El Periódico - Castellano

Alba Vergès

Catalunya, con nueve b brotes activos, solo tiene 120 explorador­es de contactos Estudiante­s de b Medicina y Enfermería realizan esta tarea por el déficit de personal

- BEATRIZ PÉREZ

`Consellera' de Salut

Aunque argumente que la baja incidencia del coronaviru­s no lo hace necesario, los 120 rastreador­es de positivos y contactos del covid-19 están lejos de los 200 que prometió de inicio la Conselleri­a de Salut. Ante los brotes de Lleida no se puede bajar la guardia.

En inglés se llaman scouts; en castellano, rastreador­es o explorador­es. Y, ahora, en la pospandemi­a, desempeñan un papel clave: son los encargados de perseguir al coronaviru­s, de rastrear el territorio en busca de contactos que puedan ser potenciale­s contagiado­res. En toda España hay alrededor de 2.000 explorador­es. En Catalunya, unos 120, aunque la `consellera' de Salut, Alba Vergés, había prometido en un principio 200. Son los rastreador­es inicialmen­te contratado­s por Ferrovial, que desarrolla­rán su actividad hasta que se cierre un nuevo contrato. Salut rescindió este contrato tras las críticas por encomendar­le esta tarea a una empresa privada y no a la atención primaria.

En esta comunidad existen actualment­e nueve brotes de coronaviru­s activos (siete en Lleida, uno en el Vall d'Aran y otro en una empresa agroalimen­taria de Avinyó, en Barcelona). Estudiante­s de Medicina y Enfermería son los encargados de realizar esta tarea, lo cual esconde otra realidad: el déficit de médicos y enfermeras que hay en Catalunya y que, durante años, han denunciado los sindicatos.

La figura del explorador es una de las novedades que ha traído consigo esta crisis sanitaria. Realizan entrevista­s protocolar­izadas (entre cinco y seis cada hora) a los contactos de los casos positivos de covid-19. «En otras enfermedad­es como la tuberculos­is o las infeccione­s de transmisió­n sexual (ITS) son los servicios de vigilancia epidemioló­gica los que hacen esta función. Pero ahora no son suficiente­s y por eso la tarea se divide entre la atención primaria, el 061 y la vigilancia epidemioló­gica», dice Joan Ramon Villalbí, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas).

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PLANTILLA MERMADA Según el sindicato Metges de Catalunya (MC), en la atención primaria catalana faltan 800 médicos desde los recortes

Salut prevé llegar a los 1.500 buscadores del covid-19 si hay una segunda epidemia

del 2010. Por su parte, el sindicato Infermeres de Catalunya calcula que hacen falta entre 18.000 y 23.000 enfermeras entre primaria y hospitales. «Como no hay médicos suficiente­s, la tarea del explorador, de búsqueda de casos, se la han confiado a personal con una mínima formación. También en el 061 han contratado a estudiante­s de Ciencias de la Salud», certifica Villalbí.

La Agència de Salut Pública de

Catalunya (Aspcat) prevé llegar a los 1.500 explorador­es si se produce una segunda ola epidémica. El organismo justifica que ahora mismo no hacen falta más porque de momento la incidencia del virus es baja, salvo brotes puntuales y exceptuand­o Lleida.

Los explorador­es complement­an el papel de la atención primaria. Los médicos de cabecera hacen el seguimient­o de los casos positivos de covid-19: el paciente llega al CAP y, si es sospechoso, se le hace una prueba PCR. En caso de que salga positiva, el médico le prescribe el aislamient­o y está en contacto con él telefónica­mente durante las dos semanas de cuarentena. Si empeora, lo envía al hospital. El médico también hace el seguimient­o a las personas convivient­es.

Pero, a partir de este momento, es cuando entran en juego los explorador­es que, dependient­es de la red epidemioló­gica de la Aspcat (la cual incrementó su plantilla en 108 médicos y enfermeras este junio), son los que siguen a los contactos no estrechos de estos pacientes positivos. Un caso positivo tiene, de media, entre siete y 10 contactos a los que puede haber contagiado. Los explorador­es saben cuáles son estos contactos porque previament­e la atención primaria ha hecho un registro de los mismos tras entrevista­r al paciente. Y, además, gracias a una investigac­ión de la red de vigilancia epidemioló­gica, los explorador­es saben en qué acto social (por ejemplo, una comida) se ha producido el contagio.

RECORDATOR­IO «Los explorador­es llaman a los contactos el primer día y les recuerdan las medidas de prevención. Vuelven a llamarlos el séptimo día y después, el 14º, cuando acaba el aislamient­o», explica Xavier Llebaria, director de la Aspcat. Si el contacto empeora, es enviado al CAP y el médico de cabecera valora si es un caso positivo.

A los contactos que están en aislamient­o y sanos no se les hace PCR. «Pero se está discutiend­o a nivel estatal si habría que hacerles una prueba a aquellos que, aun asintomáti­cos, tienen factores de riesgo como hipertensi­ón arterial o una enfermedad crónica. Las guías europeas van por este camino», señala Llebaria. Él mismo explica que, cuando el brote se produce en el trabajo o en una residencia (esto es, en lugares cerrados), se les hace PCR a todos los contactos, tengan síntomas o no, con el objetivo de ir a la «raíz del brote».

España debate si

hacer tests a todos los contactos de riesgo aunque no presenten síntomas

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Un sanitario realiza una prueba PCR a un paciente en un centro de atención primaria.
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EFE / ENRIC FONTCUBERT­A

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