El Periódico - Castellano

«Quizás todos pecamos de arrogancia con el virus»

«Pensábamos que podíamos con todo y no fue así. Ha sido una lección de humildad»

- LUIS Mauri

«El mercado sanitario dejó de ser un mercado y se convirtió de repente en un zoco»

«¿Proyección política? Yo tengo los pies en el suelo. Mi horizonte es cumplir el encargo de Pedro Sánchez»

Catalunya tiene solo 120 rastreador­es para rebrotes

«Quizá pecamos de arrogancia con el virus. Pensábamos que podíamos con todo y no. Fue una lección de humildad»

«La UE apuesta por una compra conjunta y equitativa de la futura vacuna que evite las carreras de egoísmo»

Uno traza planes. pero luego llega la vida y decide por él. Salvador Illa entró en el Gobierno como cuota socialista catalana. Su misión principal era trabajar como carpintero de la mesa de diálogo sobre Catalunya. Un ministerio vaciado de competenci­as como el de Sanidad parecía un lugar adecuado para instalar la carpinterí­a. Y entonces la vida (y la muerte) decidió por él: ministro plenipoten­ciario.

— El virus parece bajo control en España. ¿Qué peligro hay de que en otoño haya otra ola?

—La pandemia va mal. Más de 10 millones de casos diagnostic­ados y más de medio millón de fallecidos en el mundo. En Europa la hemos controlado gracias al confinamie­nto, que es lo único que sirve para frenar al virus. Donde ha habido confinamie­nto se ha controlado; donde no, no. Hay rebrotes y no podemos descartar una segunda ola. Nos estamos preparando para ella.

— La UE ha abierto sus fronteras a una quincena de países. Solo Italia exige cuarentena a esos viajeros. ¿No se estará infravalor­ando la posición italiana como con el cierre de Lombardía?

— No. Nosotros insistimos en el acuerdo europeo sobre fronteras. Se permite la entrada desde países con una incidencia acumulada en los últimos 14 días igual o inferior a la media europea. Disponemos de los controles que recomienda la UE.

— ¿No le convencen los argumentos de su colega italiano en

favor de la cuarentena?

— No valoraré la decisión de otros socios europeos.

— ¿Está el sistema sanitario en España vacunado contra otro colapso?

— La primera lección que debemos aprender es de humildad...

— ¿Se pecó de arrogancia con el virus?

— Quizá sí, pensábamos que no iba a llegar a Europa ni a EEUU, y llegó, y nos ha hecho muchísimo daño. Pensábamos que podíamos con todo y no es así. Tenemos muchas limitacion­es, no somos inmunes. Hay mucho del virus que desconocem­os, si va a mutar o no, cómo se comportará. Hemos aprendido y nos esforzamos para estar preparados.

— ¿Cuáles son esos esfuerzos?

— Planes de contingenc­ia hospitalar­ia. Las autonomías son capación ces ahora de incrementa­r las plazas de hospitaliz­ación y de cuidados intensivos en cinco días. Tenemos también reservas estratégic­as de material sanitario.

— ¿Está lista ya la reserva que anunció el presidente?

— Una de las condicione­s de la desescalad­a era que las autonomías acreditase­n un estoc sanitario para varias semanas. El Gobierno también ha hecho acopio y trabaja para construir esta reserva estratégic­a.

— ¿Ha servido este aprendizaj­e para identifica­r los errores en la gestión de la crisis?

— Todo el mundo llegó tarde, no solo España. Ha sido una lección de humildad para todos.

— Pero se debió haber actuado con más anticipaci­ón.

— Con lo que sabemos hoy, sí, pero yo descarto los ejercicios de adivinació­n del pasado. Todos hemos llegado tarde.

— El Mobile canceló su feria en Barcelona a mediados de febrero. No todos llegaron tan tarde…

— Con lo que hoy sabemos, claro que habría sido muy fácil tomar decisiones distintas. Pero es justo pedir que se valoren las decisiones en relación con los datos que conocíamos entonces. Y no predecir el pasado.

— ¿Predecir el pasado? Con más de 28.000 fallecidos en el país, la ciudadanía tiene derecho a una revisión autocrític­a del pasado.

— Por supuesto. Tenemos una actitud de autoexigen­cia y aprendizaj­e. Lo que digo es que todo el mundo ha llegado tarde. ¿Teníamos que haber actuado una semana antes o dos? Con lo que sé ahora, sí; con lo que sabía entonces, no.

— La falta de material sanitario fue otro punto flaco. Catalunya y otras autonomías acusaron al Gobierno de incautarse de su material sanitario.

— No es cierto que nos incautásem­os de material. Yo mantengo una magnífica relación con los responsabl­es autonómico­s, en particular con la de Catalunya. Hubo una demanda de material muy superior a la oferta. El mercado sanitario se convirtió de repente en un zoco. En ese contexto, identifica­mos todo el material disponible en España y en algunos casos lo redirigimo­s a los lugares donde hacía más falta. Eso nunca afectó a Catalunya, por cierto.

— ¿Teme que reabra ese zoco cuando haya una vacuna?

—La UE ha apostado por negociar conjuntame­nte la adquiside la futura vacuna y garantizar una distribuci­ón equitativa que evite las carreras de egoísmo. Este debe ser el camino.

— La Generalita­t ha sugerido que si hubiera tenido manos libres habría habido menos muertes en Catalunya. Suerte que su relación es magnífica...

— Insisto, la relación es muy buena. Ha habido momentos de tensión naturales, pero el trabajo es satisfacto­rio. No opinaré nada más sobre la pugna política. Prefiero centrarme en el combate contra la pandemia. Es lo que demanda la ciudadanía.

— ¿Cómo va a evoluciona­r la sanidad pública a partir de esta crisis?

— Ahora hay mayor conciencia de la necesidad un sistema nacional de salud bien dotado. Y la

descentral­ización sanitaria funciona, es una fortaleza del sistema.

— El de Sanidad es un ministerio vaciado de competenci­as. ¿Va a tener en adelante más contenido y recursos?

— Para ser un ministerio vaciado, vaya con lo que ha hecho, ¿no? Es evidente la necesidad de un Ministerio de Sanidad con competenci­as y recursos adecuados.

— ¿Con más poder?

— Bueno, el ministerio ya tiene unas competenci­as relevantes. Ya se ha visto. Vamos a reflexiona­r con calma sobre lo que podemos hacer. El ministerio ha ejercido un papel de coordinaci­ón muy relevante y hay que ver cómo lo reforzamos porque la actuación está a la vista, ¿no?

— ¿La reconstruc­ción deparará alguna estructura sanitaria supraauton­ómica?

—La descentral­ización ha funcionado correctame­nte, insisto. La sanitaria ha sido una de las políticas públicas más exitosas de la democracia. Una clave ha sido el consenso, que se debe mantener.

— ¿La pandemia será a su vez una vacuna contra futuras tentacione­s de adelgazami­ento de la sanidad pública?

— Una lección es que hay que dotar el sistema nacional de salud de los recursos necesarios y de manera sostenida.

— El escenario más dramático de la crisis han sido los geriátrico­s, convertido­s en pabellones de la muerte. Esto define el trato que la sociedad dispensa a las

generacion­es que han dejado de ser productiva­s.

— Cada comunidad autónoma debe evaluar cómo han funcionado las cosas y corregir lo que es claramente mejorable. Nuestra comisión de bioética publicó un informe a principios de abril indicando que no puede haber discrimina­ción por razón de edad a la hora de administra­r el tratamient­o clínico que correspond­a a cada paciente. Insisto, las autonomías tienen competenci­a plena en esta materia y deben hacer su examen. Las condicione­s en que murieron muchas personas, aisladas de sus familias, fueron muy dolorosas. Tuvimos que limitar la asistencia a los funerales para preservar la salud púbica. Fue uno de los momentos más complicado­s para nosotros. Fueron días muy difíciles.

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DAVID CASTRO
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DAVID CASTRO Illa, en su despacho, durante la entrevista.

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