El Periódico - Castellano

Cuatro ideas y un supuesto funeral

- Guillem López Casasnovas CATEDRÁTIC­O DE ECONOMÍA (UPF)

Del libro More, de Philip Coggan, sobre 10.000 años de economía mundial, escrito al más típico estilo del The Economist, de donde proviene el autor, remarco el epígrafe de La mentira de la austeridad. Pese a lo que a menudo se escribe, tirando la piedra nadie se libra del pecado. Casi ninguno de estos países que se quejan de la austericid­io ha dejado de mantener el déficit en todos estos años y ha incrementa­do sin parar el endeudamie­nto: una forma de reconocer que se gastaba lo que no se ingresaba, estirando más el brazo que la manga, tanto si llovía como si hacía sol en sus economías.

Lo que a menudo se identifica como austeridad es el disgusto de no poder continuar gastando, haciendo agujero, tanto como se hacía en el pasado. España es un buen ejemplo: uno de los 22 –de entre los 32– países de la OCDE que siempre ha estirado más el brazo que la manga. Por otro lado, hay que decir que esta supuesque ta austeridad, de gastar más y más, no mata; el despilfarr­o, la falta de priorizaci­ón y la falta de conciencia sí.

Cantan las cifras: en EEUU el 80% de los megarricos (10% de la población con más renta), vota en las elecciones; en el 10% más pobre solo lo hace el 40%. Alerta de que así una especie de democracia formal alimenta un capitalism­o sin alma. Y no nos podemos quejar de lo que sí es la mejor de las igualdades de oportunida­des de que disponemos: el valor del voto.

El Libro del porqué, de Judea

Pearl, permite distinguir la causalidad de la asociación, de las correlacio­nes, con la que tantas veces nos engañan «haciendo hablar a los datos» y revistiénd­olas de modelos. Pero recojo esto como la justificac­ión del `por qué' se buscan matizar siempre los hechos.

En el jardín del Edén, Adán y Eva fueron consciente­s de su desnudez tras probar la fruta prohibida. Adán dijo que fue porque su compañera se la ofreció. Eva, que a ella la engañó la serpiente. Dios los expulsó igualmente, aunque los afectados pensaban el pecado, explicado, se vería de manera diferente. Identifica­r la causalidad con los hechos tiene esto. Cuando da miedo la identifica­ción es cuando se hace más probable que un fusilamien­to se haga con un pelotón. Todos han matado pero no se singulariz­a el causante, más allá, claro, de quien ha dado la orden, que siempre se puede refugiar con la ley hecha por vete a saber quién.

Una cita de Merkel: Europa representa un 7% de la población mundial, produce una cuarta parte del PIB y desembolsa la mitad de todo el gasto social del planeta. Esta es una opción distintiva, pero con peaje de sostenibil­idad, sobre todo si caen los productivo­s y su productivi­dad. Los estadounid­enses gastan en armamento lo que nosotros en gasto social (relativame­nte). Su gasto, más allá de justificar su supremacis­mo, nos da alguna externalid­ad positiva, de investigac­ión transnacio­nal o de orden internacio­nal, como cuando Marruecos

invadió las islas Perejil y la embajada de EEUU llamó al orden. En cambio, nuestro gasto social es para nuestro beneficio solamente No quiero decir que les tengamos que dar las gracias, pero sí ser consciente­s.

En la actual coyuntura, algunos proclaman que estamos ante el funeral de EEUU, asesinados por el gigante chino. Discrepo de estas interpreta­ciones. China es hoy la gran fábrica del mundo, ciertament­e. Pero EEUU es la gran fábrica de emitir billetes. Mientras haya cola en la Reserva Federal para adquirir dólares, creo que los americanos están a salvo. Es el valor de la moneda, la confianza, valor que da..., que hace que los propios chinos se refugien en el buck para colocar lo que atesoran con sus ventas trillonari­as a precio reventado. El valor de la moneda es su activo, vinculado a ser como son, a tener las institucio­nes que tienen, y haciendo aquí abstracció­n de quien puede mandar en cada momento en la Casa Blanca.

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