Una pelea navajera desvela barracas en el Paral·lel
►BCN ya cuenta este año más homicidios que en todo el 2018
Una pelea entre dos hombres se saldó la madrugada del sábado con un doble apuñalamiento en un solar emplazado en la esquina de la avenida del Paral·lel con la calle del Comte Borrell. Sobre las dos de la madrugada, algunos vecinos escucharon gritos procedentes de la parcela y llamaron al 112. Agentes de la Guardia Urbana arrestaron a uno de los dos hombres y una ambulancia del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) trasladó al herido más grave al Hospital Clínic.
El primero ha ingresado provisionalmente en prisión y el segundo, que se recupera de los cortes, esperará en libertad la celebración del juicio. El incidente eleva a cuatro los heridos a navajazos en tres días en la ciudad –el domingo y el lunes hubo otros dos en Pla de Palau y en el barrio de la Ribera– y ha sacado a la luz que en ese solar, ubicado en el corazón de Barcelona, ha nacido un asentamiento de chabolas.
BARRACAS RECINTES / Completamente rodeado por una tapia de dos metros de altura, sobre la que se levantan paneles de publicidad de grandes dimensiones y protegido por árboles del campo de visión de la mayoría de los balcones, durante los últimos meses el recinto se ha convertido en la residencia de una
de ciudadanos procedentes de Rumanía que se ganan la vida recogiendo chatarra, según explicaron ayer dos de los moradores a este diario. Dos de ellos protagonizaron la pelea el pasado fin de semana. Las chabolas –hay media docena– se han levantado contra la pared del único bloque con el que linda este recinto triangular de 758 metros cuadrados.
Mientras duraron las obras que el ayuntamiento efectuó en la avenida del Paral·lel, hará unos dos años, este suelo del número 100-102 fue utilizado para aparcar la maquinaria e instalar módulos prefabricados de los operarios. Cuando estas finalizaron, el solar quedó vacío nuevamente. Fue más tarde cuando llegaron los actuales dueños de un recinto que lleva más de 30 años abandonado.
Periódicamente, según recuerdan trabajadores municipales, ha sido un lugar en el que han habitado de forma esporádica algunos indigentes. Esther Arenós, que reside en el edificio pegado al recinto desde hace 31 años, detalla que el asentamiento ha cogido forma en las últimos meses. Y que, tras la pelea a navajazos de la madrugada del pasado sábado, diversos vecinos comunicaron personalmente esta situación a la Guardia Urbana y a los Mossos d’Esquadra que habían acudido al lugar con el fin de sofocar la reyerta.
Tal como ha podido comprobar este diario, los inquilinos actuales han levantado media docena de viviendas, amontonando retazos de muebles y somieres, y han habilitado un espacio precario para asearse y cocinar. Contra la tapia de la calle del Comte Borrell depositan carros y montones de chatarra, la tarea que reporta sustento a la mayoría de los miembros de esta comunidad, integrada por hombres y mujeres.
PASADO ARTÍSTICO / Desde el Ayuntamiento de Barcelona se subraya que la parcela, de propiedad privada, es una de las siete que, tal como se aprobó en una sesión plenaria celebrada el pasado 29 de marzo–, se adquirirán, llevando a cabo «los trámites necesarios por compra o por expropiación». El plan municipal prevé edificar este suelo en viviendas públicas. Hoy en día, matizan, el dueño del espacio sigue siendo un particular dado que la compra todavía no se ha efectuado. Sin embargo, razonan, el de este asentamiento es un problema «con fecha de caducidad» porque el cambio de manos no tardará en hacerse.
Construido en 1900 y derruido en 1988, el Talia fue el segundo teatro que se levantó en el Paral·lel, después del Espanyol (el más antiguo, que data unos años antes, de 1892). El local alternó temporadas de teatro y de cine, hasta que lo compró el cómico Paco Martínez Soria y se convirtió en un espacio
La parcela albergó el Teatre Talia y el ayuntamiento prevé comprarla para edificar viviendas sociales
dedicado exclusivamente a representaciones sobre las tablas. En sus 88 años de historia, y ante las 1.000 localidades que tenía su platea, pasaron nombres como La Bella Dorita, Nacha Guevara, Paco Morán y el propio Martínez Soria.
El historiador local Miquel Badenes, autor de El Paral·lel, història d'un mite (1998), recordaba, tal como recogió este diario en una noticia publicada a finales del 2016, que los últimos días en pie del teatro fueron un trámite vergonzoso. «Fue ladecena
mentable la prisa que se dieron para demolerlo. ¡Si don Paco levantara la cabeza! Triste final el del Talia-Martínez Soria al ser vendido por la familia a una inmobiliaria, que se apresuró en derribarlo, convirtiéndolo en un solar mal cerrado a la espera de conseguir una recalificación urbanística que le permita edificar a su conveniencia». Un destino augurado por Badenes que finalmente, y si se cumplen los planes municipales, no se cumplirá a pesar de que la espera se ha alargado 30 años.