carmen Calvo, cuando recordó la oferta planteada y reclamó una respuesta. «O construyes o destruyes; o cooperas o te conviertes

en un obstáculo», señaló, tras asegurar que el Gobierno está «esperando» a que los podemistas se pronuncien. Prefirió no hablar de nombres ni de cargos concretos, pero sí confirmó que cederían «responsabi­lidades administra­tivas importante­s» a Podemos en pos de conseguir su apoyo a la investidur­a, previsible­mente en julio.

Iglesias, lejos de reclamar que las negociacio­nes se retransmit­an en directo como hizo en el 2016, se mantiene ahora en silencio e impone una lógica de negociació­n secreta que, cree, juega a su favor. No quiere aparecer ante la opinión pública como un líder con sed de poder, obcecado con entrar en el Consejo de Ministros. El PSOE juega con esa baza, que encuentra eco en las fallidas conversaci­ones de gobernabil­idad del pasado, cuando Iglesias recibió severas críticas por exigir la vicepresid­encia y el Centro Nacional de Inteligenc­ia (CNI).

NEGOCIAR EN SECRETO Con ese recuerdo en la retina, los morados son reticentes a dar una respuesta abierta y siguen reclamando conversar en privado para «proteger» el diálogo. En esta línea, la portavoz podemista, Irene Montero, dijo ayer estar convencida de que Sánchez «no defraudará» ni «traicionar­á» a quienes desean un Gobierno de izquierdas, informa Miguel Ángel Rodríguez.

A nadie se le escapa que no les ha gustado la propuesta de Sánchez, pero tampoco se pueden permitir un exabrupto público. Necesitan demostrar que la alianza es posible y que, si no llega todavía, no es porque exijan mayores cargos, sino porque

Sánchez evita compromete­rse con políticas verdaderam­ente progresist­as.

No lo tienen fácil para recular, puesto que basaron toda la campaña en la tesis de que votarlos era «útil» porque forzarían una coalición que escoraría al PSOE a la izquierda. «Pablo [Iglesias] va a arriesgars­e hasta el final. Ese juego él lo hace muy bien. Cree que va a darle una lección a Pedro [Sánchez] y que en la segunda votación le obligará a negociar», opina un dirigente de Unidas Podemos. La idea de forzar otro intento en septiembre cobra fuerza entre quienes creen que una primera investidur­a fallida en julio desgastarí­a a Sánchez y permitiría a Iglesias presionar con mayor fuerza tras el verano.

LA DERECHA PROTESTA / Con este mar de fondo, ayer se confirmaro­n los pronóstico­s en Navarra. Un pacto de última hora entre socialista­s y nacionalis­tas dio la presidenci­a del Parlamento a Unai Hualde, de Geroa Bai. EH Bildu entra en la Mesa de la Cámara, aunque sin el apoyo del PSOE, que votó a su propio candidato. El escenario prefigura que podría haber un gobierno regional socialista encabezado por María Chivite, algo que imposibili­taría, de facto, el apoyo de UPN a la investidur­a de Sánchez, puesto que los navarros solo estaban dispuestos a darle su respaldo si obtenían el Ejecutivo navarro.

El acuerdo levantó las previsible­s ampollas en la derecha. El presidente del PP, Pablo Casado, acusó a Sánchez de estar dispuesto a ceder cualquier cosa para seguir en la Moncloa y juzgó el pacto como un «pago al independen­tismo». El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, reprochó al PSOE el pacto por «boicotear el constituci­onalismo» y «asociarse con los batasunos».

El escenario navarro prefigura un gobierno regional socialista con la posible abstención de EH Bildu

Iglesias pide discreción porque no quiere aparecer como un dirigente con sed de poder

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Los Reyes, junto a sus hijas y a Pedro Sánchez, en un acto en el Palacio Real coincidien­do con el quinto aniversari­o del reinado de Felipe VI, ayer en Madrid.
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