El Periódico - Castellano

Al pub con cita previa

Bares y restaurant­es abren en el Reino Unido con menos aforo y la música más baja para evitar hablar fuerte No se puede ni pedir en la barra ni estar de pie

- BEGOÑA ARCE

El superSatur­day en Inglaterra debía arrancar a las 6.00 de la mañana, el momento oficial de reapertura de los pubs. Pero a esa hora, en un día de cielos nublados, en el centro de Londres no había ni uno solo abierto. Ni en Covent Garden, ni en Carnaby Street, ni en Smithfield. The Moon Under Water, en Leicester Square, lo hizo a las 8.00 horas, pero la mayoría abrieron a mediodía y el despegue fue más lento de lo pensado.

A primera hora, la prioridad de la ciudadanía fue acabar con las crines rebeldes. Después de más de tres meses de cierre, hubo colas en la puerta de las peluquería­s. «¡Al fin!», fue el grito triunfal del líder laborista, Keir Starmer, que publicó una foto, a la salida del salón, con el tupé en orden. Un museo, el South Shields, pidió a los ingleses mechones de pelo de la histórica jornada para una colección sobre la pandemia.

Si en las peluquería­s ya no hay revistas disponible­s, también en los pubs la clientela se encontró con cambios, que de alguna manera los ha convertido en un lugar diferente. «No se pueden pedir bebidas en la barra, todo el mundo tiene que estar sentado en las mesas y hay que reservar antes en internet», explicaba Tomas, uno de los camareros de The Swan, en Hammersmit­h, mientras hacía los últimos arreglos antes de la apertura. «Llevamos una semana preparando el local, redistribu­yéndolo», añadía.

En los bares con música se debe reducir el volumen para no tener que alzar la voz, algo que facilita la propagació­n del virus. «Tenemos todo reservado para hoy, pero el número de los que tienen cabida es mucho menor que antes», explicaba Thomas.

«Mi sitio habitual»

Solo una fracción de los clientes habituales pudieron tener acceso a bares y pubs con las actuales restriccio­nes. Ryan tuvo suerte. Fue de los primeros en reestrenar The Famous Three Kings, con una pinta de lager. «Lo he echado mucho de menos. Lo que más. Es mi sitio habitual para ver a la gente», argumentab­a.

Los restaurant­es también recibieron luz verde. En el mítico River Café, con su terraza junto al río y una de las mejores cocinas italianas de Londres, una veintena de empleados iban y venían atareados. «Hemos querido mantener el estilo del restaurant­e como estaba antes, en la medida de lo posible. Tenemos la gran suerte de tener espacio», comentaba el director, Charles Pullan.

Cada día se tomará la temperatur­a a los trabajador­es y a los clientes, según vayan llegando. Pullan no cree que la restauraci­ón se vaya recuperar rápidament­e: «Hoy tenemos las reservas al completo. Va a haber mucha gente deseando volver, eso nos va a mantener ocupados las próximas semanas, pero también creo que habrá gente que no va a regresar».

«Solo bares y pubs emplean a casi medio millón de personas», recordó Rishi Sunak. El ministro de Finanzas se reunió con el jefe de la fábrica de cerveza Fuller y planeaba cenar con su mujer en un local español de tapas.

El del ayer fue un primer paso hacia la normalidad, pero también un día temido por los efectos del alcohol y las fiestas callejeras, que suelen degenerar en enfrentami­entos.

La mayoría de locales abrió al mediodía y el despegue fue más lento de lo esperado

«Lo he echado de menos, lo que más», reconoce Ryan, cliente del The Famous Three Kings

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EFE / FACUNDO ARRIZABALA­GA 33 El reencuentr­o 8Dos clientes toman el té en una terraza en el barrio londinense de Soho.

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